jueves, 24 de marzo de 2011

Hot Set


Hoy saltamos a la pista. Miramos a ambos lados y no podemos predecir si el set acabará en tragedia o victoria.


Los privilegiados contemplan el encuentro desde las gradas; los demás aficionados lo seguirán a través de las retransmisiones televisivas.
Nosotros, a pie de cancha.


Como deporte, el tenis es original e intenso. Como juego, el rival puede ser uno mismo, porque recibir el golpe es tan importante como saber darlo.


Campeonatos internacionales, raquetazos milagrosos y niños ricos; así se cuenta el tenis y los tenistas.


Más allá de los que ya sabemos, mejores que los omnipresentes Nadal y Verdasco, hoy saltamos a la pista.
Y, así, conocemos a los auténticos maromos del tenis.


Cuando un deporte se convierte en acontecimiento, sus atletas se hacen famosos. Se ganan una reputación heroica y se revisten de buenos modelos de superación.


Y si son especialmente atractivos, bien pueden alumbrar campañas publicitarias, saraos de postín o jueves blogueros.


¿En dónde reside el calor que suscitan los tenistas?
Trabajan de tarde, golpean con fuerza y, por todo ello, sudan mucho.
Si ya van ligeros de ropa, se incrementa el ardor ajeno cuando intentan aplacar el propio.


Se descamisan, beben agua y miran con fiereza.
Reza la leyenda que muchas homosexualidades se han descubierto por la contemplación de los tenistas.


En los últimos tiempos, dos nuevos nombres suenan con fuerza para cotejar victorias en la cancha con celebridad extradeportística.


Son el encantador Novak Djovokic y el exquisito melenas David Ferrer.


El serbio Djovokic tiene especial carisma y ya se le reconoce por pícaro y bromista.


Y en el caso de Ferrer, esta semana es portada de una revista de tendencias. Preveemos que sólo será el comienzo.


En España, no sólo de Rafa Nadal vive el tenis. Ahí está Tommy Robredo, pequeño y aguerrido.


Robredo confiesa que es individualista, casi egoísta. Como todos los grandes de este deporte, la carrera de fondo la prefiere solitaria.


El rubio Andy Roddick debe ser parada imprescindible en cualquier recorrido por lo más lindo de los sets.


Más americano que el chicle, Roddick es también uno de los mejores jugadores de la pasada década.


Y, además, se ha consagrado como un evidente mito para todos los seguidores del maromeo yanqui.


No puedo terminar sin agradecer la inestimable colaboración de nuestro querido Yosonico para la elaboración del post de hoy.


El amigo sabe mucho de tenis, de maromos y, por ello, de maromos tenistas.
Me ha dicho que su favorito es Ernests Gulbis. Un letón pelirrojo, nada menos.


Hasta aquí el Open de 'Josito Montez'.
¿Habrá posibilidad de un segundo certamen? Puedes apostar que sí.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanta!! jaja. my pleasure.

Raquel Cascabel dijo...

Wapo, por mucho que tu quieras ver carne, yo solo veo tenis. Soy bastante fan de este deporte, y todavía no he encontrado ni uno que me ponga un poquito, tal vez Kuerten, pero ni con esas. Eso si, podrías dedicarle un post al rugby australiano? Porfa, porfa

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=Yh0tmuHoEIs

Athena dijo...

Pues el pelirrojo letón tiene su cosa ;)

Josito Montez dijo...

Apuntado lo del rugby. Bienvenida, mi querida Cascabel.
Besos generosos a los demás.