viernes, 4 de junio de 2010

Pechos Fuera


Son contundente arma femenina desde que el mundo comenzó.
¡Pechos fuera!, así anunciaba Afrodita-A la naturaleza de su súperpoder.


Se dice que, por amor a dos tetas, se han provocado divorcios millonarios, crímenes de pasión e, incluso, cambios en el transcurrir de la Historia.
Y también éxitos de taquilla y de audiencia.
Al fin y al cabo, "Los Vigilantes de la Playa" no serían nada sin las carreras a cámara lenta de Pamela Anderson y Yasmine Bleeth en bañador, botando los melones al ritmo de la música y al compás del delirio ajeno.


El psicoanálisis indica que la obsesión por los pechos de las mujeres nace del primer trauma del ser humano: el destete de la madre.
Volver al calor de la pechuga es obsesión del inconsciente transmutado en deseo sexual.


Pero quizá la verdad no sea tan inquietante.
Las tetas tienen el sex-appeal de lo voluminoso, la promesa del "cuanto más, mejor". Y, para coronar el morbo, el tabú ha querido taparlas con el vestido.
Que sean carnosas y secretas; tal vez, ahí resida el motivo del furor eterno por ellas.


Se podría decir que una mujer con buenas tetas es lo mismo que un hombre con una polla grande.
Si sabe potenciar la enormidad, ha nacido una estrella.
Preguntada al respecto, una pechugona cercana me ha indicado que es aún mejor, porque el volumen de las tetas está a la vista y la atracción que despiertan es inmediata.


Las mujeres tetudas han estado en boga siempre.
Se suelen asociar con las latino-mediterranéas, las maggioratas, las fecundas corajudas, tan queridas por señores como Federico Fellini.


En los años sesenta, se intentó acuñar la contramoda, indicando que tanto muestrario de carne era sinónimo de poca elegancia. Sofisticadas sólo podían ser Audrey y Twiggy, que eran esqueléticas, asexuadas y sin tetas.
Sin duda, quien salió con esta idea, debía ser un poco homosexual.
Porque los demás siguieron suspirando por hundirse y quedarse rojos en las delanteras de Marilyn y Raquel.


Las hembras de pecho mayúsculo volvieron a explotar en los ochenta.
Más era más, y ahí estaba Victoria Principal en "Dallas", también llamada Victoria "Tetapal", "la de la delantera Principal".


Y qué decir de aquellos exquisitos pechos que lucía Emma Samms, la Fallon #2 de "Dinastía".


Las chicas de poco pecho siempre se sintieron acomplejadas y recurrieron a toda clase de trucos para enmascarar la carencia.
En cualquier caso, no hay nada peor que el advenimiento de una mastectomía, concebida por la mujer como una castración en toda regla.


Nacía la silicona para corregir pubertades poco favorecedoras, desafiar la ley de la gravedad, restaurar atributos y retrasar los efectos del tiempo.
Afirman los expertos en el asunto pechuguil que no es lo mismo el tacto de una teta operada que la prestancia de una bubi natural, pero, en realidad, nunca ha importado.


Los ojos son niños golosos que van de escote en escote. Y ya se sabe que las imágenes, reales o no, tiran más que dos carretas.

4 comentarios:

CaféOlé dijo...

Tienes razón en muchas cosas pero confieso que siempre me ha llamado mucho la atención la locura que despierta en el sexo masculino el tema del pecho femenino. Algunos pierden los papeles a base de bien, ji, ji.
Parece mentira pero el dicho "tiran más dos tetas que dos carretas" es una verdad como un templo.
Besitos.

Athena dijo...

Sí, a los hombres les gustan más las tetas que otras partes de la anatomía femenina. Son su debilidad. Eso de que se asome un pezón indiscreto de repente... uf, los vuelve locos :)

Josito Montez dijo...

Querida Lo, ¿en serio te tengo que explicar qué le ven al canalillo?

Pati Difusa dijo...

¡¡¡CÓMO

PUDISTE

OLVIDAR

LAS

TETAS

DE

SOPHIA

LOREN!!!