En un Hollywood que da pocas estrellas absolutas, escasos intérpretes versátiles y que se presenta pobre en auténticas muestras de estilo, Cate Blanchett llegó desde Australia, decidida a convertirse en una excepción.
Cate lo puede hacer todo, como Meryl Streep. Pero a diferencia de la imperial Meryl, la Blanchett es cálida cuando se lo propone y parece terrenal cuando el papel así lo requiere.
Cate lo puede hacer todo, como Meryl Streep. Pero a diferencia de la imperial Meryl, la Blanchett es cálida cuando se lo propone y parece terrenal cuando el papel así lo requiere.
Adicta a la transformación, al personaje de renombre y al mito popular, Cate Blanchett se ha convertido en la Actriz por excelencia de los últimos años.
La Academia se ha acostumbrado a nominarla con frecuencia. Porque la Blanchett siempre está sensacional.
La Academia se ha acostumbrado a nominarla con frecuencia. Porque la Blanchett siempre está sensacional.
Le dieron el Oscar por su interpretación más controvertida: ser Katharine Hepburn para la también discutida "El Aviador", de Martin Scorsese.
Polémicas aparte, Cate debe mucho a Kate. Al fin y al cabo, son el mismo tipo de actriz. Las que tienen dos narices y las que evitan las etiquetas.
Como la Hepburn, Cate demuestra que su femineidad es más sutil que impuesta, y utiliza el glamour como un accesorio, antes que convertirlo en una seña de identidad.
Como la Hepburn, Cate demuestra que su femineidad es más sutil que impuesta, y utiliza el glamour como un accesorio, antes que convertirlo en una seña de identidad.
Sea reina de los elfos o de los ingleses, pasee su embarazo por el mundo de Wes Anderson o por la alfombra roja, Cate Blanchett quiere ser tu actriz favorita.
Ella espera con paciencia a que llegue ese día. De momento, se lanza a la villanía, y dice llamarse Irina Spalko, soviética mala para el nuevo Indiana Jones. Spielberg andaba tras ella desde hace tiempo y, por fin, le ha dado caza.
Larga vida a Cate.
Ella espera con paciencia a que llegue ese día. De momento, se lanza a la villanía, y dice llamarse Irina Spalko, soviética mala para el nuevo Indiana Jones. Spielberg andaba tras ella desde hace tiempo y, por fin, le ha dado caza.
Larga vida a Cate.
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