sábado, 3 de enero de 2009

Lorre


Las sombras y luces del expresionismo alemán perfilaron el inconfundible, alucinante rostro de Peter Lorre.


"M", de Fritz Lang, fue el principio para este Lorre, de origen austro-húngaro.
En la radiografía de la persecución y caza del vampiro de Düsseldorf, el actor de ojos tristes y desorbitados compuso un monstruo tan inquietante como carismático.


Fue la ocasión única en que un violador y asesino de niñas se hacía protagonista de una historia y convertía a su intérprete en figura de culto.


El encuentro de Peter Lorre con Alfred Hitchcock fue decisivo. No sabía hablar inglés, por lo que tuvo que aprender sus líneas fonéticamente para ser el villanísimo de la primera versión de "El Hombre que Sabía Demasiado".


La atención de Hollywood por ese extraño ser y formidable actor fue inmediata. Desembarcaba en la Meca del Cine con todos los honores y todos los terrores.
"Las Manos de Orlac" fue el primer título de Lorre en Estados Unidos y un éxito duradero.


Quedaba definida la imagen de Peter Lorre en la pantalla: el extranjero friki, neurótico, siniestro y proveedor de pesadillas.
En los años cuarenta, se confirmó como el mejor de los secundarios.
Su papel más recordado sigue siendo el avaricioso marica Joel Cairo de "El Halcón Maltés", que envía esencia de violetas como carta de presentación al Sam Spade de Bogart.


También vendía salvoconductos en el Rick's de "Casablanca" y se reía de su imagen en "Arsénico por Compasión".
Sin embargo, la carrera de Peter Lorre perdería fuelle durante los cincuenta. A ello, se sumó su terrible adicción a la morfina, que nunca llegó a superar y que lo hizo engordar considerablemente.


Roger Corman y la televisión lo reivindicarían en los sesenta como criatura infalible del grandguignol.
Todo un divo del terror, Lorre sigue siendo gran favorito de las parodias, por su inefable físico y su marcadísimo acento.
Fue más que un mimo; aún en sus más altas cotas de maldad, siempre había un rastro de fragilidad y la seña inequívoca de un alma quebrada.

4 comentarios:

Zinquirilla dijo...

Por fin hablas del chiquitín más encantador del cine negro.

Josito te recomiendo El cebo.

Groupiedej dijo...

Decía Allen del personaje de Alan Alda en Misterioso asesinato en Manhattan: "Se ve a si mismo como Humphrey Bogart en Casablanca. Yo lo veo más como Peter Lorre... retorciendo las manos..."

Josito Montez dijo...

Ya la vi, Zinqui, que el Garci la puso hace siglos.

Zinquirilla dijo...

jopé Josito cuando José Lus García fumaba con Giménez Rico entre peli y peli estarías en el cole :D

(yo la vi en la 2 también pero por la mañana cuando echaban también a las 11 "La película de la mañana")