martes, 10 de enero de 2012

Sueño y Verdad en "Pennies From Heaven"


Con el pincel del glamour y la brocha de la sordidez, se pintó el alma de esta extraña, amarga "Pennies From Heaven".
En 1981, se estrenaba un musical producido por la Metro Goldwyn-Mayer, muchos años después de que el estudio hubiese renunciado a su género favorito.


Pero "Pennies From Heaven" no recuperaba la infecciosa alegría de títulos pretéritos.
Era un cuento de tristeza, un escalofriante retrato de la Depresión y una de las películas intelectualmente más ambiciosas jamás realizadas en los Estados Unidos.


Su guionista, Dennis Potter, había escrito la original "Pennies From Heaven" como una miniserie para la BBC, que protagonizó Bob Hoskins en 1978.
En ella, se relataba la vida londinense previa a la Segunda Guerra Mundial, donde la desazón cotidiana quedaba dramáticamente contrapuesta con la integración de románticas melodías.


La Metro se hizo con los derechos de la historia con tanto ímpetu que bloquearía la exhibición de la miniserie durante un par de décadas.
Contrató a Dennis Potter para que escribiera el libreto fílmico, trasladando el argumento al Chicago posterior al 'crack' de 1929.


La adaptación cinematográfica de "Pennies From Heaven" apostó decididamente por un espíritu desencantado y revisionista.
Las coreografías de los primeros musicales de Hollywood y la obra de los pintores de la América desolada servían como tapiz para el minucioso diseño de producción.


La película nos cuenta los días de Arthur, un compositor de canciones, sin blanca, sin inspiración y con una esposa frígida.


En uno de sus viajes, Arthur conoce a Eileen, una virginal maestra de escuela, con la que iniciará una turbulenta relación.


El realista retrato de las ruinas de la Depresión queda interrumpido periódicamente con lujosos números musicales, que replican el estilo de los espectáculos escapistas de los años treinta.


Esos momentos representan la imaginación de sus personajes.
Ante la realidad - oscura, decepcionante, incierta -, los seres de "Pennies From Heaven" se abstraen y sueñan, a través de melodías y coreografías, que expresan sus ansias de dinero, sus anhelos románticos, sus deseos sexuales, su noción de existencias mejores.


"Pennies From Heaven" nos transporta a una época desgraciada, donde Depresión económica equivale a decadencia moral.
Su protagonista es un hombre indeciso y patético, que miente a sus mujeres del mismo modo que se engaña a sí mismo, embriagado por la ilusoria promesa de que la prosperidad está a la vuelta de la esquina.


La tensa oposición entre realidad e imaginación alcanza el clímax cuando Arthur y Eileen, arruinados y devorados, recrean "Let's Face the Music And Dance" en la solitaria sala de un cine.


De un idílico número de Astaire y Rogers se consigue un momento aterrador, donde se expresa la absoluta desesperación de sus personajes.


Tanta provocación formal devolvió un monumental fracaso en taquilla.
Reinaba la desorientación del público y gran parte de la crítica ante este musical deprimente, cruel, con la fatalidad del noir.


"Pennies From Heaven" no era el entretenimiento que se había vendido y, además, poseía una escena especialmente perversa, que repugnó a muchos.
En ella, la esposa del protagonista, interpretada por Jessica Harper, muestra sus pezones cubiertos de lápiz de labios, para satisfacer el particular fetiche de su marido.


En el descalabro, también jugó la incomodidad de ver a Steve Martin en su primer papel dramático.
En aquel momento, se lo identificaba irremisiblemente con "The Jerk", comedieta que lo hizo popular. En ella, ya coincidía con Bernadette Peters, pareja sentimental por entonces.


Martin está luminoso como Arthur, pero la grandeza de "Pennies From Heaven" corresponde a esa exuberante Bernadette.
Una verdadera estrella de Broadway, muy poco mimada por las pantallas, la Peters se alzó con un Globo de Oro por su conmovedora Eileen.


Es la chica arruinada por Arthur, el mismo que le promete amor para abandonarla sin explicaciones. La recuperará esporádicamente, con inútiles promesas y falsas direcciones.
Ella, presa del cinismo y la humillación pasional, le dirá siempre que sí.


El personaje de Eileen funciona como impecable metáfora de la víctima de toda Depresión económica, que afronta la ruina integral sin rebelarse nunca contra el sistema, porque es demasiado adicta a él.


"Pennies From Heaven" podría considerarse como uno de los últimos títulos de la época más experimental y madura del cine norteamericano.
Fue aquella donde nacieron y florecieron realizadores como Coppola, Scorsese, Fosse o Cimino, grandes ajustadores de cuentas con la sociedad y la Historia de su país.


La llegada de los años ochenta y la creciente indiferencia comercial ante propuestas como "Pennies From Heaven" forzaron a que Hollywood regresara a su proverbial gilipollez.


Un título curioso, que se mueve entre lo errático y lo magistral con una bendita inquietud cinematográfica, "Pennies From Heaven" nos habla de hombres y mujeres en crisis, embebidos en sentimientos y deseos, precisamente prediseñados por ese sistema que no les da crédito.


Cuando el dinero no cae del cielo y despertar se hace doloroso, soñar es esa trampa tan gratis.

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