domingo, 11 de mayo de 2008

Mercedes


He aquí la diva alternativa. Fea, enana, marimacho y con el sentido del glamour bajo mínimos. Pero se prohíbe que alguien en la sala dude de la pertinencia de un domingo con Mercedes McCambridge.
Porque la McCambridge fue una mujer inolvidable, emblema del mejor cine de los años cincuenta.
Sus dos grandes méritos: Quitarle el hipo a la Crawford en escena como ninguna otra y ponerle la voz al mismísimo Demonio.


Su voz ronca y trémula fue su mejor aliada desde el principio. Orson Welles la llegó a calificar como "la mejor actriz de radio del mundo".
De las ondas saltó al cine y ganó el Oscar con su primer papel: la durísima Sadie Burke de "El Político" (All the King's Men).


Mercedes se convertía entonces en una de las caras más reconocibles de una época tumultuosa para Hollywood. El mccarthysmo hacía mella en todos los amigos y compañeros de McCambridge y ella se prestó a hacerse metáfora.


El mejor ejemplo fue su papel definitivo y el que la convirtió en actriz de culto.
La Emma Small de "Johnny Guitar", esa sexualmente reprimida y sanguinariamente desbocada señorita, que acaba de enterrar a su hermano y ya capitanea la jauría humana con la soga preparada.
Nadie duda de que esa villana de melowestern era el síntoma de una época de persecución y juicio rápido.


"Johnny Guitar" también aseguró un duelo formidable con Joan Crawford. En una película donde ellas son las valientes, Mercedes y Joan hicieron saltar las chispas, dentro y fuera del plató.

La McCambridge también se las vería con Liz Taylor en "Gigante", donde interpretaba a la hostil hermana de Rock Hudson, que no ve con buenos ojos a la florecilla yanqui recién llegada a esa Texas de resonancias épicas.


Y de cuñada tremenda a madre explotadora de la Taylor en la fascinante adaptación de "De Repente, el Último Verano".

Mercedes también construyó su carrera a base de intervenciones en series de televisión, aunque nunca participó como actriz fija en ninguna.


Su último papel a recordar fue prestar la voz de Pazuzu a la poseída Linda Blair en "El Exorcista". Todo el arsenal de insultos dedicados al Padre Karras y al Padre Miller son escupidos por la legendaria cuerda vocal de la McCambridge.

Hollywood siempre la vio como la antagonista perfecta, su necesaria woman from hell.
Aún así, Mercedes se sentía insatisfecha con ese encasillamiento.


En sus propias palabras: "Una de las cosas más destructivas de mi vida fue el tipo de papeles que interpreté en el cine. Yo había estudiado Shakespeare y los clásicos, y acabé disparando a Joan Crawford y matando al caballo favorito de Elizabeth Taylor. Yo soy una mujer seria. Pero he interpretado a las peores brujas, a las mujeres más duras de pelar, a las malas absolutas, y eso, sin duda, me hizo daño".

2 comentarios:

sangreybesos dijo...

Creo que todos los de mi generación que empezamos a fagocitar pústulas y vómitos (y sangre y claroscuros y tripas) en nuestra infancia la conocimos precisamente por ser la voz de Linda Blair en El Exorcista, y más tarde supimos que había sido una dama del blanco y negro.

Zinquirilla dijo...

Esa escena en Giant poniendo las botas en la mesa presumiento de levantarse a las 6 es memorable.

Eso sí, mi Bessie Mae golpeando con furia juvenil el triángulo del rancho es inolvidable.

Mañana te espera una invitación ;-)