domingo, 30 de mayo de 2010

Kim


La tía más buena de los ochenta, Kim Basinger nos enseñó el estilo del mejor strip-tease, iluminada a través de las persianas y musicada por Joe Cocker.
Puro folklore del fin de siglo; fue también su consolidación como dama erótica y, por tanto, la generación le dedicaba sus mejores momentos en solitario.


Kim era parodiada y cuestionada a rabiar.
Los críticos se reían de sus interpretaciones, y el público quería verla como chica ligera de cascos y señorita liviana de ropas.


Kim Basinger acabó por reírse de las expectativas y, cuando todo parecía haber terminado para ella, alzó un emocionante Oscar.
Demostraba que hay mujeres que brillan por sí mismas y que son capaces de trascender la masturbación ajena que provocan.


El mito comenzaba en "Nunca Digas Nunca Jamás", entrega bondiana, que recuperaba a un otoñal Sean Connery como el agente secreto 007.
Kim, bajo el nombre de Domino Petachi, se convertía en una de las más queridas chicas Bond de la historia de la saga.


La turbia "Nueve Semanas y Media", respuesta yuppie y videoclipera a "El Último Tango en París", la reafirmaba como mujer de escándalo y lubricidad.


Podía dejarse el sombrero puesto, pero era menester que se lo quitara todo.
Mickey Rourke y Kim Basinger se hacían santo y seña de la década de los ochenta.


Esa buena época culminaba con su película más taquillera, "Batman", donde fue Vicky Vale, aterrorizada por el Joker, seducida por el hombre-murciélago.


La crítica destrozó la actuación de la Basinger en "Batman", pero nadie pudo perjudicar su gran momento.
Las revistas la perseguían por su relación con Prince, y en los Oscars de 1990, irrumpía con un inolvidable traje, diseñado por ella misma.


Está considerado el peor vestido jamás desfilado en la alfombra roja; todo un mérito, sin duda.


Los noventa que comenzaban no fueron beneficiosos para la carrera profesional de Kim.
Se casaba con Alec Baldwin y verlos juntos era como contemplar el escaparate de una pastelería.


Sin embargo, sus películas juntos no despertaron el interés del personal, y sus respectivos cachés fueron menguando al ritmo de los descalabros.


En el caso de Kim, se sumó el desastre de la ambiciosa "Cool World" y, sobre todo, el pleito que le interpusieron los productores de "Boxing Helena" por zafarse del proyecto e incumplir el contrato.
Kim Basinger desaparecía del panorama.


Estuvo a punto de rechazar "L.A. Confidential" porque estaba harta de interpretar putas.
Se lo pensó mejor, y su aparición como intrigante y patética call-girl despertó un aplauso que Kim jamás había oído con anterioridad.


Con el Oscar como mejor actriz de reparto, la Basinger renacía de sus cenizas, con el cariño que despiertan en Hollywood aquellas que ganan por simple y bendita testarudez.


Su matrimonio con Alec duró más de lo previsto, pero acababa en 2002 de mala manera y con luchas encarnizadas por la custodia de su hija Ireland.


Ahora Kim reaparece cuando quiere, en su nueva especialidad de madura enamorada de hombres más jóvenes que ella.


Se enfrenta a la tradicional sequía de buenos papeles para mujeres de su edad en el cine norteamericano, pero es una realidad que ella conoce desde hace mucho tiempo.
Y, quizá, ya no le importe.

2 comentarios:

El Malvado Ming dijo...

Y ha hecho dos comedias memorables: "Cita a ciegas" y "Mi madrastra es una extraterrestre".

CaféOlé dijo...

Kim Basinger fue una de las chicas a las que todas las de mi generación quisimos parecernos cuando éramos adolescentes. En su momento fue lo más, por mucho que algunas de sus interpretaciones fuesen un horror. Estoy con El Malvado Ming: Cita a Ciegas y Mi madrastra es una extraterrestre son memorables y aunque han envejecido regular, siempre merece la pena verlas cuando las ponen en la tele.
Un besito.