viernes, 9 de noviembre de 2007

¡¡Locas!!


En la Edad Media, las hubiesen quemado por brujas. En el siglo XX, las condenan al sanatorio, al test de Rochard y a las píldoras tranquilizantes. La locura femenina, tan inquietante en la realidad como fascinante en el cine.
La gran loca de la ficción es la Bertha Rochester de "Jane Eyre", el monstruo de pelo enmarañado, que se agazapa en la sombra del torreón de Thornfield Hall. La mujer presa de sus instintos más básicos, absorbida en la manía y en la autodestrucción.


La psicopatía en la mujer siempre ha estado asociada principalmente con la sexualidad, tanto en sus formas represoras como liberadoras.
Ahí están los melodramas psicoanalíticos, donde las explicaciones a los cuadros paranoicos van desde tempranas decepciones amorosas hasta abusos sexuales en la infancia. La propia sensualidad no aceptada lleva a la locura a las mujeres de "Nido de Víboras" y a la hermana Agnes de "Narciso Negro".
La maternidad también conduce al delirio. Aparecen las terribles madres que duran más allá de la muerte, como la momia de "Psicosis" que dicta a Norman Bates matar a la pecadora Marion Crane. Cuchillo en mano, también hace su entrada la mami fanática religiosa que niega la pubertad a su Carrie.

La actriz-mito se emborracha de inseguridad, neurosis y sadismo, como Joan Crawford según su hija adoptiva Christina.
Y la negación del fracaso y la vejez asaltan la psique trastornada de Baby Jane Hudson.


Los múltiples roles que debe cumplir una mujer en la sociedad, en el hogar y en la cama pueden confundir la mente. Así, Joanne Woodward en "Las Tres Caras de Eva" y Sally Field en "Sybil" querían participar de todos los papeles.
La personalidad múltiple, o la incapacidad de ser más de una persona, porque, en realidad, no se es ninguna en particular.
Ya lo dice Gena Rowlands en "Una mujer bajo la influencia": "No puedo ser yo misma, porque no sé quién soy".
La Virginia Woolf que interpreta Nicole Kidman en "Las Horas" reivindica apasionadamente su manera de ser y su vida lejos del confinamiento.
Su enfermedad mental espolea a su genio literario, aunque la aparte de la felicidad y la condene a su propia extinción. ¿Es la loca una visionaria, al fin y al cabo?

No hay comentarios: