viernes, 16 de marzo de 2012

Los Versos de La Melancolía


Es el estado del desánimo, la vieja definición de toda depresión y la palabra más hermosa para contar la tristeza.
Dicen que la melancolía es la envidia de lo animal.
Los melancólicos quieren vivir como los seres de fauna; en silencio, errando, lamiéndose las heridas en solitario, aspirando a hibernar, observando los caprichos del sol desde un tranquilo horizonte.


Melancolías hay muchas, como tales tristezas. Se caracterizan por la ausencia de entusiasmo, la falta de frenesí o el chispazo del cinismo existencial.
Por el precipicio de la melancolía se cae cuando no se puede amar o no se consigue follar.
De un día a otro, por la puerta o respirada por la ventana, entra la más granada de las melancolías, vestida de enigmas, frustraciones e historias calladas.


Los protopsicólogos se apresuraban a diagnosticarla cuando un paciente no quería trabajar, evitaba socializar y prefería entender el futuro como un negro interrogante.


Mientras, muchos movimientos culturales terminarían por elogiar la melancolía.
Shakespeare la haría personaje, de nombre "Hamlet", el príncipe asediado y perdido en el castillo de las sombras y los rencores.
Ser o no ser como suprema cuestión.


Hamlet y su calavera, la íntima relación de la lágrima con la muerte, de la realidad con la fantasmagoria.
Todos los fantasmas son las grandes figuras de la melancolía, atisbando la vida de los otros, desconsolados ante el resonar de los latires ajenos.


La melancolía se despierta como la inevitable reacción sentimental hacia nuestro breve y loco recorrido por este planeta.
Mejor regresar a la animalidad, al vagar sin rumbo, al renunciar a la explicación.
La melancolía es síntoma y enfermedad.


Las mejores películas tristes explotan la melancolía.
Son esos cuentos de desazón y atardeceres, adorados por el público, amarrados con decisión a la Historia del Cine.


La clave de la melancolía reside en su generosidad, su derroche, su exuberancia de emociones.
Es el esplendor de la tristeza, relatado a través de la nostalgia por lo vivido y lo sentido.
Aquellas y estas derrotas del corazón, contadas con la más vibrante pulsión.


La melancolía no es vulgar depresión ni simple desánimo.
Melancolía significa haber amado en cierta ocasión, pedir hoy otra copa más, confundir el suspiro con la sonrisa, sofocar el tedio con el recuerdo.
Y ser capaz de contarlo con un simple gesto, poder expresarlo con la significativa ausencia de esa palabra decisiva.


La melancolía es el canto de los mejores perdedores.
Esos que nos recuerdan que, en este mundo, siempre llegamos tarde, hay puertas que se cierran y la gloria nos dura un día.

4 comentarios:

Justo dijo...

Qué precioso texto, Josito.

No sobra nada, todo fluye, melancólicamente.. qué bueno que eres, jodío.

(He votado por Chris Evans). Aunque, como dicen los anglo, I wouldn´t kick him out of my bed, en mi caso aplicado a todos y cada uno de ellos, jaja.. eso sí, me falta Gosling.

Un abrazo

Josito Montez dijo...

Ay, muchas gracias, querido Justo. Por tus palabras y tu voto...

sil4300 dijo...

Una entrada maravillosa, el texto y las imagenes, increibles. Muchas gracias

Josito Montez dijo...

Mil gracias a ti, sil.