domingo, 26 de octubre de 2008

Kim


Enamoró al mundo con sólo aparecer en la pantalla. Sedujo sin ningún aspaviento, porque era inexpresiva. Pero trocó su gelidez por un aura de ausencia, de somnolencia.
Kim Novak era extraña, inalcanzable y se movía con la lascivia de un gato perezoso.


La diseñaron en la Columbia, como un reemplazo a la difícil Rita Hayworth y en directa competencia con la sensación Marilyn.
La fórmula dio resultado y la Novak se convirtió en una de las actrices más populares de los cincuenta.


Con el tiempo, se discutió su capacidad dramática, pero su cetro de diva de Hollywood estaba ya bien asentado.
Como las grandes estrellas, como los constructos audiovisuales más genuinos, Kim ha resultado más un tótem que una intérprete. Nadie puede discutirla, porque es Kim Novak y no hubo otra.


Quizá la victoria de Kim fue participar en películas memorables, en las que salía bellísima frente a una cámara que decidió adorarla.
Demostró que, además de bella, era también erótica, y el mejor ejemplo fue su ardiente baile con William Holden en "Picnic".


El embarazo de Vera Miles arruinó los planes de Hitchcock de introducirla en su película más obsesiva y ambiciosa. Así fue como Kim Novak llegó al mundo de "Vértigo", en el papel doble de Madeleine Elster/Judy Barton.
Todavía permanece como su interpretación más célebre.


La Novak era perfecta para provocar esa mezcla de distancia y sexualidad buscada por el señor Hitchcock. En cualquier caso, el gran Alfred no quedó demasiado satisfecho con Kim.


Los sesenta pillaron desprevenida a la Novak, que rechazó papeles jugosos y se embarcó en producciones equivocadas.
La piedra de toque fue "La Leyenda de Lylah Clare", desmedida sátira de Hollywood a cargo de Robert Aldrich; una película que no sabemos si nos parece horrorosa o fascinante.
En su momento, fue un fracaso total y desinteresó a Kim de la industria.


En pequeñas dosis, la Novak reaparece y sigue manteniendo una belleza tan imperial como el primer día.

3 comentarios:

Zinquirilla dijo...

Para mí es una de las actrices con presencia más etérea en la pantalla.

Jorge dijo...

Y tiene una de las espaldas más eróticas y hermosas de la historia del cine. ¿Cómo pudo obviar semejante detalle?

Groupiedej dijo...

El más claro ejemplo de que en el cine no sólo hay que ser buena actriz, incluso no es necesario ni esa. Es de mis divas preferidas, y sin duda de las pocas por las que me hubiera planteado volverme hetero.