miércoles, 21 de noviembre de 2007

El Sexo según "Shortbus"


Ya deberíamos saberlo todo sobre el sexo y las relaciones. Tendríamos que ser a la fuerza máquinas perfectas de amor. Es lo que nos corresponde históricamente. Pero los protagonistas de "Shortbus" no lo tienen tan claro.
Sofia no ha tenido un orgasmo en su vida, pese a los polvos brutales que echa con Rob, su marido.
Severine se prostituye, mientras anhela el contacto real.
James llora cuando se corre. Su novio Jamie piensa en reciclar su relación y abrirla a otros.
Y Caleb los espía desde la ventana de su aburrido piso.


Todos se encuentran en el mismo lugar, un local clandestino llamado "Shortbus", donde se practica el sexo libre, mientras se debate sobre los sentimientos, el arte, la música y la diplomacia relacional. Observar es participar.


Sofia, la anorgásmica (que, irónicamente, es terapeuta sexual) se ve incapaz de decidir. Porque, al final, descubre que no se trata de una decisión consciente, sino de un impulso vulgar y envolvente que provoca la sensación sublime y momentánea que tanto buscaba.


Quizá el sexo no es la solución definitiva, pero sus aportes de disfrute definen gran parte de la felicidad de nuestra vida. Teorizarlo es perder el tiempo, aventurarse en él nos hace humanos.
Todavía hay ataduras, todavía hay insatisfacción. Y sobre todo, una profunda desorientación. Pero sacralizado o no, el cuerpo está para ser entregado.
Y, como dice el maestro de ceremonias, se trata de conectar con una energía universal.
La frigidez emocional en el caso del suicida James es mejor olvidarla.
Cuestión de electricidad. Es la respuesta que nos da John Cameron Mitchell.
John Cameron Mitchell ya nos había encantado con "Hedwig and the Angry Inch", el musical heterodoxo que él mismo protagonizó.
"Shortbus" es mucho más ambiciosa, pero parte de una intención honesta, radiografiando el sexo de manera inconexa y casi documental.
Explícita hasta la pornografía, pero con la miga dramática y el sentido del humor que nunca ha tenido ésta, "Shortbus" es una película para buscarse en ella e identificarse.
Porque nos suena muchísimo todo de lo que habla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

esos lo q son todos unos sinverwenzas! cochinos ! marranos!

Anónimo dijo...

Qué buena película, caray.

Me identifiqué horrores con Sofía, las mujeres nos enfocamos mucho en nuestros orgasmos, pero muy pocas confesamos abiertemente jamás haber tenido uno.