jueves, 5 de julio de 2007

De "101 Dálmatas" a "Zodiac"


En 1961, Walt Disney produjo 101 dálmatas, un nuevo éxito para su factoría, con los perros manchados como protagonistas absolutos, amenazados por la estupenda villana Cruella de Ville.

La novedad de 101 dálmatas se evidencia en su imagen más famosa: la familia de perros sentada delante del televisor.
Por primera vez, los medios de comunicación tienen una curiosa imbricación en la trama. Los anuncios, los seriales, la radio, los titulares de prensa, el chisme y el sentido del escándalo salpican el argumento de 101 dálmatas.

La desaparición de los perritos y la búsqueda del culpable se mediatiza. Pongo y Perdita recurren desesperados a la “llamada de la noche”.
A través de sus aullidos, los perros de la ciudad se ponen en contacto. Perdita asegura que es “puro chismorreo”, pero Pongo la convence. Es la única solución para encontrar a sus cachorros en un mundo tan poblado y concurrido.
Los secuaces de Cruella piden a su temible jefa retrasar el asesinato de los cachorros hasta que acabe el concurso que están viendo.


Zodiac, la última película de Fincher, habla de esa mediatización del crimen, pero como una arista más del propio delito.
Un incentivo para cometerlo, de manera que el asesino se hace famoso, junto con los periodistas y policías que participan en el caso. Y los pervertidos medios, en este caso, sirven como una obstrucción para descubrir la verdad.
O, en todo caso, promueven la proliferación de teorías disparatadas, calumnias e informaciones de despiste. Todos quieren participar de esa red establecida de pseudo-comunicación, aullando como perros.
Cualquiera puede llamar al teléfono de aludidos y mantener en vilo a medio país.

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