martes, 10 de junio de 2008

Marvin High Enough


El sonido Motown hacía vibrar los sesenta. Desde Detroit, la fructífera discográfica lanzaba a grandes cantantes y compositores afroamericanos. Los más famosos: Diana Ross y las Supremes, Stevie Wonder y Marvin Gaye.
Gaye se convirtió pronto en la gran estrella masculina de la Motown, aunque su relación con la productora fue durísima durante toda su carrera.


Al lado de Tammi Terrell, Marvin alcanzaba la gloria, con duetos clásicos como "Ain't no mountain high enough".
Se rumoreaba que Marvin y Tammi se amaban en la vida real, de la misma manera que lo hacían en sus canciones. Sin embargo, Gaye siempre aseguró que, entre ellos, todo era amable y platónico.


Cuando Tammi Terrell fue diagnosticada de un tumor cerebral y murió en 1970, Marvin Gaye cayó en una profunda depresión.
Sin embargo, la tristeza de Marvin fue sólo la antesala de la realización y el estreno de su disco emblemático: "What's going on".
Marvin demostró que podía componer y supervisar el estilo de un álbum con meticulosidad; "What's going on" todavía sigue siendo clave en la música negra del siglo XX.


Los setenta fueron años turbulentos para Marvin. Compaginaba resonantes éxitos musicales con sus acuciantes problemas personales. Los excesos con las drogas y los despilfarros económicos lo llevaron a la bancarrota.
Las batallas con la Motown continuaban y finalmente, encontró la fuerza para librarse de su estricto corsé a finales de la década.

En 1981, lejos de la Motown, estrenó su último disco, "Midnight Love", que contenía el famoso "Sexual Healing" y le proporcionó dos Grammy.

Dos años después, Marvin Gaye desertaba de una gira por Estados Unidos, con una severa depresión y tras varios intentos de suicidio. Fue entonces cuando volvió a casa.


Su fanático padre, Marvin Pentz Gay Sr., era reverendo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Combinaba sin pestañear las lecturas de la Biblia con el abuso de licores.
La vuelta de Marvin no fue benigna. Padre e hijo mantuvieron agrias discusiones, que culminaron fatalmente.


A los cuarenta y cinco años, Marvin Gaye moría a manos de su propio padre. La consecuencia de una fuerte pelea y dos disparos.
El cargo de asesinato en primer grado fue reemplazado por homicidio sin premeditación, tras el diagnóstico de que el infame reverendo sufría -irónicamente- de los efectos de un tumor cerebral.


Seis años de libertad condicional, el divorcio de su esposa, el rechazo de sus otros hijos y sus últimos años en un asilo fueron la condena del hombre que mató a una de las voces más emotivas y sensuales que proporcionó Norteamérica.

1 comentario:

Josito Montez dijo...

Ya ves, querida Lo. Siempre me ha gustado mucho la música de Gaye; no podía dejar de hablar de él!.