miércoles, 3 de noviembre de 2010

Regreso al Laberinto


Sucede invariablemente.
Recordar "Dentro del Laberinto" produce un inmediato suspiro de nostalgia en muchos de nosotros; un fenómeno similar al que inspiran títulos como "Los Goonies" o "The Breakfast Club".


"Dentro del Laberinto" (Labyrinth), fantasía de Jim Henson, terminó por convertirse en un clásico de culto, sobreponiéndose así al fracaso comercial que significó en su día.
Gracias al VHS y los pases televisivos, la película se rentabilizaría y se haría memoria colectiva para todos los que la vimos de niños.


"Dentro del Laberinto" es un homenaje a la tradición de la literatura infantil en general, y a dos clásicos en particular: "Alicia en el País de las Maravillas" y "El Mago de Oz".
Calca muchos de sus recursos e imaginería, mientras moderniza el ambiente y acaba por contar un cuento dentro de un cuento.


La protagonista es una niña llamada Sarah, cuyo mundo mental, nutrido de muñecos, historias y mitologías, se hará realidad antes de la medianoche.


Con demasiada despreocupación, Sarah invoca a Jareth, el Rey de los Goblins, para que se lleve a Toby, su hermanito llorón.


Su pueril deseo se materializa fatalmente, y Jareth secuestra a Toby.
Si quiere recuperarlo, Sarah debe cruzar el laberinto hasta alcanzar el castillo de los Goblins.


La aventura de Sarah recibe el tratamiento propio de Jim Henson.
Éste otorga el necesario toque grotesco y perverso, con la intervención de sus monstruitos y duendes, que no escatiman en fealdad y repugnancia.


Como sucedía en "Alicia", las criaturas se ríen de la protagonista, le ponen la zancadilla y la introducen continuamente en la lógica del absurdo.


La siempre intuitiva Jennifer Connelly ofrece una actuación inolvidable como la valerosa Sarah, proveyendo segura identificación con el espectador de cualquier edad.


Pero, por supuesto, esta es la película donde David Bowie aparece como brujo neorromántico, con bola de cristal y peinado de rockera.


Junto a Trevor Jones, Bowie compuso las canciones y las interpreta, con toda digresión videoclipera ochentera.


Cuando Sarah muerde un melocotón envenenado, llega el momento más espectacular de la película.
A todos los efectos, es un lujoso vídeo musical, e incluso sería exhibido posteriormente como tal.


En pleno sopor, Sarah se encuentra en una fiesta de disfraces, tan deslumbrante como terrorífica. Sarah sortea las máscaras, mientras avanza hacia el esquivo Jareth.
Finalmente aparece ante ella, y bailan juntos, al ritmo de "As the World Falls Down", hasta que el reloj marca la hora de la marcha de Sarah.


Esa secuencia no sólo es una revisión New Age de "La Cenicienta", sino expresa el subtexto más audaz de la película.
Sarah y Jareth viven un amor platónico. Y Toby - símbolo de la inocencia - es el precio que ella tendría que pagar para poder estar juntos.


Hemos hablado muchas veces de cómo el cine se centró en el público infantil y juvenil durante los años ochenta, y esa operación produjo idiotez a raudales.
Pero, en cambio, fue valiosa para películas como esta, donde la auténtica mirada de los niños es captada con inteligencia.


Como un buen cuento, "Dentro del Laberinto" defiende la amistad, la valentía y la imaginación como valores que se atesoran para toda la vida.


Y, cuando alguien pretenda seducirnos con falsas promesas o hacernos olvidar quién somos, ahí está esa frase decisiva, la misma que deshace hechizos y afirma dignidades.
"No tienes poder sobre mí".

3 comentarios:

Ramón dijo...

Por alguna extraña razón, todos estos tipo de historias me agobiaban mucho de pequeño, y algo se queda ahora.

Sobre todo Alicia :S

Deprofundis dijo...

Esta película es una de mis favoritas y siempre me recuerda a las Navidades porque en la local la daban casi todos los años.
Ni que decir tiene que el paquetón del gran Jareth me impresionó en la tierna infancia

Anónimo dijo...

Me encanto. No pude verla de peque, la vi hace poco, pero te devuelve a la infancia realmente. Igual que Alicia, Oz, etc..

Destacable la actuacion de Bowie!