domingo, 5 de julio de 2009

Liza


Lo heredó todo de su madre y lo multiplicó por diez.
Liza Minnelli, una diva de los pies a la cabeza, fleco, mirada y voz. Canta como si llorara y nadie puede resistirse a ella.


Nació en la Metro-Goldwyn Mayer, hija del director de cine Vincente Minnelli y de la gran estrella del musical Judy Garland.


Fue la más feúcha de las niñas de Hollywood; sus amigas de infancia eran nenas como Cheryl Crane, Mia Farrow o Candice Bergen.
Demostró pronto que era la que iba a llegar más alto.


Iba camino de la gloria cuando se dio cuenta de que ya no compartía escenario con mamá; ahora competía con Judy Garland.
Como su madre, Liza fue meteórica y, desde el principio, recibió una admiración descomunal por su voz y su personalidad.
Fue entonces cuando conoció a Peter Allen, el protegido de la Garland. Liza se casó con Peter, pese a que él fuese evidentemente homosexual.


Hollywood quiso pronto a la niña Minnelli y ella ofreció dos personajes excéntricos, protofrikis y necesitados para "El Cuco Estéril" y "Dime Que Me Quieres, Junie Moon".


Era 1969, y la gran Judy murió, consumida en una pavorosa adicción a las píldoras que acarreaba desde niña.
Todos los ojos se pusieron más que nunca en la que estaba llamada a ser su sucesora.


La reina ha muerto, viva la reina. Era el momento de Liza. Ella desafió las expectativas. La contundente respuesta fue, por supuesto, "Cabaret".
Liza fue Sally Bowles, entregándose por completo, en una interpretación sencillamente fabulosa.


El Oscar y el aplauso unánime de propios y extraños alzaron a la Minnelli como una de las grandes estrellas de los años setenta.


Además, Liza fue una de las pocas que fueron absolutas y versátiles; se movía de Broadway a Scorsese sin despeinarse el fleco.


En el apogeo de su carrera, el Studio 54 demandaba su presencia y allí estaba Liza, como toda una abeja reina del exceso sexual y químico de aquellos años.


A medida que se acercaban los ochenta, las intervenciones cinematográficas de la Minnelli se espaciaron hasta la anécdota, mientras se centraba en lo que siempre se ha sentido más cómoda: los espectáculos teatrales donde es protagonista absoluta.


Pero, como decíamos, lo heredó todo de su madre. Y las adicciones formaron parte del legado.
A sus problemas con las drogas, se ha sumado una salud muy precaria, que ha estado a punto de deshauciarla más de una vez.


Todo ello y sus inenarrables matrimonios, - cuando no son gays, son eunucos - la han hecho una figura entre patética y entrañable, que ella misma se encargó de parodiar con su intervención en la serie "Arrested Development".


Pero si hay algo que caracteriza a Liza Minnelli es que no quiere abandonar el campo de batalla y siempre encuentra fuerza para nuevas guerras.
Quizá lo aprendió desde niña, entre las bambalinas de la Metro o en los pasillos del Carnegie Hall; los grandes de verdad no se pueden permitir el lujo de morir.

6 comentarios:

Eduardo Fuembuena dijo...

Montez,

Una vez más has sabido plasmar bien la esencia del personaje y el alma de la mujer. Me alegro mucho que haya sido a propósito de Liza.

Comparto por ella una admiración parecida a la tuya y tal vez, por eso mismo, me permitirá citar tres hitos concretos en la carrera de la Minnelli, quiero decir, tres más:

- la película "A matter of time" dirigida por Vincente Minnelli, en la que su hija demostraba que el talento interpretativo desplegado con Preminger y Pakula no era espontaneo y que la perfección de Cabaret para nada casual.

- El show "Liza with a Z", idealmente preservado en cine para la posteridad y esplendorosamente vertido a DVD. Auténtico Tour de force dentro de la historia del teatro musical.

- El long play producido por los Pep shop boys "Results, una sucesión de himnos que no dejan trégua, algunos de ellos recogidos en vídeos musicales muy originales. La Minnelli, de nuevo delgada y oficialmente desintoxicada aparece en estado de gracia. Sería una de las últimas ocasiones, claro.

Se me permita termina este explayamiento, casi una diserción, recordando una memorable noche hace tres veranos, compartida con los restos de Liza Minnelli, en el Cuartel del Conde Duque de Madrid.

Saludos.

Lord Alfred

Pati Difusa dijo...

me bastó verla en cabaret cantando 'maybe this time' para amarla. el día que liza muera, el musical se quedará huérfano.

Justo dijo...

Un repaso extraordinario...

Yo tb fui al Conde Duque.. y me pareció que estaba muy en forma, me emocionó.

Este año ha sido la pregonera del Orgullo Gay de París, cuya manifestación ha encabezado. Para mi desgracia, y a pesar de que he residido allí este año, no me enteré sino a toro pasado, así es que no asistí a tan histórico evento, justo 40 años después de que muriera su madre y se produjeran los sucesos de Stonewall.

Y sí, digo lo mismo que Lord Alfred, Results es un disco delicioso, aunque parece que Liza ya no canta esas canciones... mañana, por cierto, Pet Shop Boys en Madrid. Te escribo mientras escucho su disco Yes.

Un abrazo

Josito Montez dijo...

Jo, yo quiero verla en directo!!!

Alegría de verte por aquí, Justo.

Squirrel dijo...

No soy gran fan de Liza, aunque le reconozco talento, atractivo y tirón.

Te cuento una anécdota que espero que te guste. Hace unos años estaba pasando unos días en Nueva York (casi siempre voy por trabajo, esta vez era por placer). Habíamos comprado entradas para la ópera y fuimos a recogerlas a Lincoln Center. Aprovechamos para comer por la zona y fuimos a un restaurante italiano, de cuyo nombre no me acuerdo, que está justo enfrente. Se distingue, aparte de por servir una comida muy rica, porque tiene manteles de papel. Te ponen en la mesa un cubilete con lápices de colores para que escribas, dibujes o garabatees lo que quieras en el mantel mientras llega la comida.

A nuestro lado estaba una pareja, una mujer de cierta edad con gafas de sol y una gorra puestas y enfrente de ella un chico bastante más joven y muy guapo. Los camareros revoloteaban mucho a nuestro alrededor y comprendí por qué cuando la señora de la gorra se puso a canturrear. Reconocí la voz de inmediato, era Liza. Cuando te pasa algo así, no puedes evitar prestar más atención de la debida a los vecinos de mesa...

Lo más gracioso fue que cuando se fueron Liza y su toy boy los camareros montaron un pollo enre sí para ver quien se llevaba el mantel pintorrejeado por Liza. Seguro que una hora más tarde estaba en venta en eBay.

Un abrazo.

Josito Montez dijo...

Jo, yo quiero que me lleven a Nueva York!