miércoles, 10 de febrero de 2010

1959


Una avioneta en el horizonte cambiaba su rumbo y se lanzaba a por Cary. Sólo quedaba la carrera.
¿Era una metáfora de la lucha entre hombre y máquina? ¿O quizá la imagen preclara de que nunca estaríamos seguros?
Lo dicho: a correr.


1959 fue el año de Bobby Darin, con "Mack the Knife", "Dream Lover" y, por supuesto, "Beyond the Sea".
Más allá del océano, el matrimonio Leaky se hartó de excavar.
Llevaron su descubrimiento más importante a Chicago y demostraron orgullosos que Darwin tenía razón.


El cráneo se llamó Australopithecus y era el hueso de homínido más antiguo encontrado hasta entonces.


Pero los Leaky no podían mirar al futuro.
Por eso, jamás se encontraron ni supieron nada de aquel oscuro marinero de Manchester, que se perdió en las costas africanas, caminó por sitios ignotos y murió de una extraña enfermedad en pleno Congo.
Se dice que fue la primera víctima humana del VIH.


En el cine, los censores se ponían de los nervios cuando James Stewart hablaba sin pudor de las bragas de Lee Remick.
El motivo era el tensísimo proceso de "Anatomía de un Asesinato", especie de Juicio Final de los cincuenta.


Pero, hablando de revuelos, qué mejor que arrancarse por Frankie Avalon para referirse a esta mujer. Venus, oh, Venus...


Liz y su bañador blanco en "De Repente, el Último Verano".
Interpretaba a la prima de Sebastian, esa chica testigo de tanta maldad y que, por tanto, necesita una buena lobotomía para olvidarlo.


Los críticos dijeron de la película que era "una obra degenerada, ideal para degenerados".
Todo el mundo fue a verla.


La familia Clutter no tuvo oportunidad de ver "De Repente, el Último Verano" en 1959.
Porque, para ellos, fue su último año.


Murieron masacrados en plena noche, sin explicación, en ese paisaje de Kansas, donde los asesinos tomaron un coche y desaparecieron de la vista.
Sí, los Clutter fueron asesinados a sangre fría.


Cuando no quedaban esperanzas, encontraron a los culpables.
Cuando no quedaban esperanzas para éstos, Truman Capote encontró a Dick y a Perry.


Nacional, popular y socialista.
Así se llamaba la Cuba revolucionaria, que echó a Batista y entró en La Habana, roja como el carmín y con muchos libros que devorar por el camino.


El mundo reconoció el nuevo gobierno de la isla y las izquierdas de la Tierra depositaron todas las esperanzas en una de sus victorias más genuinas.
Sin duda, empezaban los sesenta, con rebelión y proclama.


Y acababan los cincuenta, con tristeza e ídolos caídos.


Un día, murió la música.
O así dijo el mito, cuando un accidente de avioneta se llevó al otro barrio a tres astros de la época: Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Booper.


De avionetas vivía el año.
Mientras, la pequeña pantalla seguía desafiante, alivio de tantos lutos.
Empezaba la ambiciosa "The Twilight Zone", para inquietar la sala de estar, y también la rústica saga de "Bonanza".


La emisión de "El Mago de Oz" en Navidades, veinte años después de su estreno cinematográfico, arrasó en las audiencias.
Sin duda, volver a esa Kansas pre-Clutter era el mejor antídoto.


Que sea rosa, que sea azul. Las hadas de "La Bella Durmiente" no se ponían de acuerdo sobre cómo vestir a Aurora para su regreso a palacio.
Los adalides del plástico lo tenían más claro. El ideal de la mujer perfecta se beneficiaba de la creación de la muñeca perfecta.


La llamaron Barbie y se erigía imperturbable, con el bañador, el pelo rubio y las tetas picudas. Una Marilyn sin alma ni encanto.
Pero nadie es perfecto, ¿verdad, Osgood?


El paisaje de la década había demostrado probadamente sus fisuras. Y las bragas de Lee Remick eran la prueba circunstancial.
Pero la víctima emocional siempre fue Sarah Jane, la chica que quería ser blanca.


Su madre, la que entraba por la puerta de atrás y la miraba desde el vestíbulo, nunca quiso decirle adiós.
Oh, the troubles in the world.


Audrey Hepburn era monja, cayeron los dos primeros soldados en Vietnam y se inventaron los pantys.
¿Era más feliz el Australopithecus? Como cantaba Dinah Washington, what a difference a day makes...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena cosecha, sí señor. Imitación a la vida!! Una de mis super-favoritas. Mucho más perversa y retorcida que "De repente el último verano"...

Lee Van Cleef dijo...

Josito me ha emocionado mucho este post. Tantas cosas!!!

=)