domingo, 7 de marzo de 2010

Helen


Dios bendiga a las mujeres misteriosas.
Como esa misma que está nominada al Oscar a la mejor actriz y casi nadie lo sabe. Y a ella no le importa.


Ya lo dijo en una ocasión: "Los Oscars son un trabajo, elijo el vestuario, me lo paso bien, aguanto el tipo y, cuando se acaba, vuelvo a la realidad".


Hace dos años, Daniel Day-Lewis fue a recoger su segunda estatuilla y le hizo una reverencia a la mujer que se lo entregaba.


Helen Mirren se rió y lo celebró, pero siguió guardando el misterio.


Sonríe con cercanía y podría conversar con nosotros sin problemas; pero, a la vez, nunca se puede conocerla del todo, y su distancia conquista tanto como su secreta calidez.


Es la mejor definición de una reina.
Y Helen, que ha interpretado a unas cuantas, es monarca de la escena desde hace muchísimo tiempo.


La mayoría de nosotros la descubrimos como Morgana, la bruja sexy y malvada de "Excalibur", esa nunca suficientemente valorada folly artúrica de John Boorman.


La Mirren prendió la pantalla y mantuvo un duelo interpretativo con Nicol Williamson, que interpretaba a Merlín.
Buen fruto escénico del hecho de que Nicol y Helen no se soportaban en persona.


Pero la Mirren ya era querida y deseada por muchos francotiradores del celuloide antes de "Excalibur".
La demandaban, porque era inglesa, se formó en el teatro y, para colmo, estaba buena.


Así, señores tan particulares como Lindsay Anderson, Ken Russell, Tinto Brass o Peter Greenaway la incluyeron en sus empresas.


Con América, ha coqueteado poco y casi por diversión.
Ha sido su matrimonio con el director norteamericano, Taylor Hackford, lo que la ha mantenido entre dos puertos.


Cuando le dieron un Emmy, aseguró: "Los americanos tenéis muchas cosas, pero sois generosos".
Para ellos, Helen Mirren es otro ejemplo de distinción british, algo que admirar tanto como temer.


Nunca han sabido muy bien que ofrecerle y han optado por nominarla al Oscar cuando han tenido oportunidad.


El público británico la reconoce por la televisiva "Prime Suspect", serie innovadora y ya clásica, donde ha interpretado a la detective Jane Tennison desde principios de los noventa.


Quizá el que llamaron su papel definitivo fuera, para ella, sólo otro día de trabajo.


En "The Queen", fue aquella reina Isabel II en crisis, emocionada ante la visión de un ciervo, refugiada de las miradas de sus súbditos-verdugos.
Helen ganó todos los premios, entre ellos el Oscar.


Ahora interpreta a Sofia Tolstoy en "The Last Station"; buena elección porque casi nadie sabe que su padre era ruso y que Helen Mirren se llama, en realidad, Illiana Mironova.


Esta noche, quizá gane Sandra Bullock. Qué buen chiste son los Oscars.

1 comentario:

Lee Van Cleef dijo...

Me parece irresistible Helen y más sexy que la mayoria de las de 30 de Hollywood.