martes, 6 de noviembre de 2007

40 Años del Mito Camp (5): El Efecto Sharon


Sharon Tate era perfecta. La mujer más bella del mundo.
Qué mejor elección para el personaje de Jennifer North, la modelo de fotogenia ideal y terrible mala suerte.
Y quién iba a decir que la interpretación de la Tate sería la más acertada de "El Valle de las Muñecas", frente al exceso de Patty Duke y la distancia cool de Barbara Parkins. Sharon intuye a Jennifer y acaban por convertirse en una.
Jacqueline Susann se inspiró en Carole Landis para su Jennifer, aunque, en el momento de la producción de la película, el guiño estaba puesto en la saga de Marilyn Monroe.
La nena que nadie toma en serio, explotada sexualmente y con una familia desastrosa a sus espaldas.


Cuando Jennifer consigue la felicidad al lado del cantante Tony Polar, descubre que éste tiene una enfermedad hereditaria, que termina por dejarlo postrado en una silla de ruedas y confinado en un sanatorio que cuesta mucho dinero.
Y Jennifer sólo tiene su cuerpo, por lo que tendrá que recurrir a protagonizar películas "artísticas" en Francia.
Y, cuando parecía que la tragedia había agotado sus cartuchos, el cáncer de mama le arrebata su modo de vida. Desesperada, Jennifer toma la vía rápida con una buena ingestión de dolls y de conmiseración.
La trama de Jennifer North es la más delirante y sádica de "El Valle de las Muñecas". Quizá por eso, el esfuerzo de la actriz por hacer creíble su personaje resulte más meritorio.
Sharon ya había aparecido en "El Baile de los Vampiros", dirigida por su marido Roman Polanski, pero fue su Jennifer quien la hizo famosa.
Tres años después, Sharon moría a manos de Charlie Manson y su banda.
En retrospectiva, "El Valle de las Muñecas" parece toda una ironía. La chica guapa que acaba muerta, por permanecer en el lugar menos indicado. La esencia moral de una época que terminó de manera atribulada y contradictoria.
Pero, como dice Jennifer North: "¿Cuándo he hecho caso a lo que me dice mi madre?"

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