martes, 13 de septiembre de 2011

El Camino de "Friday Night Lights"


Quarterbacks enamorados, sueños rotos y esperanzas renovadas componen el alma de "Friday Night Lights".
Se trata de toda una Cenicienta televisiva, que nos ha dicho adiós este mismo año, tras cinco temporadas en antena.


Por su último curso, ha conseguido finalmente lo que deseaban muchos corazones: la nominación al Emmy como mejor serie dramática.
¿Conseguirá el touchdown definitivo el próximo domingo en la celebración de los más populares premios catódicos?


Mal vendida por la NBC como una serie deportiva, "Friday Night Lights" tuvo una trayectoria accidentada desde el primer momento.
Su discreta audiencia la ha puesto en peligro más de una vez.


Por el contrario, los unánimes piropos de la crítica y una considerable base de fans le han dado la categoría de serie amadísima en silencio.


Un simple vistazo evidencia que "Friday Night Lights" ha merecido más de lo que ha disfrutado durante los últimos cinco años.
Rodada al estilo documental, asegurando la improvisación, incapaz de ser cursi; es de lo mejor que se ha hecho en la televisión norteamericana, y muy pocos lo saben.


"Friday Night Lights" se cuenta como una radiografía de la América profunda, esa que se integra en función del deporte y la religión, que vive entre sus aspiraciones de gloria y sus continuados fracasos.
El equipo de fútbol americano del instituto es la gloria de la localidad texana de Dillon.


Sus adolescentes jugadores son tratados como estrellas, reciben una tensión inadecuada para sus edades y se saben el playbook mucho mejor que la tabla de multiplicar.
"Friday Night Lights" critica una sociedad atontada, que se cuenta a partir de los resultados del partido del viernes por la noche.
Una comunidad que muere delante de la televisión, el strip show y las carreteras a ninguna parte.


Pero también es una mirada compasiva a todos sus personajes, abordados con una humanidad y autenticidad insólitas en televisión.


"Friday Night Lights" es una de las pocas series contemporáneas que está protagonizada por buenas personas. Al menos, por personas normales.
Quizá sea lo que pueda explicar su discreto éxito.


Sus protagonistas son el Entrenador Eric Taylor y su mujer, Tami, la orientadora del instituto.
Ambos, inspiradores y sensatos, recibidos calurosamente por la comunidad.
Aún así, ésta preferirá odiarlos en ocasiones, por simple interés o al calor del momento.


Entre el deber moral, la ambición profesional y la seguridad familiar, se mueven los conflictos de Eric y Tami.
Son interpretados por los bellos y sensibles Kyle Chandler y Connie Britton, también nominados en esta edición de los Emmy.


El primer capítulo asienta el tono.
La sensación de agobio pueblerino queda completamente contagiada, mientras los personajes empiezan a seducirnos.


La acción y el heartbreak arrancan cuando el dorado quarterback, Jason Street, es víctima de un mal placaje.
El chico maravilla de Dillon se convierte en un patético juguete roto. Para los demás personajes, será un toque de advertencia.


Tyra Collette, condenada a no ser más que una stripper, es uno de los seres de Dillon que parece despertar de la abulia.
"Todo cambió cuando Jason Street se quedó en silla de ruedas", llega a decir.


Llamar serie teen a "Friday Night Lights" es un insulto; sobre todo, teniendo en cuenta los clichés y bobadas de la mayoría de programas para adolescentes.


"Friday Night Lights" va más allá y se acerca al verdadero dolor del crecer. De manera adulta, intuye, paradójicamente, lo juvenil.
No hay chaval más verosímil que ese Matt Saracen, interpretado a la perfección por Zach Gilford.


Lleno de responsabilidades, tímido, con miedo a hacer el ridículo, enamorado, Matt empieza a vivir, de la peor y mejor manera, al mismo tiempo.


"Friday Night Lights" afrontó la cancelación al término de su segunda temporada.
La plataforma digital DirecTv se comprometió entonces a su financiación y emisión compartida, salvándola del peligro y asegurando tres temporadas más.


Las dos últimas son las mejores de toda la serie.
Expulsado del exitoso y acaudalado equipo Dillon Panthers, el Entrenador Eric Taylor llega al instituto del Este, punteado por los dramas y conflictos del gueto.


"Usted me salvó la vida", le dice Vince Howard al Entrenador Taylor.
Para "Friday Night Lights", el deporte no es sólo el opio popular, sino también una manera de integración, un fantástico pasatiempo y un dechado de valores para la vida.


Y la emoción que transmiten las victorias de los chicos de Eric Taylor se contagia hasta para quien no sepa nada de fútbol americano.


Elogio de las bondades y miserias de un mundo imperfecto, "Friday Night Lights" es la prueba de que no hay quien cuente mejor a Norteamérica que ella misma.


Creada por el polifacético Peter Berg, "FNL" afronta ahora su último partido en los Emmy del domingo.
Se dice que tendrá secuela cinematográfica, con la urgencia de rastrear a sus personajes y sus nuevas vidas.


There's the snap!

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