jueves, 10 de febrero de 2011

Bear Fever


Parecen nuevos, aunque siempre han estado ahí.
Conquistan corazones y desafían aburridos cánones de belleza, presentando a un nuevo tipo de hombre; en realidad, el hombre de toda la vida.


En un giro copernicano, los osos son los reyes, bajo esa concepción de que la mayor naturalidad equivale al mejor sex-appeal.


Originalmente, el oso designa a un señor más bien mayor, gordo y muy peludo.
Ahora el término se extiende, y define prácticamente a todo muchacho que se deje la barba y no le preocupen sus curvas.


Caminando cual Carrie Bradshaw por esos mundos de Dios, he detectado que el estilo leñador se ha impuesto en el ambiente gay de un modo apabullante.


En cuestión de un par de años, los osos son el último grito; del jovenzuelo neoclásico hemos retrocedido necesariamente al macho barroco.
Nadie se acuerda del impoluto David Beckham. Lo apropiado es suspirar por el carnoso Ben Cohen.


Podría decirse que el atractivo osuno reside en una buena mezcla de fiereza y ternura, como el propio animal al que remite.


En la pornografía homosexual, ya son las estrellas. La barba y el vello pectoral se han convertido en decisivo plus.
Así, gimnasio y apariencia ruda consagran a los musclebears, más enormes que la pantalla y más grandes que la vida.


El cine y la televisión se dejan tentar, pero de manera paulatina y un tanto tímida.


Recios altamente apapachables son tíos tan estupendos como Liev Schreiber o Peter Saarsgard.


Pero Hollywood se muestra conservador y un poco tonto para sus imágenes, y ahí están las execrables metrosexualizaciones que a veces perpetra.


Es el caso de Matthew Fox, muy osuno en las primeras temporadas de "Lost". Luego, lo depilaron y obligaron a adelgazar, y perdió todo el encanto.


En "Fringe", aparece un buen ejemplo de nenazo osito: Joshua Jackson.
Su atractivo crece a medida que luce más barba, más ojeras y más mofletes.
Joshua, tan comestible, ha enamorado a la mismísima Diane Kruger y a todos los que seguimos una de las series más intrigantes del momento.


En "Fringe", también interviene Ryan McDonald, que interpreta a Brandon, el supervisor del laboratorio de Massive Dynamic.
Supone otro óptimo elemento de gordito guapo.


El oso es la mejor opción si se busca testosterona, confort y hermosura a raudales.
Y, según milagrosa regla de tres, cuando alguien tiene apetito para comer, también lo tiene para otros menesteres.


Lo digo por experiencia. No sólo me encantan los osos, sino que yo también lo soy.
Palabra de J-osito.

5 comentarios:

Ramón dijo...

Desde luego, forever. Que no se extingan!

Athena dijo...

Yo estoy casada con uno. Me encanta que sea más grande, más peludo y más hermosote que yo. Para nenas, ya estoy yo, ¿no?

Josito Montez dijo...

No hay visos de desaparición, mi querido Ramón, no te preocupes.
Ay, Athena, lo suyo es la sabiduría y el buen gusto, sin duda.

Athena dijo...

¡Ja, ja! ¡Gracias, J-osito guapo!

Atticus Grey dijo...

Ahhhh. Me has arrancado un suspiro de ternura con tu foto J-osito. Los chicos velluditos se pusieron de moda en los 80's y hasta mediados de los 90's, pero ahora parece que están de regreso. Mejor que mejor.