El último domingo, la HBO daba el cierre a "Big Love".
Se despedía así la barroquísima saga de los Henrickson, familia polígama de Utah, que vive entre la ancestralidad mormona y la modernidad del suburb.
Han sido cinco temporadas de una serie especialmente ambiciosa, que ha jugado con la ambigüedad desde el principio.
Sin dejar de ponerlos en evidencia, ha terminado por conseguir que nos emocionemos con esos personajes de ideologías conservadoras y costumbres garrulas.
Como espectadores, hemos pasado de reprobar la situación a dejarnos llevar por la vivencia de esas tres casas y esas tres esposas, tan secretas, tan vibrantes.
La serie se revelaba aún más fascinante cuando se internaba en el impío terreno de Juniper Creek.
Representaba una adámica comunidad campesina, donde los profetas se elevan como patriarcas terribles, que trafican con mujeres repeinadas, ocultan sus disipaciones sexuales y recurren al asesinato cuando lo necesitan.
Todo en nombre del Padre Celestial, por supuesto.
Hemos visto mucho, pero nada como "Big Love".
La premisa de que una familia sea multiforme e ilegal ha propiciado el más extraño de los melodramas.
La premisa de que una familia sea multiforme e ilegal ha propiciado el más extraño de los melodramas.
Y el escenario de Juniper Creek y sus grandguignolescas tramas han potenciado la bizarría hasta el puro espectáculo.
Pero, ¿por qué ha terminado?
"Big Love" jamás ha registrado grandes datos de audiencia y, en comparación con otras series de la cadena, goza de una popularidad mucho menor.
"Big Love" jamás ha registrado grandes datos de audiencia y, en comparación con otras series de la cadena, goza de una popularidad mucho menor.
Sin embargo, ya sabemos que la HBO no vive de ratings, sino de reputación y prestigio.
Tras una tercera temporada impecable, donde la serie alcanzó su más alto nivel, "Big Love" nos ofrecía un cuarto año irregular, presidido por esa inverosímil trama de la carrera política de Bill Henrickson.
Tras una tercera temporada impecable, donde la serie alcanzó su más alto nivel, "Big Love" nos ofrecía un cuarto año irregular, presidido por esa inverosímil trama de la carrera política de Bill Henrickson.
La espalda que le dio la crítica a "Big Love" ha sido lo que ha motivado que su quinta temporada haya sido la última.
Al menos, es lo que dice Bill Paxton y lo que sostienen gran parte de los seguidores de la serie.
Al menos, es lo que dice Bill Paxton y lo que sostienen gran parte de los seguidores de la serie.
Además, la presencia de "Big Love" en los premios televisivos ha sido mínima durante toda su trayectoria.
Sólo Chloë Sevigny se alzaba con el Globo de Oro a la mejor actriz de reparto en 2009.
Sólo Chloë Sevigny se alzaba con el Globo de Oro a la mejor actriz de reparto en 2009.
En esta temporada de despedida, se ha evidenciado el agotamiento de algunos de sus ingredientes clásicos.
Las discusiones entre las esposas, que solían ser lo mejor de la función, han acabado trayendo el regusto de la repetición.
Las discusiones entre las esposas, que solían ser lo mejor de la función, han acabado trayendo el regusto de la repetición.
Sin embargo, "Big Love" nunca ha dejado de estar brillantemente escrita ni ser deliciosamente imprevisible.
Y no se puede expresar sino repetido elogio hacia su reparto.
Y no se puede expresar sino repetido elogio hacia su reparto.
Que la serie haya hecho trascendente a Jeanne Tripplehorn es la mejor prueba de su grandeza.
Como todos los episodios finales, la conclusión ha resultado desconcertante para muchos y decepcionante para otros tantos.
Personalmente, la he encontrado extraordinaria.
El capítulo final ha potenciado uno de los mensajes de la serie: las mujeres son más importantes que la machista situación en la que se encuentren.
Antes de marcharse, "Big Love" también ha querido insistir en su denuncia sobre la hipocresía religiosa y social de su país.
Ese que prefiere ilegalizar y prohibir, barriendo bajo la mesa y calificando de "basura blanca" a todos los que representan las deudas de su Historia y las miserias de su presente.
Ese que prefiere ilegalizar y prohibir, barriendo bajo la mesa y calificando de "basura blanca" a todos los que representan las deudas de su Historia y las miserias de su presente.
Si "Big Love" ya es importante, más crecerá su legado televisivo con el paso del tiempo. Será cuando los que no la hayan visto, se decidan a descubrirla.
Para los seguidores, ha significado una experiencia que ha sonado a nueva y un viaje que ha resultado provechoso, como sólo pueden brindar las mejores series de la HBO.
2 comentarios:
muy acertado tu comentario, el final fue inesperado y sorpresivo, la verdad que si, aunque no estuve deacuero
A mí me pareció un final muy potente. Lloré mucho. Como seguidor de la serie creo que era el momento para acabarla. La serie no daba para más. Por eso no soy más ni menos fan...simplemente no daba para más.
Tampoco entiendo como no se llevó muchos más premios esta serie, que goza de dos temporadas sublimes (las dos primeras), y que trata un tema tan delicado y desconocido para muchos.
Eso sí, opino que la tercera y la cuarta temporada se bajó el listón, para volver a subirlo en una quinta y última, que a mi gusto se acerca más a la grandeza de las primeras.
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