miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Reloj y La 'Vendetta'


En cierta ocasion, el cómic se hizo mayor y se dijo adulto.
Siempre había sido un arte menospreciado, cuyos intrincados lenguajes y laberínticas sagas expresaban más de lo que su apariencia barata mostraba a priori.


La obra de Alan Moore se hacía decisiva en la mayoría de edad del cómic.
Ante la importancia literaria de dos títulos como "Watchmen" y "V de Vendetta", la apreciación crítica cambiaría hasta la denominación.
A partir de entonces, los cómics más oscuros y ambiciosos serían llamados "novelas gráficas".


"Watchmen" y "V de Vendetta" son, simple y llanamente, la hostia.
Su atrezzada imaginería, llena de disfraz y máscara, se ambienta en un mundo alternativo, en una Historia retuneada, en un universo de parábolas futuristas y metáforas del presente.


Su creador, con una visión paranoica de la realidad y una sensibilidad sociológica de lo más precisa, despliega el abigarrado panorama de la metrópolis, esa que necesita de la policía y la represión para protegerse de sí misma.


Como comentábamos el otro día, las mejores historias son las que comienzan cuando ya se han terminado.
"Watchmen" arranca en el final, durante las consecuencias del fracaso.
Su liga de súperheroes vuelve a encontrarse, cuando el Comediante es asesinado.


La intención desmitificadora es total.
Se revela que esos "Watchmen" fueron utilizados como unos vigilantes parafascistas, a los que se tiró por el retrete cuando no fueron necesarios.


Los restos de sus disfraces, la continua irrupción de las tristezas del pasado y las inexorables agujas del reloj del Apocalipsis mundial recomponen a duras penas a los patéticos Watchmen, que encuentran su expiación en la vuelta a la acción.


En lo alto, aparece la estrella de "Watchmen", el Doctor Manhattan, el hijo del relojero convertido en gigante todopoderoso, la criatura azul emigrada al planeta rojo.
El Doctor Manhattan piensa más allá del tiempo y del espacio. Lo sabe todo, nada le importa. O eso parece.


"V de Vendetta", defensa del espíritu humano sobre los mensajes totalitarios, también arranca desde las cenizas.


Su enigmático personaje principal, un exquisito justiciero enmascarado, dinamita literalmente los cimientos de la sociedad orwelliana, la misma que se fundamenta en el mensaje único y en el arte cero.


V, el que prendió fuego al campo de concentración, teatraliza la venganza, magnifica el terrorismo y trasciende el anarquismo.
Y, en medio del calvario que hace pasar a su Evey, irrumpe la carta de Valerie.
Una historia aparentemente ajena conjuga y consolida todo el relato de "V de Vendetta", y lo hace aún más emocionante.


Los mil significados de estas dos obras maestras del cómic son tan inabarcables como la trayectoria del inglés Alan Moore, un autor tan fructífero como secreto.


Es una de esas personalidades que siempre suscitan intriga, desde su estrafalario aspecto hasta su modo de vida, costumbres y creencias.
Las reapariciones de Moore se hacen esperar. Desde hace mucho tiempo, el estreno de un nuevo título suyo se vive como un acontecimiento entre todos los amantes del cómic y la literatura.


Después de ver las desastrosas versiones cinematográficas de "La Liga de los Hombres Extraordinarios" y "Desde el Infierno", Moore pidió expresamente que su nombre no apareciese en los créditos de futuras adaptaciones.


Lo hizo en el momento menos adecuado. Porque las películas de "V de Vendetta" y "Watchmen" han sido la manera de comunicar sus mejores títulos al gran público.


La primera aligera los temas más conflictivos de la obra original, especialmente en lo referente a anarquismo y consumo de LSD.


El personaje de Evey, una debilucha prostituta en el cómic, se convierte en una fuerte protagonista femenina, incorporada por Natalie Portman.
Se echan de menos personajes, imágenes y tramas muy potentes de la obra original, pero la película contagia toda la emoción vendettesca, y lo hace con buen ritmo y notable estilo.


"Watchmen", un proyecto largamente perseguido, se estrenaba en 2009 con toda polémica.


El público la encontró extraña y desconcertante; la crítica se dividió como sólo sucede con las obras más controvertidas.


Unos la calificaron de pretenciosa y aburrida. Otros, de magnífica y fascinante. A mí, personalmente, "Watchmen" me parece una obra maestra.


Al contrario que "V de Vendetta", es una adaptación avant la lettre, operación muy arriesgada que puede perjudicar fatalmente el ritmo cinematográfico.


En este caso, los "Watchmen", a todo dramatismo y lujo fílmico, se mueven vibrantes.
Los títulos de crédito, el entierro del Comediante, la infancia de Rorschach, la creación del Doctor Manhattan; "Watchmen" es una experiencia sobrecogedora, tan visionaria como lo fue el cómic que adapta.


Alan Moore debe considerarse parada imprescindible hasta para quien se considere extranjero en el mundo de la viñeta.
Es la garantía del disfrute con enjundia, combinación que todo espectáculo debiera perseguir.

3 comentarios:

Groupiedej dijo...

Por muy buenos que sean los títulos de crédito (que lo son, y mucho... en realidad lo mejor de la película) prefiero millones de veces la versión de V for Vendetta a Watchmen... y Alan Moore me temo que piensa lo mismo...

P.D.: No me gusta estar en desacuerdo contigo, pero en esto no puedo evitarlo.

chica migraña dijo...

Bueno, aun me queda por ver Watchmen pero definitivamente V for Vendetta es lo más.
Me he quedado con ganas de leer Lost girl.

Ramón dijo...

Yo disfruté como un enano viendo Watchmen. Puede que tenga que ver con no haberme visto los comics...

Mucho fanboy hay.