domingo, 11 de enero de 2009

Janis


Emblemática diva del hippismo, Janis Joplin se bebió su propia vida con la urgencia de un sediento y sobrevivió a la muerte con la prestancia de un mito absoluto.
Su madre dijo que Janis siempre quiso llamar la atención y sobresalir. Algo difícil para una niña fea y gorda que nació y creció en un pueblo de Texas.


Sin embargo, los dioses dieron a Janis un don más precioso que la belleza: una voz que aunaba todo el sentimiento de las almas desgarradas del mundo.


El sonido único de la cuerda vocal de la Joplin todavía sigue emocionando. Se movía de la suavidad del soul a la fiereza del rock; cuando cantaba, se dejaba la piel y regalaba un trozo de sí misma.


Perdida en la saga de conciertos y excesos que trazó sobre la Norteamérica de los sesenta, la Joplin fue símbolo inequívoco de su tiempo.
Contestataria, deslenguada, feminista, llena de abalorios, plumajes y flower power, y especialmente curiosa hacia las sustancias prohibidas.


La heroína y Janis Joplin caminaron juntas con la garantía del infierno. Janis necesitaba esa droga definitiva para calmar su proverbial frenetismo, y la heroína quería el cuerpo de la Joplin para dejarlo seco a la edad de veintisiete años.


La Joplin vivió tan rápido que el público la conoció mejor después de su muerte que durante su brevísima vida.
Los recopilatorios y los homenajes no han parado de sucederse desde que falleciera por sobredosis en aquel octubre de 1970.


El mito poético dice que Janis fue enterrada viva. Quizá porque su fuerza y su apabullante talento son incompatibles con el silencio y el olvido de la muerte.

3 comentarios:

Groupiedej dijo...

Nadie nunca ha berreado como ella. Y nadie lo hará.

Anónimo dijo...

Quien no se estremezca oyendo "Work me, Lord", no tiene corazón.

M3chas!!! dijo...

Janis no está muerta... Sigue en el viaje!!!