martes, 12 de abril de 2011

Regreso a "Mildred Pierce"


Es la gran historia de siempre. Así lo ha demostrado la HBO, volviendo a este clásico y dándole una mirada nueva y sin tapujos.
Bajo formato de miniserie, ha contado "Mildred Pierce" a todo lujo, con un reparto impecable y el mejor director posible para el empeño.


Detrás de la cámara, rige Todd Haynes, un experto del melodrama distanciado, responsable de títulos como "Velvet Goldmine" o "Lejos del Cielo".


Pero, ¿qué es "Mildred Pierce"?
Vista de una manera superficial, cuenta la saga de una mujer divorciada, convertida en magnate de la hostelería.
El drama se vive cuando Mildred comienza a sacrificarse por amor hacia su consentida hija, la misma que sólo le escupirá en la cara al final.


Adapta una novela hardboiled de James M. Cain, autor de obras tan decisivas como "El Cartero Siempre Llama Dos Veces" o "Double Indemnity".


Los más cinéfilos saben que "Mildred Pierce" ya tuvo una primera versión cinematográfica, allá por los años cuarenta.
En la adaptación de 1945, se incluía un misterioso crimen y se omitía la vertiente fuertemente erótica de la historia original.


Asimismo, se descontextualizaba de época y lugar, ofreciendo un melodrama noir, a mayor gloria de su estrella, Joan Crawford.
Esta primera "Mildred Pierce" quedó como un clásico de lo tremendo, la recordada película donde madre e hija se abofetean y se pelean por el mismo hombre.


Es uno de esos títulos que son mucho menos de lo que cuenta la leyenda.
Hoy luce como una soap opera visualmente seductora, pero narrativamente implausible, al convertir la compleja protagonista de la obra en una heroica masoquista.


La visión que nos ofrece ahora la HBO vuelve al original literario, y su estructura de miniserie televisiva le permite un detenimiento mayor en todas las texturas de la historia.


Mildred Pierce es una mujer de la Depresión, decidida a recuperar su estatus económico y social.
Su feminista reacción conlleva su esplendor empresarial, pero los repetidos mimos que le ha otorgado a su hija Veda serán la contrapartida.


La niña es el perfecto espejo de los pecados de su madre.
Veda se consagra como una artista fabulosa, bella y aplaudida, pero es una mujer amoral, odiosa y materialista.
Mildred ha sacado la chequera para pagarlo todo, pero no ha podido asegurarle un alma a su hija.


De esa manera, "Mildred Pierce" se revela como una fina metáfora sobre el capitalismo, ese que promete ascensiones sociales y da como resultado la ruina espiritual.
Hasta la escalada económica es ilusoria y débil.


Mildred Pierce es sólo una "nueva rica", mirada con suspicacia por la gente de apellido, estafada por oportunistas y considerada un problema por las ínfulas aristocráticas de Veda.


"Mildred Pierce" simboliza nuestra propia reacción ante la crisis, donde somos incapaces de aceptar el desclasamiento y haríamos cualquier cosa por alcanzar la gloria que nos prometemos.


Pero esta historia también habla de las mujeres y las madres, y nos cuenta la dignidad de sus luchas, por baldías o contradictorias que resulten.
Los momentos del trabajo de Mildred, ilustrados con especial meticulosidad por Haynes, despiertan una tranquila emoción en el espectador.


Con un diseño de producción exquisito y una Kate Winslet a la altura de las circunstancias, "Mildred Pierce" es una joya silenciosa y sin aspavientos.


Muchos echarán de menos la artificial fanfarria de la versión de Joan Crawford.
Pero los que busquen una historia contada con delicadeza e intuición preferirán esta necesaria revisitación.


"Mildred Pierce" es otro viaje al pasado que lo cuenta todo sobre nuestro conflictivo presente.

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