Yo conocí a Gary Oldman en "Drácula", como casi todo el mundo.
Allí lo encontré por primera vez; aterrador y sexy, viejo y joven, malvado y melancólico, al mismo tiempo, en el mismo escenario, sobre el mismo rostro.
¿Quién podía apartar la mirada?
Allí lo encontré por primera vez; aterrador y sexy, viejo y joven, malvado y melancólico, al mismo tiempo, en el mismo escenario, sobre el mismo rostro.
¿Quién podía apartar la mirada?
Nunca había visto un hombre así en la pantalla, tal fue mi impresión ante ese físico cambiante e inclasificable, tan fascinante, tan cinematográfico.
Gary Oldman estaba modelado con la escultura de la más poética de las pesadillas.
Gary Oldman estaba modelado con la escultura de la más poética de las pesadillas.
Será por mis alborotos de pobre púber de entonces, pero nunca he olvidado lo que sentí por Gary Oldman.
Han pasado veinte años desde que fue Drácula.
Quizá, el mejor Drácula; desde luego, mi favorito.
Han pasado veinte años desde que fue Drácula.
Quizá, el mejor Drácula; desde luego, mi favorito.
Era 1992 y Oldman proyectaba su mirada roja en la portada de las revistas de cine.
En ellas, supe que los críticos opinaban lo mismo que yo sobre el señor Oldman.
En ellas, supe que los críticos opinaban lo mismo que yo sobre el señor Oldman.
Aprendí que había hecho muchas y buenas películas antes de "Drácula" y, además, acaba de divorciarse de Uma Thurman, otra flor fresca y noticiable por aquellos años.
Se contaba que Gary tenía problemas con el alcohol, era alborotador y quería lo justo de Hollywood.
"La fama es una profesión distinta y no tengo energía para ella", llegaría a decir en cierta ocasión.
"La fama es una profesión distinta y no tengo energía para ella", llegaría a decir en cierta ocasión.
Hoy, es actor esencial, actor de actores, "el mejor actor vivo, con toda probabilidad", asegura el crítico más entusiasmado.
Gary Oldman ha pasado de ser hijo putativo de grandes a padre venerable de nuevos, los mismos que han decidido admirarlo y aspirar a sus glorias.
En otro océano de tiempo, Gary era joven actor inglés; un niñato imprevisible y eléctrico, que contaba con "Sid & Nancy" y "Ábrete de Orejas" como sus interpretaciones más aclamadas de los años ochenta.
Terminó la década y llegó Hollywood.
También se intensificaron los problemas, pero siempre quedó la necesidad de superarlos y, sobre todo, el talento.
Ese talento que le ha permitido ser Sid Vicious, Beethoven, Vlad el Empalador y Lee Harvey Oswald.
También se intensificaron los problemas, pero siempre quedó la necesidad de superarlos y, sobre todo, el talento.
Ese talento que le ha permitido ser Sid Vicious, Beethoven, Vlad el Empalador y Lee Harvey Oswald.
Gary Oldman es un actorazo de raza, que pone el acento en camaleónico y no se conforma con mariconadas.
Le gusta inquietar, perturbar y cualquier otra sensación negativa que evite la indiferencia ajena.
No todas sus películas son buenas y muy pocas le han hecho justicia, pero conserva la dignidad de los impecables.
Le gusta inquietar, perturbar y cualquier otra sensación negativa que evite la indiferencia ajena.
No todas sus películas son buenas y muy pocas le han hecho justicia, pero conserva la dignidad de los impecables.
En ocasiones lo encontraron excesivo, pecado de todos los actores de su pelaje.
Él elegiría parodiarse en su aparición en "Friends". Allí interpretaba a un divo que consideraba el escupitajo a su compañero de escena como la mejor prueba de una buena declamación.
Él elegiría parodiarse en su aparición en "Friends". Allí interpretaba a un divo que consideraba el escupitajo a su compañero de escena como la mejor prueba de una buena declamación.
Con los años, las arrugas y las gafas, Gary navega en aguas que parecen calmas, pero siguen dotadas de inquietud.
Incluso se revelan más profundas. Oh, la madurez lo es todo, sí.
Incluso se revelan más profundas. Oh, la madurez lo es todo, sí.
Últimamente, sólo le basta una mirada, un cruce de piernas, un gesto, y ya pone al público en guardia.
La prueba reciente es "Tinker Tailor Soldier Spy", revisitación de la novela de John le Carré; un drama de espionaje tan enrevesado como absorbente, dirigido con mucho estilo por Tomas Alfredson.
Que sea ésta la primerísima ocasión que el señor Oldman está nominado a los Oscars explica lo profundamente mierderos que son esos premios.
El personaje de George Smiley le da una rara, casi perdida, oportunidad de protagonizar. Y, en lugar de ser el Diablo, ahora opta por cazarlo.
"Tinker Tailor Soldier Spy" es sólo una interpretacion memorable más, dentro de una carrera llena de ellas.
"Tinker Tailor Soldier Spy" es sólo una interpretacion memorable más, dentro de una carrera llena de ellas.
Océanos de tiempos y bestias que nos enseñan muchas cosas, así fue y así será.
Veinte años después, Gary Oldman no me vuelve a conquistar. No lo necesita, porque es bien sabido que nunca he dejado de amarlo.
Veinte años después, Gary Oldman no me vuelve a conquistar. No lo necesita, porque es bien sabido que nunca he dejado de amarlo.
7 comentarios:
¡Fantástico y merecido!
Lo comparto en el foro, que Gary tiene hilo propio.
¡Maravilloso y como bien dice Athena, merecido!
He llegado aquí gracias a Athena y el foro. :D
Grande Gary Oldman. Uno de mis actores favs.
Totalmente de acuerdo en cada afirmación. A ver si se lleva el Oscar. Yo tmb he llegado a través del foro, jajaja
Me alegra concidir con todos vosotros sobre Gary y también que Estela y crisis hayan llegado hasta aquí, siempre de tan buena mano.
Saludos y besos!
jejeje esta actor es un diablo siempre hace de malo
Maravilloso Gary, comparto todo lo que se ha escrito. Sobre todo lo que hace referencia a su aparición en Drácula, por ahora insuperable.
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