miércoles, 14 de abril de 2010

1985


La comunicación global era un hecho. 1985 fue el año del Discovery Channel, el año de Meryl y Robert en África, el año de "We Are The World".
La canción más vendida aspiraba a paliar el hambre de aquellos chavales etíopes, esqueléticos y de barrigas abombadas, tan estrellas de la televisión como cualquiera.
Los astros de la música del momento se fueron al ensayo de grabación, se pusieron los cascos y se vistieron de intenciones.


Israel se retiraba de un Líbano dejado entre secuestros y bombas.
En Estados Unidos, hubo tanto espionaje que Reagan se puso enfermo.
Y en Sudáfrica, permitieron los matrimonios interraciales por primera vez, aunque Mandela se negaba a salir de la cárcel bajo el acuerdo que le proponía el gobierno.


"Regreso al Futuro" nos enseñaba su particular 'Time Machine' y se convirtió en el éxito del año.
El cine era molón a más no poder.
"Los Goonies" buscaban el tesoro de Jimmy el Tuerto, y los chicos de "El Club de los Cinco" se fumaban un porro, tenían miedo del lunes y no querían ser como sus padres.


Stallone era rey, interlocutor válido del señor Reagan, con su segundo Rambo y su cuarto Rocky.


En "Rocky IV", se veía las caras con un soviético de nombre Ivan Drago, interpretado por el rubiazo sueco Dolph Lundgren.


Año ajetreado para Madonna. Daba los pasos de su primera gira internacional, like a virgin, yeah.


La buscaban desesperadamente en el cine con el nombre de Susan.
En la MTV, se arrancaba por "Material Girl", imitando a Marilyn, como la mayor posmoderna que siempre ha sido.


Y los periodistas la perseguían sin descanso porque se había casado con Sean Penn. Into the groove con ella. El mito se hacía mito.


La tremenda jamaicana Grace Jones era villana en el último Bond que interpretaría Roger Moore, aquel "Panorama para Matar".


El tema principal fue interpretado por los Duran Duran, grupo fashion del momento.


La negra Grace no perdía oportunidad, sacaba disco y daba mucho miedo con su voz de contralto y su actitud de pantera.


Murray Head pasaba una noche en Bangkok, Stevie Wonder era nuestro "Part-Time Lover" y Springsteen había nacido en los USA.


Los que habíamos nacido en España, queríamos que sufriera el mamón que debía devolverle la chica a los Hombres G, y mil campanas sonaban en todos los corazones gracias al "Ni Tú Ni Nadie", de Alaska y Dinarama.


Oh, en 1985, enamorarse de la radio era inevitable. Y también de la televisión.
Cybill Shepherd y Bruce Willis tenían química, eran detectives y vivían bajo una glamourosa "Luz de Luna".


Veíamos a "Las Chicas de Oro" en aquel Miami de moda y "McGyver" nos enseñaba sus inventos contrarreloj, so pena de explosión.
Crecían los problemas para la familia Seaver. Show me that smile, oooh, show me that smile...


El SIDA era noticia y desgracia.
El galán de los cincuenta, Rock Hudson, confesaba su homosexualidad, aparecía por última vez al lado de su adorada Doris Day y moría poco después, merced de la enfermedad cabrona, sin explicación, sin cura, quizá rodeado de una culpa injusta.


Se encontró el cadáver de Diane Fossey, la bióloga que descubrió los gorilas en la niebla.
Sucedía el mismo año de la evocación fílmica de la nostalgia de Isak Dinesen. Yo tuve una granja en África...


En el cielo, Samantha Smith, la inquieta nena que escribió una carta pacifista a Andropov y viajó a Moscú en 1983, perecía en un accidente de aviación.


Pero la Muerte de 1985 irrumpió en Colombia, cuando el Nevado del Ruiz explotó y arrasó.
En televisión, apareció Omaira Sánchez, de trece años, agarrada a un tronco, hundida en aquel pantano, pisando los cadáveres de su familia.
Sólo deseaba volver a la escuela, donde esperaba terminar sus exámenes finales.
Omaira quizá era consciente de que nadie podía ayudarla.


Yo sólo tenía cuatro años cuando vi a Omaira desde mi sala de estar. Y tampoco pude hacer nada por ella, claro está.
Pero jamás olvidaré ese rostro húmedo y sucio, teñido de tibia resignación y de una escalofriante valentía ante la muerte.
Omaira no merecía morir, pero qué se le va a hacer. Era menester saber que aquello era el Tercer Mundo en directo.


Quizá sólo podía buscarla en los espejos.
En la nunca entendida, magistral "Return to Oz", Dorothy Gale encontraba la imagen de Ozma y descubría a la que había muerto ahogada.
Siempre estuvo allí. En el espejo.


A pesar de la desgracia, qué gran año, joder.

5 comentarios:

CaféOlé dijo...

Yo tenía 9 años en 1985 pero me acuerdo de todo lo que escribes en tu entrada: qué recuerdos...
Cuando Omaira murió no pude entender la razón por mucho que mis padres intentaron explicármelo... Besitos.

Athena dijo...

Pero grande de verdad. Qué repaso tan estupendo. Yo cumplía once a finales de ese año.

A Omaira la tengo pendiente para ponerla en mi blog en la sección "Imágenes que me impactaron", pero nunca encuentro el momento... creo que el subconsciente no me deja revivir ese trágico momento.

Gracias por traernos este 1985.

P.D.: te ha faltado poner en "Regreso al futuro" esa maravilla de la traducción que fue "el condensador de fluzo" (además de otros pequeños desastres que hay en la peli).

Josito Montez dijo...

Me alegro de que compartamos la misma sensación sobre el año en general y sobre Omaira, en particular.
Athena, es difícil encontrar el momento de hablar sobre esa imagen. Yo lo he pasado fatal escribiendo sobre Omaira; revuelve muchas cosas.

Monica dijo...

Yo también tenía 4 años!!! Y lo más fuerte es que lo recuerdo todo... (la música, las pelis y a mi hermana con las pintas de la madonna de "Like a Virgin" y "Buscando a Susan Desesperadamente" en plena edad del pavo (me lleva 10 años).
También me acuerdo cuando fui a ver los Goonies al cine y mi hermana mayor me tuvo que sacar en mitad de la peli... (todavía no me lo perdona ;-) de unos cines que ya no existen (ahora hay un gran solar donde esperan construir un edificio de lujo cuando termine la crisis)
Ahora intento educar en el buen gusto a mi sobrina de 10 años y le pongo las pelis de esa época (Regreso al Futuro, Los Goonies,...)y le encantan... ¡todavía hay esperanza! ;-)

Josito Montez dijo...

Monica, a mí me pasa lo mismo. ¡Lo recuerdo todo y sólo tenía 4 años!