miércoles, 12 de mayo de 2010

1990


Así reza el capitalismo. Si no has tenido suerte en la vida y eres puta, no te preocupes.
Siempre puedes esperar que venga Richard Gere, se enamore de ti y te preste la de crédito para arrasar en Rodeo Drive.


Por otro lado, si hubieses nacido soviética, sólo tendrías opción a trabajar en una fábrica y vestir de una manera muy poco favorecedora durante toda tu vida.
Afortunadamente, querida frívola mía, la primera respuesta es la correcta.


En 1990, se acabó la Guerra Fría.


La caída del Muro del año anterior precipitó las cosas, y el bloque del Este, tan temible en otros tiempos, tan supuestamente eficaz, demostró que era un bonito castillo de naipes.
En un abrir y cerrar de ojos, estaba en el suelo.


La política aperturista de Gorbachov le llevó a acuerdos, a ceses y al Nobel de la Paz.
Pero no pudo evitar que Rumanía, Lituania, Letonia y todas las "-inias" del imperio soviético partiesen peras y se declarasen independientes.
En todo caso, la mayoría de ellas demostraron que tenían los músculos más adormilados que el Robert de Niro de "Despertares".


Ay, Macaulay Culkin, que te has quedado solo en casa.
Las aventuras del niño olvidado supusieron el éxito cinematográfico del año, junto a la rotunda Julia Roberts de "Pretty Woman" y el amor postmortem de Demi y Patrick.


Volvían Scorsese y Coppola en sus mejores registros. Mafia, mafia y más mafia.


Los "Goodfellas" de Martin se mostraban más redondos que el tercer Padrino de Francis, pero los Corleone eran los Corleone.


Coppola no consiguió a Winona Ryder para el papel de Mary, e impuso a su hija, Sophia.
El resultado: la nena Coppola recibió dos Razzies de lo más cucos.


Winona tenía otro motivo de adoración.


Johnny Depp dejaba con la boca abierta. Para John Waters, era un Cry-Baby espectacular.
Pero, sobre todo, se entregaba a Tim Burton.
"Eduardo Manostijeras", con su mansión de nieve y soledad, sus labores de extravagante peluquería y su necesidad de conectar con alguien, pese a sus cortantes extremidades.
Oh, todavía emociona.


Quien se emocionó más de la cuenta fue el señor de Iraq. Sadam Hussein echó un pulso al mundo e invadió Kuwait, con ganas de pozo petrolífero.


Y allá fueron los yanquis a hacer lo mejor que saben: la destrucción integral del decorado.
Fue la guerra televisada, la más vista y debatida, y reorientó las enemistades norteamericanas.
Perdidos los comunistas, ¿qué mejor que ir a por Oriente Medio? Oil is gold.


Saddam Hussein sería, de ahora en adelante, el enemigo a combatir, especialmente candente en la agenda de la familia Bush.


Había que ponerse serios. Así, se estrenaban series tan graves como "Ley y Orden".


Pese a las letras de neón, herencia de la década anterior, todo en ella era un drama riguroso y jodido, que ya estaba bien de greed is good.


Tom Cruise se separaba de Mimi Rogers y, antes de que nadie insinuara lo de siempre, ya se había casado con otra.
Era una australiana pelirroja. Sí, la niña de "Los Bicivoladores".


Nicole Kidman desembarcaba en Hollywood de la mano de Tom y "Días de Trueno".


Depeche Mode llegaba a lo más alto con "Enjoy The Silence", su canción más popular, el sonido del año y la influencia evidente de tantos venideros.


Pero en las listas de lo más oído nada se comparaba a la melancólica Sinead O'Connor.


Madonna estaba en "Vogue" y había que aprender a bailar al ritmo de MC Hammer y Vanilla Ice. You can't touch this... Ice, Ice, baby.
Raperos al poder.


Ah, la luna, la luna, siempre con Belinda Carlisle.
El amor debía ser cosa de Roxette, y la gente que se hacía la fina - actitud muy noventera - se compraba los discos de Phil Collins y Lisa Stansfield.


Kevin Costner también ganaba.
"Bailando con Lobos" era la típica película ecologista, buenrollista, concienciada, de época, y larga como un día sin pan.
Un estilo que se pondría aún más de moda de lo que ya estaba.


Pero el grande del año 90 era David Lynch.


Prendía la road movie con su controvertida "Corazón Salvaje".
Y, sobre todo, dejaba la televisión patas arriba con aquel huracán de originalidad llamado "Twin Peaks".


Cerraron la Torre de Pisa, porque el mundo es un tambaleo y lo apropiado es no tentar a la suerte, metiéndose dentro de una torre de por sí inclinada.


Acababan unos, empezaban otros. La bruja de la Thatcher se retiraba, Mandela salía de la cárcel y ya no había que preocuparse por la bomba atómica.
Pero llegaban nuevos aires de maldad. Síndromes químicos, Fujimori en Perú, Milosevic en Serbia.


Da igual.
Llama a Brenda, a Brandon, a Dylan, a Kelly, a Donna y a todos los demás. Y así, echas la tarde, al sol del dinero, sin mayor preocupación.


De verdad. En 1990, empezaron los noventa.

2 comentarios:

Pati Difusa dijo...

¡Vivan los noventa! Pese a Bush, a Saddam, a Gorbachov, a Milosevic y, ay de mí, a Fujimori.

chika migraña dijo...

Si eres soviética la opción cambió y puedes de ser modelo de modas...
ay la ley y el orden... que recuerdos tan lindos de los 90s... cuando me enamoré del cable :D