viernes, 12 de septiembre de 2008

Suicidio


Con sólo catorce años, Mike, el hijo de Robert Altman, escribió "Suicide is Painless", el tema principal de "MASH".
La canción fue número uno inmediato, y Mike Altman ganó más dinero con ella que su padre con la película. La satírica letra decía que "El suicidio no duele y trae consigo muchos cambios, puedes tomarlo o dejarlo si quieres".

El acto de acabar con la propia vida compone una de las grandes tragedias de la humanidad, el último capítulo de una desesperación inexplicable.
El suicidio ha pasado por diferentes épocas y distintos cuartos de baño, ha sido condenado por todas las religiones con la finalidad de paliarlo, se ha mutado en motivo de preocupación social y la ficción ha explotado su cáracter grandguignolesco.


En el Romanticismo, se puso de moda como una prueba de amor eterno.
El olor de la vena cortada, del arsénico, de la malva y del fuego fatuo se mezclaban con la noción de insaciabilidad amorosa y con la búsqueda del orgasmo letal.
Los criminales lo han visto como la solución para silenciar sus atormentadas conciencias, cual Lady Macbeth y su carrera mortal al precipicio del palacio.
El deseo hacia una persona del mismo sexo, confundido con la culpa y el deshonor, era motivo suficiente para tomar la vía rápida. En los tiempos de "La Calumnia", la bollera y el marica preferían la soga.


En 1929, las calles de Nueva York se llenaron de los cadáveres de los brokers de Wall Street, que optaron por defenestrarse antes que afrontar la ruina de sus carteras.
Dentro del búnker de 1945, Adolf Hitler y Eva Braun ponían punto y final a sus vidas de ensangrentada magnificencia y ponzoñosa cobardía.
El alcoholismo y las drogas impulsan al suicidio a aquellos aquejados de la enfermedad del vacío y del delirio. Norman Maine se sumerge en el mar y se aparta así del camino de su esposa, para evitarle tristeza y obstáculo.


La locura y la depresión maníaca dejan notas póstumas tan tristes como la de Virginia Woolf. "Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme", escribía para explicarse.
Hemingway se pegó un escopetazo cuando descubrió que estaba solo y que no se le levantaba. El cielo de Casteldefells fue testigo del tiro con el que George Sanders decidió terminarse.


Lupe Vélez preparó su catafalco, para morir bella y en la cama. La encontraron reclinada en el váter y manchada con vómito de Seconal.
Capucine se tiró de la ventana, porque se sentía loca y vieja. Y la imagen del siglo fue la habitación apestada de barbitúricos y llamadas perdidas de aquel agosto de Marilyn.


Los adolescentes lo intentan, piensan en él y lo consideran la idea definitiva.
Según los estudiosos, es un grito de ayuda e incluso un fruto venenoso de la sociedad del bienestar. La infancia social se perpetúa en un cuerpo que se hace adulto, que bulle y que no sabe por donde escapar.
"Las vírgenes suicidas" y su pacto secreto o su nihilista sentido de la rebeldía. O simplemente, la amargura del vacío interior y el escepticismo sobre las inercias del futuro.


Trae consigo muchos cambios, sí. Y ya lo dijimos a propósito de Owen Wilson, no mola.
Es una desgracia para los que se quedan. Provoca una mueca helada que no se borra jamás.

4 comentarios:

Lee dijo...

Las Virgenes Suicidas, como me traumatizó!
Yo soy de las que todavia ve el suicidio como algo fascinante y romantico, si , soy asi de mitomana!
Lo de Capucine fue muy triste, que guapa era esta mujer!
Era muy amiga de Audrey Hepburn, y se dice que esta la salvo varias veces del suicidio, al final no pudo ser...

Un saludo!

Eduardo Fuembuena dijo...

Precioso artículo.

Enhorabuena Montez.

Lord Alfred.

Josito Montez dijo...

Lee, a Capucine le dediqué un artículo hace un par de meses. Puedes rastrearlo en la etiqueta "Notorious".

Y a ti, fiel Lord, muchas gracias, como siempre.

Pati Difusa dijo...

josi, faltó el suicidio de truman capote.