viernes, 23 de octubre de 2009

'Gay-For-Pay'


En sentido amplio, los gay-for-pay son todos aquellos actores heterosexuales que interpretan un personaje homosexual en pantalla.
Pero, indudablemente, los más interesantes, polémicos y llamativos son los que intervienen en el cine porno, donde la relación homosexual se materializa y es evidente.


Desde sus inicios como industria, el porno gay ha contado entre sus filas con caballeros que decían mantener relaciones con hombres sólo cuando la cámara estaba en marcha.
En otro tiempo, fueron las grandes estrellas de la pornografía homosexual y venían a representar la fantasía recurrente de la conversión del hetero, enraizada en el deseo por lo inalcanzable.


Tuvieron su eclosión en los años noventa, con actores gay-for-pay del estilo de Ryan Idol, Ken Ryker o Mike Branson. En las películas que protagonizaban, se presentaba una más o menos rígida división entre activos y pasivos.
Bajo esa regla, los activos adquirírían una posición dominante y machista. Felarían y besarían más bien poco, y jamás de los jamases se dejarían sodomizar.
Los pasivos serían sus bitches, prestos a complacerlos en todo.


No siempre se siguió esa regla.
A veces, que estos gay-for-pay accedieran finalmente a ser penetrados se convertía en todo un acontecimiento, que podía coincidir con su despedida de la profesión.
Otros fueron versátiles desde el primer momento y ahí está el emblemático caso de Peter North.


A principios de los ochenta, participó en un puñado de películas porno gay con el nombre de Matt Ramsey.
Poco después, transitaba al straight y, como Peter North, se convertía en uno de sus pocos astros masculinos.


Más reciente es el ejemplo del checo Pavel Novotny.
Aseguró que nunca había presenciado un polvo entre hombres hasta que intervino en su primera película porno. En ese título, Pavel sólo se masturbaba. Con el tiempo, hasta se dejó follar.
En su vida personal, siguió manteniendo relaciones con mujeres y, de hecho, ahora está casado con una.


El fenómeno es, cuanto menos, extraño.
Ellos lo han explicado como simple prostitución; obtienen honorarios y laureles mucho más notables que los que conseguirían en el cine porno convencional, donde las mujeres suelen ser el centro de atención y las estrellas potenciales.
Sin embargo, muchos comentaristas indican que todos estos señores son, por lo menos, bisexuales y que sus afirmaciones son sólo producto de la negación de sus deseos por individuos del mismo sexo.


El panorama ha cambiado.
La evolución en el cuidado y la calidad de las producciones ha sido notable y, hoy en día, la mayoría de los actores porno gay son versátiles, auténticos atletas del sexo, que no tienen problemas en confesar su homosexualidad o bisexualidad.


Y resultan muchísimos más atractivos que sus antecesores en el asunto.


En cualquier caso, demuestran lo que ya decíamos a propósito de aquel pionero llamado Jack Wrangler: un hombre que se deja follar por hombres puede ser más hombre que cualquier hombre.


La conversión de un hombre hetero o el despertar de deseos ocultos sigue siendo, no obstante, leit-motiv argumental en muchas de las situaciones morbosas que explota el porno gay.
Y todavía quedan gay-for-pay.


Un caso curioso es Brad Star, que aseguraba al principio de su carrera que era heterosexual.
Mientras se hacía un intérprete cada vez más versátil, en su vida privada, y quizá en su cabeza, lo homosexual se convirtió en una opción. Ahora Brad tiene novio.


En las producciones de Kristen Björn, se alinean algunos gay-for-pay; sin embargo, éstos ya no representan el papel dominante de antaño y, normalmente, deben recibir tanto como dar.


Chris Rockway afirma que no se acuesta con hombres fuera del plató.
Dice que el sexo gay es como un deporte para él y, en todos sus vídeos, ha asumido el viejo papel de macho castigador.
Finalmente, y con toda anticipación, se ha dejado penetrar.
Su supuesto desvirgamiento anal resulta de lo más sobreactuado y da que pensar. O todo es una patraña para darse bombo o este hombre se niega a aceptar lo que es.


Ha sido Blake Riley quien le ha dado la vuelta a todo el asunto.
Blake nunca había tenido relaciones con mujeres hasta que participó en una película bi, por lo que ha sido llamado straight-for-pay.
El muchacho ha dicho que ha disfrutado su primera experiencia heterosexual, declaración que ha levantado cierto revuelo.


Preguntas, preguntas. ¿Hay leyes en el deseo? ¿Estamos actuando bajo papeles asignados culturalmente? ¿Es la homosexualidad un dispositivo que todos tienen y que sólo necesita activarse?


Chi Chi LaRue definió al gay-for-pay Billy Brandt como sexualista.
¿Son estos chicos sexualistas los inadvertidos seres del futuro? ¿O, simplemente, un caso clínico de inaceptación?

3 comentarios:

Ratatouille dijo...

Sólo puedo decir yijaaaaaaaaaaa!

Unknown dijo...

qué rico parece este gay for pay. cuánto sabes. cuánto nos cuentas. cuánto nos haces saber. un saludo

Anónimo dijo...

me encanto tu articulo, muy ilustrativo y serio. gracias.