lunes, 15 de noviembre de 2010

El Traje Nuevo de Hollywood


Con el 3-D, soy como el niño que irrumpe al final de ese gran cuento de Andersen llamado "El Traje Nuevo del Emperador".
En lugar de decir que el emperador va en paños menores, lo mío sería algo parecido a: "¿Es que nadie se da cuenta? ¡El 3-D es una mierda!".


No sé exactamente a qué se refiere esa apreciación de que "Avatar" es una revolución cinematográfica.
Si es por su carácter de película tridimensional, "Avatar" no cambia nada; sólo reaviva el interés por un viejo truco cinematográfico, que data de los años cincuenta.


Una de las primeras películas en 3-D fue "Los Crímenes del Museo de Cera".
Ya se requerían gafas, y el film comenzaba con un inolvidable prólogo, donde un hombre jugaba a pádel, tirando la pelota hacia la dirección del espectador.


Lo irónico de "Los Crímenes de Museo de Cera" es que fue dirigida por André de Toth, que era ciego de un ojo y, por tanto, no podía ver la experiencia 3-D.
La historia de esta inefable contratación es un clásico de los chistes hollywoodienses.


Por entonces, el recurso de las tres dimensiones ya formaba parte de una estrategia de atracción hacia las salas.
Si en los cincuenta, la televisión era el enemigo temido, actualmente los rivales del cine son múltiples y casi insalvables.


Bajo ese clima, James Cameron ha desarrollado su idea.
Su "Avatar" sólo puede ser vista y comprendida en su totalidad en la pantalla precisa y con las gafas adecuadas.


Pero, como la mayoría de los trucos, la técnica encarece la película, tanto a niveles de producción como para el simple bolsillo del espectador.
Ver una película en 3-D puede suponer el doble del precio normal de una entrada.


Es por ello que todas las papeletas indican que la tridimensionalidad cinematográfica pasará nuevamente de moda.
Una vez se acabe la curiosidad por el invento, el público no querrá seguir pagando más.


Pero, incluso si la técnica se abaratase y se hiciese más asequible, recurramos a lo susodicho: El emperador va en paños menores.
¿A quién le interesa ver una película en relieve? ¿No acabáis mareados tras dos horas y cuarenta minutos con esas gafas puestas?
Si para colmo, se necesitan lentes normales para ver la pantalla, la megagafa de colorines tiene que ir encima, asegurando aún más la incomodidad.


Y mejor no hablemos de la sobredosis de ilusiones ópticas, que acaban por distraer al espectador.
Éste acaba más divertido con que la rama de un árbol parezca venirse sobre él, que interesado en lo que está ocurriendo dramáticamente en la secuencia.


El cine de Hollywood ha demostrado que no confía en sí mismo y, en vez de buscar originalidad y renovación, recurre de nuevo al hombre del pádel.
Tal vez el 3-D sea sólo la pedestre manera de despertar interés y rentabilizar superproducciones con guiones que apestan y muy poca distinción en general.


El 3-D puede ser interesante para imágenes concretas, para experimentos puntuales de realidad virtual e incluso para el porno.
Pero el cine siempre ha tenido los mejores recursos para envolver al espectador, verlo desde la pantalla, acercarse a él y tocarlo de verdad.


Esos recursos son la fotografía, el montaje, la banda sonora, el diseño de producción y, sobre todo, la historia bien escrita.


Lo demás, sólo paños menores.

5 comentarios:

Deivipeich dijo...

Si vuelves a escribir algo así... Te amaré hasta que me muera!! XD

Justo dijo...

Yo no he ido aún.. es que no.. vamos, que te doy la razón.

Puestos a elegir, me quedo con el sensurround de los 70, en concreto de la película Terremoto, que por lo menos era kitsch: aunque cuando yo acudí, se estropeó y funcionó sólo a medias.

Juan Luis dijo...

Hay que hacer una diferenciación clara entre peliculas rodadas en 3D y películas con postproducción 3D.

En la primera tenemos Avatar y practicamente todas las de animación (no requieren de equipo adicional para ser rodadas en 3D, basta con que el ordenador renderize una imagen por cada ojo)...y poco más. Y aunque puedo estar de acuerdo con el análisis de Avatar, creo que si hubiera sido algo aislado la critica negativa no habría sido tanta.

El problema viene con las segundas mencionadas: películas rodadas en 2D y convertidas en 3D en postproducción, seguramente en la India o similar, y con mucha rapidez por el estreno en salas.

Con la novedad del 3D, el coste extra que supone convertirla se transforma en ganancia por la diferencia del precio en taquilla. Pero el 'efecto 3D' no tiene nada que ver, como así podremos constatar si comparamos Avatar con Alicia o con Furia de Titanes (ésta ultima con una conversión especialmente mala). El 3D apenas se aprecia en un poco de profundidad en ciertos planos.

Es la avaricia de los productores la que va a hundir el 3D, no productos como Avatar. Si no ven la rentabilidad de una película muy clara: la convertimos en 3D.

Aunque claro, los costes de los proyectores de las salas tienen que ser rentabilizados a base de tener constantemente peliculas en cartelera, y el coste de producción de 3D real (con camaras especiales y con algunas limitaciones técnicas a la hora de rodar como bien ha sufrido James Cameron) es demasiado elevado para asumirlo a la hora de iniciar una película.

En resumen, no se ha de culpar a Avatar por la avalancha 3D actual, pues en sí mismo es un buen divertimento palomitero. Lo que estropea el producto son las conversiones de postproducción.

Josito Montez dijo...

Uy, Deivipeich, no sé si será mejor volver a escribir algo así, que el amor es muy sufrido, jejeje.
Lo y Justo, me alegro de que citeis esos otros inventos tan indescriptibles, como el Odoroma o el Sensurround.
Y Juan Luis me ha gustado la diferenciación establecida. No es lo mismo una película hecha en 3-D, que otra reconvertida, sin ninguna duda.
Pero aún así, sigue sin gustarme el invento, continúa siendo caro, incómodo y distrayente.
Y a mí, personalmente, "Avatar" me pareció un rollo inaguantable.

Besitos a todos.

Monica dijo...

Simplemente, odio el 3-D dichoso, siempre termino con dolor de cabeza y quitándome las gafitas a mitad de la peli y la mayoría de las veces los efectos dejan mucho que desear, convirtiendo la imagen en algo borroso y mareante, incluso en los dibujos animados. Hasta mi sobrina, que es muy lista, lo odia. El otro día ibamos a ir a ver la peli "Gru, mi villano favorito" y como sólo estaba en 3D, nos fuimos... Creo que es una moda que pasará en poquísimos años, le doy de esperanza de vida, como mucho, 5 años más.