jueves, 12 de mayo de 2011

Robert/Jude


Cierta película los unió. Y, de tan distintos, parecían destinados a ese encuentro.
En los últimos Oscars, se reencontraron en el escenario y, enseguida, reafirmaron el culto ajeno por tan curioso tándem.


Son dos chicos malos, que han crecido entre triunfos y excesos, y han resurgido con cicatriz y beneficiosa experiencia.


La edad sienta bien a Robert Downey, Jr. y Jude Law, deseados caballeros de Hollywood, par de tranquilos canallas con los que embarcarse en mil aventuras.


"Sherlock Holmes" fue un fruto mucho mejor de lo pronosticado, y la presencia de Robert y Jude se hacía decisiva para el buen resultado.


Se revelaba como una mirada posmoderna y antipurista sobre el genio de Baker Street, que convenció a público y crítica, allá por la Navidad de 2009.


Hubo ganas de más, y ya se ha finalizado el rodaje de la secuela, que lleva por título "Sherlock Holmes: A Game of Shadows".


Nadie debería dudarlo: Robert Downey, Jr. es un actor extraordinario, que no deja de sorprender ni un instante.


Convierte películas en éxitos a base de mirada y talento, y se pasea por Hollywood con desaliñada elegancia.


Además, se confirma como el indicado para animar el cotarro en fiestas y ceremonias de premios.


Bajo gafas de sol, Robert Downey se ríe de todo, agarrado al chupa-chups como acto de contricción, desplegando divertida falta de modestia.


Saludado como gran superviviente, a Robert se le concede el respeto y la admiración que siempre mereció.


La oscuridad, los caprichos y las rejas son cosa del pasado y chiste privado. Porque Downey, Jr sabe dónde viven la paz y la divina madurez.


Robert está muy bien y tiene mucho morbo, pero Jude Law son palabras mayores.


Se le reconoce como ese extraño ser, cuya simple presencia hace perder la calma a cualquiera.
Jude es ardiente, desde siempre y hasta que se muera.


Esa mirada robótico-alienígena y esa expresión de insomnio perpetuo coronan el atractivo de uno de los hombres más deseados del cine anglosajón, manifiesta predilección de muchas y muchos.


Los problemas con las mujeres y la cabalgante alopecia parecieron condenarlo al ostracismo hace algunos años.


Pero de amor, también se resucita. Y de Sienna Miller, niñeras, hijos naturales y cotilleos.
Jude se repeinó los cuatro pelos y volvió al trabajo.


Esta semana, Jude desembarcaba en el Festival de Cannes, donde ha llegado para formar parte del jurado del certamen.
Su presencia ha provocado la consabida falta de oxígeno.


Porque la ambigüedad viste impecable, y se llama Jude Law. Sólo era cuestión de recordárselo al mundo del cine.


El próximo diciembre, Robert y Jude vuelven como Holmes y Watson a todas las pantallas, destinados a reventar taquillas.


Y, sobre todo, decididos a romper corazones, reconocida especialidad de estos dos buenas piezas.

2 comentarios:

Athena dijo...

Dos canallas que nos encantan. Los malotes nos van, qué le vamos a hacer.

Anónimo dijo...

Robert es mi actor favorito y sin duda está muy muy bueno. la peli sherlock holmes me la he visto unas 8 veces, espero que la secuela me guste tanto que la vea otras tantas...