miércoles, 17 de febrero de 2010

1973


David Bowie era el indicado para preguntarse si había vida en Marte.
"Mataba" a Ziggy Stardust, su alter-ego glam, y dejaba a la audiencia con ganas de más.


Estados Unidos tenía más ganas de Richard Nixon, que comenzaba su más insospechado período.


Anunciaba que la intervención americana en Vietnam había terminado. Lo que tanto se había anhelado, llegaba tarde y llegaba triste.


Nixon firmó los acuerdos de París y, casi como un milagro, no quedó un solo soldado en el Sudeste Asiático.


Los chicos volvieron a casa, embutidos en sus uniformes, chapados de medallas, con las lágrimas contenidas, las heridas mal cosidas y la necesidad de olvidar. Urgentes y a domicilio.


Si pudiera guardar el tiempo en una botella, cantaba el pobre Jim Croce, un talento musical de lo más prometedor, que murió en un accidente de avión.


1973 fue el momento de dos discos-hitos: "The Dark Side of the Moon", de Pink Floyd, y "Quadrophenia", de The Who.


"Angie", la más cautivadora canción de los Rolling Stones, no dejaba de sonar.
Los más románticos preferían morir suavemente con Roberta Flack. Killing me softly with this song, singing my life with his words.


La memoria de tiempos pretéritos dominaba los intereses, las imágenes, las historias.


Sidney Pollack contaba "Tal Como Éramos", ambiciosa evocación de la historia reciente, vertebrada en la historia de amor entre un WASP y una judía.


Sin embargo, se "recomendó" a Pollack que aligerase el momento "caza de brujas", porque no estaba el año para rememorar ni mucha oscuridad ni mucho escándalo.


El mayor de todos se cocía a fuego vivo.
¿Qué pasó en aquel hotel? ¿Qué contenían aquellas cintas?
Nixon tomaba cartas en el asunto como si se tratase de cualquier otra crisis política: destituyendo a subordinados y aplazando explicaciones.


Kissinger se elevó como secretario de Estado, mientras el mítico Garganta Profunda no dejaba de llamar a la prensa para dar los más jugosos detalles del Watergate.


Mira lo que hace el rey del mundo. Pero, sobre todo, mira lo que hace la zorra de tu hija. Oh, my devil.


Por primera vez, Pazuzu era protagonista de una película de Hollywood. Y de qué manera.
Se metía dentro del cuerpo de Linda Blair, y aquello fue un festín para los más valientes.
"El Exorcista" arrasó.


Basta ya de posesión, cabrones.
El feminismo vivía un momento apoteósico cuando el tenista Bobby Riggs se dedicó a desafiar a todas las mujeres en torneos de raqueta y red.


"La Batalla de los Sexos", así se llamó el partido definitivo. En nombre de todas las Helen Reddy del mundo, Billie Jean King le dio una buena paliza.


Propulsado por una bomba de ETA, saltó el coche de Carrero Blanco, cual cohete, derecho al cielo de Madrid.


Carrero era presidente del Gobierno franquista y uno de los últimos obstáculos para instaurar la democracia. Quizá la Historia le demandaba ese vuelo, al fin y al cabo.
En otros vuelos más conocidos, una festividad judía fue pistoletazo de salida.


Aprovechando el Yom Kippur, Israel se lanzó contra los palestinos demostrando, por enésima vez, que la brutalidad puede ser exponencial.


Fue la antesala del bloqueo.
Los árabes cerraron los pozos y dijeron que no habría más crudo para Occidente. La energía se agotó y comenzó una crisis genuina.


Pero nada de lo que pasó en 1973 puede compararse a ese evento histórico que hace llorar de rabia hasta al más cínico.


La hora dejó de marcarse en la Casa del Reloj.
Despertados por el disparo de Allende, los soñadores se perdieron en el largo camino hacia la noche de la dictadura.


Olvidados, desaparecidos, aplazados, muertos, sin listas, sin datos, sin registros. No quedaron buenos días para Chile tras el golpe de Estado.


Ese mismo golpe de Estado que fue posible gracias a la connivencia yanqui. Ese mismo que vivió impune y murió de viejo.


Nunca hubo justicia suficiente.
Por eso, la importancia de la Historia y del recuerdo. Por eso, se escribe esto.

5 comentarios:

Adriana Menendez dijo...

impecable, como siempre.

Unknown dijo...

Tiempos mejores, tiempos peores viví, y aquí estoy...
El caso es que ese fue también el año de mi salida de la escuela preparatoria y al mundo, un viaje inolvidable de casi tres meses, por el viejo continente.
Solo me queda una duda, ¿Richard Nixon fue electo tres veces? Su tiempo parecio eterno, pero igual y no fue tanto (los ocho años de Reagan parecieron mil). Menos mal que hubo Watergate.
Saludos
desde México

Josito Montez dijo...

Gracias Adriana, as usual.
Fritzio, tienes razón. Me he confundido por la expresión "third term" que decía el texto que he leído.
Realmente era su segundo período presidencial, pero su tercero en la Casa Blanca. Recordemos que fue vicepresidente antes.
Lo he corregido, gracias por el justo apunte.

Besos.

Unknown dijo...

Parecía demasiado. De cualquier modo la realidad es que si estuvo doce años en el candelero. Mucho más de lo que uno creyera tener que soportar a alguien. Sobre todo alguien asi. Un abrazo

Pati Difusa dijo...

una lagrimita siempre por el dolor que vivió chile gracias a la dictadura.