lunes, 18 de abril de 2011

La Correcta Fachada


Llama, paga y lo conseguirás. En Estados Unidos, más que en ningún otro sitio.
Bajo el derecho de petición, actúan los lobbys, representantes de grupos específicos, que ejercen presión sobre las propuestas legislativas del gobierno.


Suelen representar a pujantes minorías, decisivas economías o sectores testimoniales, a los que no se les puede decir fácilmente que no.


En el sector audiovisual, la mejor fachada de todas las posibles fachadas, esa capacidad de influencia también se hace notar.
Las minorías no sólo quieren estar representadas en películas y series, sino que vigilan muy estrechamente el modo en que se las cuenta.


En los tiempos canónicos de Hollywood, el antisemitismo era tabú, la homosexualidad no parecía existir y los afroamericanos sólo podían interpretar a esos criados graciosos, tontines e ignorantes.


Otras minorías étnicas, religiosas y sexuales también sufrieron la misma omisión y semejante desprecio durante largo tiempo.
Introducirlos poco a poco en dramas caldeados fue una operación tan puntera como arriesgada.


En "Matar Un Ruiseñor", Gregory Peck se refería a su trágico defendido como negro, palabra que hoy resultaría impensable en una película norteamericana.
En 1962, ese vocablo era el camino intermedio entre el violento nigger y la actual corrección del black o Aphro-American.


Ya se sabe. Los que no son blancos ni ricos ni heterosexuales son los tradicionales objetivos de las palabrotas.
Denominarlos sin ofender es la clave de todo el asunto.
Actualmente, los grupos que tutelan las minorías en el audiovisual se han convertido en organizaciones protestonas, que la emprenden ante la primera sensación de ofensa.


Es el caso de la GLADD, que anuncia proteger contra la calumnia a gays y lesbianas.
En realidad, es el brazo armado del lobby homosexual en cuestiones televisivas y cinematográficas.


Su importancia crece enteros y, en los últimos tiempos, se ha revelado como la casa de acogida para las celebridades que hacen outing.


Si una serie incluye un personaje homosexual entre su reparto fijo, recibirá automáticamente el amparo de la GLAAD, que llenará de laureles el producto resultante y lo promocionará con fuerza en la comunidad gay.


La calidad es lo de menos. Sólo el oportunismo y la corrección.
Ahí está la gran trampa del grupo de presión. Pasa de pedir respeto a exigir maneras, demandar contención, imponer representación y provocar censura.
Ahora el cine y la televisión deben pasar por un aro de educación y corrección política, donde no se puede cometer ni un error.


La Coalition Against Black Exploitation criticó duramente "El Color Púrpura", película de la que hablaremos este miércoles.
Arrojaba una incómoda verdad sobre la negritud a principios de siglo y, para colmo, estaba dirigida por un señor blanco.


La GLADD adora "Glee", pero se puso cual basilisco con un diálogo de Mike Chang, donde decía que no quería vestirse de tranny (modo coloquial para referirse a un transexual).


Darse demasiada importancia, tener poco sentido del humor o vivir aterrado por el estereotipo, ¿dónde está el problema?
De un extremo se ha pasado a otro.


En otros tiempos, se concurría en toda clase de clichés discriminatorios para contar las minorías.
Ahora no se puede expresar ni una sola verdad sobre ellas, por temor a represalias y denuncias.


La corrección política concede la sensación de que la sociedad multiforme se ha equilibrado, y los prejuicios y las barreras han caído en desuso.
Es decir, nos cuenta una mentira de postal, que no hace ningún favor a nadie.


A la mierda la corrección. Mejor revienta el cerebro ajeno contando la más puta de las verdades, y luego hablamos.

4 comentarios:

Atticus Grey dijo...

Tienes la boca llena de razón, al velar por los intereses de otros, se vulneran los derechos propios. Ayer escuché una entrevista donde se mencionaba que habrá nuevas reediciones de los libros de Mark Twain por considerarlos racistas. Se modificaran los terminos con que se denomina a los personajes afroamericanos en casos como los de "Las Aventuras de Huckleberry Finn".

Nieves dijo...

FANTÁSTICO CÓMO SIEMPRE!!!
Tienes toda la razón!!!
Besotes

@Donvishoballier dijo...

Por eso yo creo en la autoregulación del mercado y la protesta espontanea. Mucha burocracia y mucho dejar contentos a todos hace que se trance la visión personal por un histeria colectiva. Por eso me gusta Scrubs hay veces en que es ofensiva con sigo misma, al igual que 30 rock.

@Donvishoballier dijo...

te juro que escribí "consigo" me falló el teclado y mi discurso se fue a la cresta...jajaja A veces estoy a punto de parecer medianamente inteligente y pasan cosas como esas... jajaja