martes, 15 de noviembre de 2011

El Encanto de "Hung"


Brillante tragicomedia de la HBO, "Hung" se suele esconder a sí misma como quien ocultara un valioso tesoro.


Fue bien recibida en el momento de su estreno, pero su humilde tono y la brevedad de sus temporadas la han hecho pasar bastante desapercibida entre la cuantiosa oferta de la televisión norteamericana.


Se suele invocarla como una serie pequeña, que sigue la estela de títulos como "Weeds", ofreciendo una mirada compasiva y cómica sobre un personaje respetable en plena pérdida de papeles.


Si en el caso de "Weeds", una ama de casa terminaba convirtiéndose en capo de la marihuana, el héroe de "Hung" recurrirá al más viejo oficio del mundo.


Así, la serie indaga en el apenas contado universo de los gigolós, esos hombres diseñados y pagados para satisfacer a señoras y señoritas.
Pero "Hung" es, ante todo, un retrato de la crisis económica y existencial que vivimos.


En los títulos de crédito, "Hung" se cuenta a la perfección.
Soleada, divertida, sexy, con un protagonista que se va desnudando completamente, mientras camina por Detroit.
No hay nada que perder cuando se ha perdido todo; sólo queda quitarse la ropa.


Ray Drecker fue una estrella deportiva en sus años mozos.
Al alcanzar la mediana edad, es un mediocre profesor de instituto, divorciado y con dos hijos adolescentes.


Su salario se hace ridículo y una sucesión de infortunios terminan por llevarlo a la absoluta ruina.


Aparece una vieja amiga en escena, Tanya, la artista polivalente, la hippie New Age, la clásica perdedora.
Tanya encuentra en Ray una manera de sacar adelante la más inesperada de las empresas.


Ray tiene una gran polla y sabe follar muy bien. ¿Qué mejor que entregar todo ese placer a las mujeres de Detroit?
Tanya se eleva como la proxeneta de Ray y empieza a buscar la manera de que tan oscuro negocio se disfrace de ideal y elegante para las damas.


"Hung" rastrea las citas de Ray, contadas con mucho humor, poniéndolo en situaciones incómodas e hilarantes.
Irrumpen las manías, temores y frustraciones sociales en torno a la sexualidad.


Ray es la mirada de la historia, un hombre normal, franco y honesto, que lo seguirá siendo a pesar de su nueva profesión complementaria.


Como buen retrato de insatisfacción a todos los niveles, "Hung" se compone de una galería de personajes desesperados.
Entre ellos, destaca la ex mujer de Ray, Jessica, cuyo continuo filtreo con el desastre ilustra nuevamente las grietas del sueño americano.


"Hung" es tan profunda como frívola; amarga y deliciosa al mismo tiempo.
No cuenta nada que ya no sepamos, pero lo hace notablemente. Y su entidad de miniatura y su falta de pretensiones juegan decisivas en el encanto.


Thomas Jane nunca ha estado mejor en la vida, tanto física como interpretativamente.
El casting se hacía especialmente singular cuando el actor declaraba hace unas semanas que fue chapero en su conflictiva juventud.


Por su parte, Jane Adams compone una patética señorita con su habitual talento y un brillo de rara emoción.


En la segunda temporada, se asentaba el huracán pelirrojo de Rebecca Creskoff, una actriz fantástica.


Interpreta a Lenore, superbitch y gran rival de Tanya, con el perro carlino en una mano y las uñas afiladas en la otra.


Si "Hung" era buena, he decidido rendirme sin condiciones a su tercera temporada, actualmente en emisión.


La serie ha apretado el acelerador más que nunca.
Bien sabe que el ritmo está en el sexo, las citas y el estrambote, aunque sin perder ni el equilibrio ni la hondura.


Con acierto, ha apartado a personajes cansinos, como los horribles hijos adolescentes de Ray.
La tensión con Lenore continúa presente e hilarante, mientras ha surgido un competidor para Ray: el joven y atlético Jason.


La posibilidad de que Ray acepte a hombres como clientes es la incógnita de este tercer año, que tiene el ojo puesto, más que nunca, en el potencial público gay de la HBO.


Más allá del morbo de su premisa, "Hung" habla de cómo la ruina conduce a la imaginación para garantizar la simple supervivencia.


Como las buenas comedias, hace reír y hace sangrar.
Nos cuenta lo que unos están dispuestos a hacer para seguir adelante y lo que otros pagarían por materializar sus deseos más latentes.


Las chicas que llaman a Ray Drecker lo quieren por su apostura y su privilegiado pene.
Pero, como en toda relación humana, siempre está la necesidad de la intimidad y la conexión, hasta con el mayor desconocido, incluso con dinero de por medio.


Esa luz que sale de lo más sórdido, esa sonrisa ante la tristeza de los tiempos, es lo que proyecta con decisión la no tan pequeña "Hung".

No hay comentarios: