lunes, 7 de febrero de 2011

La Vida Privada de los Juguetes


Diríase que la Academia de Hollywood ha creado la categoría de Película de Animación exclusivamente para Studio Ghibli y la factoría Pixar.
Ambos son los irrebatibles reyes de los dibujitos contemporáneos, y también podrían considerarse como los únicos emporios cinematográficos que aseguran bocas abiertas entre el público actual.


En los últimos dos años, Pixar ha llegado aún más allá del límite establecido.
"Up" y "Toy Story 3" aparecen nominadas también como Mejor Película; junto con "La Bella y la Bestia", las únicas películas animadas que lo han conseguido.


Si la Academia ha pensado en alguna ocasión darle el Oscar más importante a un título de animación, este sería el año indicado.
Que suceda no es imposible, pero quizá poco probable. Últimamente, el asunto oscarizable se equipara a unas elecciones políticas: la cosa se juega y decide entre dos bandos.


Entre las diez películas nominadas de esta edición, hay poderosos guiones, grandes interpretaciones, bonitas evocaciones de época y encantadores indies.
Pero ninguna de ellas posee un momento tan mágico como ese So long... partner que musita Woody al final de "Toy Story 3".


Sólo por esa conclusión tan emocionante, debería ganar todos los Oscars. Y, por todo lo anterior de su metraje, más aún.
"Toy Story 3" es una obra maestra inesperada. Y no sólo conmueve por sí misma, sino también porque ejemplifica que buenas películas pueden ser inmensamente populares.


"Toy Story 3" supone el gran triunfo de Pixar a todos los niveles y la reivindicación del mismo origen de su éxito.
Su primer largometraje veía la luz en 1995 y era precisamente el principio de las aventuras de Woody, Buzz y compañía.


Empresa subsidiaria de Disney, la animación digitalizada de Pixar se ha consagrado como su aclamado fruto maduro, sin dejar de ofrecer entretenimiento recomendado para todas las audiencias.


Juguetes, robots post-apocalípticos, monstruos del armario, ratitas chef, coches de carreras; las películas de Pixar dan voz a todo aquello que entusiasma a los niños.


Que lo inanimado se mueva y que lo pequeño sea protagonista, podría ser su lema.


A los ojos de los adultos, el dibujo de Pixar recurre a las metáforas más sofisticadas y a las emociones más básicas: la tristeza ante el paso del tiempo y la necesidad de que los sentimientos propios sean correspondidos.


Los seres de sus mejores películas persiguen lo que quizá ya no les pertenece.
En la aventura, hacen amistades, se vuelven a enamorar, recorren el mundo y, al final, nada de lo que han perdido puede compararse a todo lo que han ganado.


Como fruto de su era, Pixar es también claramente posmoderna, y homenajea, copia y se autoreferencia.
Juega a placer con argumentos y estéticas del serial, el cómic y la cultura pop, riéndose de sí misma como nadie, y siempre demostrando que está confeccionada por gente muy lista.


La animación computerizada, esa que resultaba tan artificial al primer vistazo, ahora tiene el raro privilegio de la emoción.


La vida, contada en gloriosos píxeles.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me ha encantado tu repaso por el carrerón de Pixar. A mí me encantan todas sus pelis (Sólo me falta por ver Cars porque fui al cine pero me tuve que salir porque mi pequeño sobrino se quería ir ya a dormir -La sesión era tarde, la verdad-).

Toda la razón en el 'cuasi-bipartidismo' que hay en la entrega de los Oscars y eso que por lo menos en la industria Hollywoodiense si tienen dinero para al menos poder producir buenos filmes.

También reafirmo tus palabras sobre Toy Story 3: Magnífica de principio a fin y, sorprendemente, la mejor de la trilogía.

Un abrazo fuerte,
Manu UC.

Josito Montez dijo...

Qué curioso, a mí también falta por ver "Cars", aunque yo no tengo una excusa tan linda, jejeje.
Un saludo y gracias,
Jos.