viernes, 30 de octubre de 2009

Amor y Miedo


Enamorarse de la amenaza, sentirse atraído por el abismo, ir ciego y con el corazón latiendo hacia la destrucción, ¿quién puede resistirse?
El amor y el miedo son las dos emociones definitivas, una relación políticamente incorrecta, pero inevitable.
Los románticos lo sabían bien: no se puede conocer el amor sin morirse un poco, sin acelerar la propia desintegración.
No hay pasión sin dolor, ni placer sin sombras.


La relación entre devoción y horror se considera la esencia del placer masoquista.
Que el momento culmen de muchas películas de miedo sea una tía buena gritando no es casualidad.


La humillación de una mujer erótica, que cae presa en las garras de una bestia sin escrúpulos, es el símbolo de un polvo brutal, donde se conjugan sumisión y éxtasis.


Pero hablamos de amor. Y, evidentemente, los pavorosos más románticos son los vampiros, siempre decididos a hacer estragos en tu dormitorio y en tu corazón.


Los vampiros son morbosos, antiheroicos, ángeles caídos en nuestros brazos, ¿acaso hay seres más irresistibles?
Coppola abrió la veda con su operístico y doliente Conde Drácula, al que Mina se entregaba sin pestañear.


Ella tenía tanto que aprender de las bestias. Y nosotros, también.


¿Qué cuenta "El silencio de los corderos"? El magnetismo que ofrece el Mal y el arrollador carisma del monstruo.
La película es un thriller tremendoso, pero bajo su argumento/excusa, corre su verdadera intención: relatar la relación imposible entre Clarice y Hannibal. Y qué es el amor sino el reto de lo inviable.


Las mamás conocen el amor más que nadie. Y dan mucho miedo. Eso lo dijo Freud, y Hitchcock no hizo más que ratificarlo.


Las madres, siempre devoradoras insaciables, son los seres más proclives del mundo a volverse locos y agarrar el cuchillo.
Desde "Carrie" hasta "Alien", es mejor no cruzarse en el camino de la maternidad; hay amor y miedo para que el mundo deje de girar inmediatamente.


Los secuestros y otros arrestos domiciliarios son también escenarios de relaciones amorosas aquejadas de lo malsano.


Así, en el mundo de "El Coleccionista", la mariposa atrapada empezará a sentir algo especial por su captor, pero la posibilidad de la huida siempre estará como un (paradójico) muro entre los dos. Sólo quedará el recurso de aplastarla y apuntarla a la colección.


Victoria Abril prefería solucionar la disputa estocolmiana, pidiéndole a Antonio Banderas un sencillo "Átame". Así, no había posibilidad de escapar de ese amor de cuerdas y candados.


Este fin de semana de Halloween, nos entregaremos a las ataduras, disfrutaremos a golpe de temblor y gritaremos hasta que nos salga el corazón por la boca. Sin miedo al miedo.

3 comentarios:

Adriana Menendez dijo...

impecable, como siempre

Anónimo dijo...

A veces uno se sorprende de que pensamientos que le parecen propios, sin gran importancia, de esos que te pasan por la cabeza conduciendo, sean tan bien definidos por alguien a quien no conoces.

Josito Montez dijo...

Mi placer es que sea el vuestro. Mil gracias a los dos.