lunes, 28 de noviembre de 2011

American Diva


Regresa y exige su corona, más diva que nunca.
Bajo presuntas cirugías y evidentes años, Jessica Lange sigue siendo la misma encantadora de cinéfilos, la bella talentosa, la actriz que resulta cálida en un segundo y fría al siguiente.


En pleno dramón, su media sonrisa se transforma en mueca de desesperación, su voz susurra como un fino cuchillo y las cejas se arquean en un instante.
Para petrificar en el asiento, Jessica es única.


Cuando se cree conocerla, mira con suficiencia y la fuerza de su mirada llega a provocar miedo. En realidad, no se la conoce en absoluto.
Porque lo oportuno siempre ha sido desconfiar de esa mujer llamada Jessica Lange.


Durante años, hemos implorado por más Lange. Pero bien se la conoce por esporádica, exquisita, un tanto snob.
Es adicta al papelón, donde lucirse, chillar, llorar y soltar carcajadas de malvada.
La iluminación debe estar a la altura de su rubio cabello; el empeño elegido, justo al nivel de su talento.


Como se dice atinada, casi nunca se ha equivocado. Así, existen muchísimas interpretaciones de la Lange para recordar y revisar.


Hace treinta años, apareció en "El Cartero Siempre Llama Dos Veces". Fue donde comenzó la misma Jessica que se haría con corazones y líbidos al mismo tiempo.


Indispensable para entender el buen cine de los ochenta, Jessica se entregaba a mujeres al límite, contradictorias, terriblemente sexys.


En "Frances" ofrecería su mejor interpretación, dentro del escalofriante biopic de la loca y triste Frances Farmer, espejo de las sombras y habitaciones traseras de Hollywood.


En el set de "Frances", encontró a Sam Shepard y quiso enamorarse otra vez.


Jessica no era nueva en el amor.
Diez años de matrimonio junto al fotográfo Paco Grande y una hija para Baryshnikov habían sido los más conocidos titulares de su vida íntima.


En aquel 1982, Sam Shepard se hacía el hogar que anhelaba.
Pareja guapa como ninguna, Sam y Jessica atesoran veintinueve años juntos, dos hijos en común y mucho que contar.


En cierta ocasión, Jessica Lange se dijo tan feliz que terminaría por desaparecer.
A lo largo de la década de los noventa, sus hijos y el teatro iban antes que sus películas, cada vez más puntuales.
Quedaron fuerzas para recoger su segundo Oscar, mirar a Hollywood con agradecimiento y seguir rechazando casi todo lo que le ofrecían.


A tientas, Jessica Lange ha vuelto en múltiples ocasiones, cuando se requería madurita guapa, ex mujer del protagonista o señora de histerias.


No hay nada que perder cuando se ha ganado todo, y dos aplaudidas apariciones televisivas la devuelven a la actualidad.
Nos topamos con una Jessica aún más Lange.


Su rostro se ha hecho tan viperino que puede entendérsela como una fascinante bruja, ideal para pesadillas, inevitable en mitomanías.


En 2009, la Tv-movie "Grey Gardens" le brindaba el papel de Big Edith Bouvier, la devoradora dragona de la infame mansión de los Hamptons.
Por el retrato de una mujer caprichosa, tozuda y destruida a sí misma, la Lange recibía su primer Emmy.


Ya hay quien pide un segundo Emmy por su intervención en "American Horror Story".
Es esta la primerísima vez que Jessica acepta un papel fijo en una serie de televisión.


Incorpora a otra dragona, aún más desquiciada, de nombre Constance, que funciona como un grandguignolesco retrato de vileza.
Constance es esa vecina que nadie quiere tener y esa mujer cuyas aptitudes para la maternidad pueden diagnosticarse como "incompetencia absoluta persistente".


Jessica se ha introducido con manifiesta elegancia en el universo trash de la serie de Ryan Murphy.
Si "American Horror Story" ha empezado pronto a patinar entre sus excesivas pretensiones, la Lange se mantiene ilesa.


Por encima del bien y del mal, Jessica se permite hasta atraer a una nueva generación de fans.


Hay que desconfiar de Jessica Lange, debería rezar algún mandamiento cinéfilo.
Cuando menos la espero, vuelve. Entonces, no me queda otro remedio que rendirme a ella y aspirar a encontrar esos elogios que sabe esperar y gusta merecer.

1 comentario:

Ernesto dijo...

No sabes cuánto la he echado de menos en el último episodio...