viernes, 16 de abril de 2010

Ser Mala


Se la reconoce por sus mohínes de desprecio, por sus ataques verbales y por su contundente belleza.
Es egoísta, caprichosa y sus miradas son tan mortíferas como sus actos. Además, conoce bien cuál es la principal debilidad de los hombres y no duda en explotarla.


No tiene moral, porque asegura que no le sirve para nada.
Es tremendamente inteligente, lo que la hace imbatible. Pero su pasión venenosa y su paranoica necesidad de triunfar terminarán por cegarla y acabarán con ella.


La mala es infeliz y vive amargada, pero no se da cuenta. Su obsesión es la destrucción de los demás, calculada a través del rencor y la envidia.
No siempre fue mala. Un trauma familiar o una decepción amorosa hicieron presa de su corazón y su alma.
Se convirtió entonces en una devoradora, en una sedienta, sólo satisfecha ante la victoria personal y la visión del sufrimiento ajeno.


En el cine y la televisión, la mujer mala ha sido reina.
Su imagen ostentosa y sexualizada parte de esa visión machista de la mujer poderosa como nociva.


La buena, la candorosa, la nenita virginal se opondría a la majestuosa hembra que dice lo que quiere, no tiene límites y usa su sexualidad como un juego de estrategia.
Como en los tiempos de la brujería, la paria está mejor chamuscada.


En los terrenos de la soap opera y la telenovela, la villana funciona a las mil maravillas.
Se inserta como un guante en los argumentos de venganza, en las historias de amores imposibles y en las escenas de enfrentamientos explícitos.


Su misión es mostrarse como una histérica insoportable, provocar la agonía continuada entre los héroes y causar en los espectadores una sensación a medio camino entre la rabia y la fascinación.
En la mala culebronesca, reside gran parte de la expresividad del melodrama barato.


Por un lado, se la juzga sistemáticamente, indicando que su proceder es equivocado y sólo conduce a la muerte o al manicomio.
Pero, por otro, es una pieza básica del dinamismo de la historia, y su rol es decisivo para potenciar la historia de amor de turno entre los héroes, que acaba con sus dificultades, tras extirpar el tumor que representa esa malvada.


Una de las malas más recordadas del culebrón hispanoamericano es Soraya Montenegro, la malvada de "María del Barrio".
Según nuestra amiga Regina, "Soraya es el non plus ultra de las villanas camp de Televisa".
Interpretada por Itatí Cantoral, es ejemplo de la villanía femenina llevada a la cota más alta.
Con toda la desmesura posible, desde su aspecto, sobremaquillada, sobrevestida, sobrepeinada, Soraya se caracteriza por sus insultos, sus bofetones y sus floridos complots.


Su más inefable momento, al grito de "¡¡¿Qué haces besando a la lisiada?!!" y prorrumpiendo en un ataque de locura agresiva, habla tanto de la misoginia inherente en el espíritu de las telenovelas como de la estatura catódica de la mala de culebrón, fuerza viviente de este tipo de productos.


La zorra como parodia machista se puede observar hasta en los más refinados títulos del cine negro.
Pocas veces, se ha indagado en la naturaleza ambigua de las perras, en sus múltiples contradicciones y en cómo las asignaciones de bondad y maldad se difuminan en un segundo.


David Lynch ha sido un maestro en este retrato, más ambicioso y enjundioso; su Laura Palmer y sus chicas de "Mulholland Dr." lo evidencian.


En ocasiones, la villania es una etiqueta que ponen otros a todas aquellas que tienen los más infortunados papeles en la vida; léase, jefa, ex mujer o amante.
La señalada simplemente acepta su papel y actúa en consonancia.


Como escribe Gregory Maguire en su deslumbrante "Wicked", la maldad va relacionada con el fracaso, la soledad, la alienación y la incomprensión ajena.
La mala se viste de triunfadora profesional, de campeona de las camas y de señora lista, pero es una perdedora en la intimidad y, de algún modo, lo intuye.
Antes de desvanecerse en el aire y rendirse, se decide a lidiar una batalla inolvidable.


Eso sí, las perras de la vida real, cuanto más lejos, mejor.

5 comentarios:

CaféOlé dijo...

Qué buen post! Me ha gustado mucho.
En la vida real sí que hay buenas víboras y no está asegurado el final feliz...
Besos.

Monica dijo...

Me ha gustado mucho tu nueva entrada, sobre todo porque haces referencia a uno de mis libros favoritos WICKED ¿has leído el segundo "Hijo de Bruja"? También recomendable. Como ahora estoy viviendo en Inglaterra iré a ver muy pronto el Musical... ¡tengo unas ganas! Popular! You're gonna be popular!

Zinquirilla dijo...

Anda, no sabía que con Alexis Carrington naciera la moda Desigual :D

Yo me quedo con Gene Tierney en Qué el cielo la juzgue. Bueno eso era hasta anteayer, como dice Lo, ya todos hemos cambiado con Soraya.

Josito Montez dijo...

Me alegro de que os haya gustado el artículo, ¡víboras!
Monica, sí leí "Hijo de Bruja", preciosa novela. Me encanta Maguire, estoy esperando a que publiquen más libros suyos en castellano.
Yo también quiero ver el musical, jo!

Zinqui y Lo, Soraya forever!

Pati Difusa dijo...

¡Yo también quiero ver Wicked!