domingo, 14 de marzo de 2010

Molly


La "chica de rosa", la pelirroja tímida de los morritos, de la dentadura imperfecta y de los problemas teenager; es decir, Molly Ringwald.


Fue la nena favorita de los ochenta y todavía se la considera como la mejor definición de lo que debe ser un ídolo adolescente.


La leyenda comenzó en "Dieciséis Velas", donde era Samantha, esa niña que cumple la edad significativa, pasa la mayor vergüenza de su vida y descubre el amor en un solo día.


Entre la magia de las comedias de John Hughes, tan suavemente atrevidas, tan finamente sensibles, y la identificación que provocaba la Ringwald en los jóvenes de la época, el milagroso tándem quedó asegurado.


Juntos, nos lo contaron todo sobre la adolescencia.
La soledad, el aislamiento, los dolores del crecer, los misterios que suscitan el amor y el sexo, el valor de la amistad y los conflictos con los mayores aparecían en estas películas, quizá por primera vez, de una manera nítida y protagonista.


Les esperaba el gran título.


Llegó "El Club de los Cinco" (The Breakfast Club), retrato de cinco caracteres que, durante un castigo, pasan un día solos en el instituto.


Pronto, empiezan las revelaciones, y la autenticidad de sus dudas hace acto de presencia. Se hacen amigos por ese día, decididos a no olvidarlo jamás.


Molly era Claire, la "chica popular" del grupo, la mimada queen del instituto, que jamás se había dignado a dirigirle la palabra a ninguno.
Pronto, esta Claire relata cómo su posición de supuesto privilegio la llevó a quebrarse emocionalmente.


En "La Chica de Rosa", Molly recuperaba su papel de niña rara y solitaria, mientras debía decidirse entre Andrew McCarthy y Jon Cryer.


Molly recuerda "La Chica de Rosa" como su mejor película y opina que la escena del beso final es la secuencia de la que se siente más orgullosa.
Sin embargo, supuso su última colaboración con Hughes.


Rechazó el papel de la siguiente producción, "Some Kind of Wonderful", y Hughes la reemplazaba, hecho un basilisco, por Lea Thompson.


Fue, en retrospectiva, un gran error, ya que restó poco para la Ringwald.


Moll siguió candente, pero sólo consiguió repetir variaciones de su imagen en otros títulos ochenteros como "For Keeps?" o "Betsy's Wedding".


Es bien sabido que Molly Ringwald no sobrevivió a los noventa.
Ella tuvo mucha culpa, rechazando papeles protagonistas en exitazos como "Pretty Woman" o "Ghost", y marchándose a vivir a Francia.


Durante largo tiempo, la Ringwald ha intentado volver y la suerte no le ha acompañado.
Por fin, el año pasado agarraba un papel que promete mantenerla ocupada.
En la serie "The Secret Life of An American Teenager", ahora le toca ser la madre de una chica con problemas.


Han pasado los años, pero no ha habido otra como Molly Ringwald.
Quedó evidente el pasado domingo en los Oscars cuando presentó el homenaje a su escultor, John Hughes.


Dicho tributo quizá venía a enmendar el hecho de que la Academia de Hollywood siempre los ignoró manifiestamente.


Pero nunca ha sido más cierto aquello de que el tiempo pone a cada cual en los sitios que le corresponden.
Entre dichos sitios, este blog.

2 comentarios:

Noé dijo...

El club de los 5 está entre mis películas favoritas. Si Lindsay Lohan se hubiese guiado por este mismo modelo, otro gallo le cantara.

El Malvado Ming dijo...

Y mientras estaba en Francia rodó con Godard una extrañísima versión del Rey Lear en la que también aparecía Woody Allen.