domingo, 11 de abril de 2010

Victoria


Mujer de armas tomar, diva dentro y fuera de la pantalla, Victoria Abril es una de las mejores actrices españolas de todos los tiempos.
Nadie ha llorado como ella, con sus ojos de gacela, su voz temblorosa hasta la rotura, y ese estilo que desconocemos en qué preciso momento pasa del glamour a la ordinariez.


Y nadie ha follado como ella en las imágenes del cine de este país; podría decirse que Victoria es la versión inteligente y contextual de la actriz del destape.


Victoria Abril es rara, un tanto insegura. Nunca se ha sabido bien si es una tía simpática o una mujer insoportable.
Pero en esa contradicción, se encuentra el secreto.


Todos nos hemos descubierto alguna vez ante ella. Verla en sus películas conduce inevitablemente a decir: "Qué buena es la hijaputa".


José María, el niño que se convierte en María José en "Cambio de Sexo" fue el primer papel que la etiquetó como intérprete de desafíos.
Y, también por primera vez, se ponía a las órdenes de Vicente Aranda, el director que mejor ha sabido entender a la Abril.


Pero la popularidad de Victoria creció enteros, cuando llevó gafas enormes y botas blancas para ser la azafata contable en el "Un, Dos, Tres", el programa-concurso más querido de la televisión de este país.


Con la expansión del cine español tras la ley Miró, la Abril se convertía en una de las caras reconocibles de todas aquellas ambiciosas adaptaciones literarias de los ochenta.
Se requería de su talento, de su contundente fragilidad y de su falta de complejos a la hora de interpretar mujeres victimizadas y sexualizadas.


Pero Victoria ya no vivía en España. Desde 1982, su relación con Gérard de Battista la fijaba en Francia, donde todavía reside.
Nunca ha dejado de volver, manteniéndose entre dos cinematografías, y bien consciente de que, aquí, ha encontrado el mejor oro.


En "La Ley del Deseo", Victoria hace un cameo. Esa sería su primera intervención, no acreditada, en el mundo de Pedro Almodóvar. La traca empezaría mucho después.
Sin Carmen Maura, Almodóvar buscó su primer reemplazo válido en Victoria Abril a principios de los noventa.


La relación entre Pedro y Victoria fue previsiblemente tensa y duró poco, aunque produjo las tres interpretaciones más conocidas de la Abril en el mundo entero.


Para "Átame", fue Marina, la actriz de películas baratas, secuestrada y seducida por Antonio Banderas.
Para "Tacones Lejanos", era Rebeca, la hija envidiosa y rencorosa de Marisa Paredes.


Y, para "Kika", se dejó vestir por Jean-Paul Gaultier y se hacía llamar Andrea Caracortada, presentadora carnicera de teta sangrienta.


Pero las dos mejores actuaciones de Victoria no han sido a las órdenes de Almodóvar, sino gracias a su amuleto Aranda y a Agustín Díaz Yanes.
Para el primero, fue la mujer fatal de "Amantes" - Paco, trátame de tú, que hay confianza -, papel originalmente diseñado para una actriz de mayor edad, pero hoy impensable sin la cara de Victoria.


Y a Díaz Yanes, le regaló aquella emocionante Gloria, alcohólica esposa de un torero en coma para "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto".


A Victoria Abril le gusta pasárselo bien, soltar su inconfundible carcajada, ir despeinada y combinar comedias tontas con grandes dramones.
No trabaja mucho, porque encuentra el gusto en la dispersión.


Victoria parece feliz y no se acuerda del "Un, Dos, Tres" ni de Almodóvar.


Ni mucho menos de Hollywood, donde participó en una película y salió escaldada, porque ella prefiere ser cabeza de ratón antes que cola de león.
Para sus buenos amigos, como Banderas o Díaz Yanes, siempre es buena y está dispuesta.


Se ha empeñado en cantar y, al final, le han permitido el gusto.


No es tan brillante dándole al micrófono como cuando cautiva en la ficción.
A ella le da igual. Porque se cree la mejor. Y me temo que lo es.


8 comentarios:

Scotty dijo...

Hola, Josito.

Me encantan tus "presentaciones" de personajes. Haces unos textos instructivos y muy amenos, entre didácticos y cotillas sin que queden pedantes en lo primero ni vulgares en lo segundo. Y eliges unas fotos sensacionales que, creo, resaltan mucho el modelo de blogger que utilizas.

Yo tambien hago algo parecido en mi blog ya que de vez en cuando me da por comentar a algun actor o actriz acompañando el texto de varias fotos. Coincidencia, aunque no hagamos exactamente lo mismo. Pero tú lo haces bastante mejor.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Estupendo articulo, y tb el comentario de Scotty, totalmente de acuerdo.
un saludo josito.

Pati Difusa dijo...

La amo. La AMO. Me encanta su fuerza expresiva. Me gustaría ser seducida por una mujer así.

Groupiedej dijo...

Aquellas intervenciones con la prensa rosa en los tiempos del "Qué me dices!" han sido de lo mejor que se ha visto en telerrealidad en este país.
Es la más grande, junto con la Maura, claro está... pero si que debe ser de agüita la muchacha...
Pero la adoro.

CaféOlé dijo...

Me encanta en su faceta como actriz (que es lo que vale). Cuando la veo (y oigo) en alguna entrevista me parece una petarda pero, en fin, también tiene su aquel...
Besos.

Camilo dijo...

Siento rebajar el nivel de los comentarios (o no) pero a mí de Victoria Abril siempre me han gustado sus tetas. Es de ese tipo de tetas que nunca te parece haber visto lo suficiente. De sus demás dotes no diría yo tanto.

Josito Montez dijo...

Muchas gracias, Scotty, me has dejado sin palabras.
Y a ti también, Yosonico, bienvenido al apartado de comentarios.

Me alegro de que todos compartáis mi admiración por Victoria.
Y Petrarca, mi señor padre opina lo mismo que tú.

sergio dijo...

esas botas blancas de victoria... desde entonces cualquier chica que lleve puestas botas blancas me parece irresistible, pero quizá en mi subconsciente yo quería... ¡deseaba! a Victoria Abril con sus gafotas y botas blancas... en esa televisión en blanco y negro