domingo, 4 de octubre de 2009

Geraldine


Lleva más de cuarenta años en pantalla y su presencia ha sido demandada por multitud de cinematografías.
La exquisita Geraldine Chaplin no le ha hecho ascos a nada, salvo a convertirse en un juguete exclusivo de Hollywood.
Todavía hoy navega entre cines y países, sin complejos y con la misma inquietud que siempre la ha caracterizado.


Se hizo reconocible cuando apareció en "Doctor Zhivago", donde fue Tonya, la devota esposa de Omar Sharif.


Entonces, parecía tímida y poquita cosa, pero su belleza porcelanesca y su porte regio llamaron la atención de todos.
Pronto, muchos grandes directores pujaban por contar con la hija del genio.


Fruto del matrimonio entre Charles Chaplin y Oona O'Neill, Geraldine ha sido, sin duda, la más famosa de todos los hijos del creador de Charlot.


Como sus hermanos, ha vivido bajo la sombra de semejante maestro del cine, pero hoy asegura que adora hablar de su padre. Confiesa que, como nosotros, ama a Charlot.


La llegada de Geraldine a España se produjo en 1968 con "Pippermint Frappé", la primera película que protagonizó a las órdenes de Carlos Saura.
A continuación, Saura y Geraldine iniciaron una relación sentimental y profesional que duró doce años.


Ella fue su Gerarda; musa, amante, y madre de su hijo.
Y, sobre todo, estrella indiscutible de las crípticas metáforas de la sociedad franquista que confeccionaba Saura en aquellos años.
De resultas, la Chaplin y su inconfundible acento anglosajón se hicieron todo un símbolo de la Transición.


Geraldine también fue muy demandada por Robert Altman durante los setenta.
Dio una de sus grandes interpretaciones en "Nashville", donde era Opal de la BBC, una delirante reportera a quien nadie hace caso y que acaba perdida en medio del festival de música country.


Pero ya decíamos que a Geraldine Chaplin le gusta la variedad.
Desde que terminó con Carlos Saura, su estatus de secundaria de lujo no hizo más que reafirmarse.
No se le resiste una aristócrata hipócrita, una malvada institutriz o cualquier tipo de vieja excéntrica.


La deuda artística con su familia quedaría saldada con su intervención en el biopic "Chaplin" en 1992, donde Geraldine incorporó el personaje de su propia abuela, Hannah.


España la recuperó hace poco y quiso demostrarle que la quería incondicionalmente, gracias a "En la Ciudad Sin Límites" y la almodovariana "Hable con Ella".
En ésta, la Chaplin interpretaba a una profesora de danza; el ballet fue su vocación frustrada antes de ser actriz.


En las entrevistas, Geraldine Chaplin demuestra un sentido del humor formidable, quizá herencia de su padre.


Tan entrañable como él, Geraldine se hace querer. Y su mirada, entre tierna y neurótica, se presta decididamente hipnotizante.


4 comentarios:

chika migraña dijo...

Geraldine siempre me pareció tan tierna quizás porque me parece, como diría García Márquez, emana un aura de soledad impresionante.

Ernesto dijo...

Prueba de su versatilidad está en su buen hacer en dos papeles tan diferentes como los que interpreta en "Hable con ella" o "En la ciudad sin límites". Esa mirada es impagable.

Unknown dijo...

Para mi nunca ha sido exquisita. Con el perdón. De cualquier modo respeto su trayectoria y lo que pueda haber dejado para sus admiradores y seguidores. No abundaré. He visto muchos de sus trabajos. Nada más. Felicidades, como siempre, por el fino acabado y dirección de tus entradas.

Pati Difusa dijo...

adoro su acento cuando habla español.