viernes, 10 de julio de 2009

Fantasmas


La quintaesencia del personaje atrapado, el fantasma quiere que la muerte sea sólo el principio de la aventura.
Se le piensa romántico, pavoroso y triste; al fin y al cabo, el fantasma no es más que el rostro del final de la vida.
Asusta a los vivos por su presencia inesperada y, normalmente, debe resolver una cuenta pendiente antes de dormir tranquilo.


Desde el alegre Casper hasta los trágicos seres de Comala, los fantasmas se mueven en la conciencia de aquellos que no quieren olvidarlos y residen en una difusa habitación estanco entre la vida y la muerte.


Las casas góticas suponen el refugio preferido de los espectros.
Peter Quint y la Señorita Jessel miran desde enfrente, intentando atraer a los niños de "Otra Vuelta de Tuerca".
Quint y Jessel, quizá dos enamorados juzgados como dos viciosos por la mente puritana y perturbada de la protagonista del relato de Henry James.


Más claramente sátiro era Belasco, el señor de "La Casa del Infierno", de Richard Matheson, cuyo imperio de sexo, brutalidad y decadencia se extiende más allá de la tumba, a través de psicofonías de placer y terror.


La Santa Compaña camina en su fantasmagoria errante a través de la noche gallega de "El Bosque Animado".
Y, tras José Arcadio Buendía, va el hombre que mató, Prudencio Aguilar, el mismo que se lava el agujero mortal de su cuello en el patio de la casa de "Cien Años de Soledad".


En el Hollywood de los cuarenta, se pusieron de moda las películas con fantasma. En un mundo en guerra, era mejor pensar que, a veces, la muerte no era el final.


Gene Tierney se enamoraba del aventurero espectro con el rostro de Rex Harrison en "El Fantasma y la Señora Muir", y ella misma irrumpía, aparentemente de entre los muertos, con el nombre de "Laura".
Pero, sin duda, el mejor fantasma es aquella que nunca aparece, pero que vive bien impresa en la mente de todos los que la recuerdan y la sufren.
Es decir, Rebecca de Winter, la insuperable primera señora de Manderley.


El buen fantasma tuvo su variante maromial y lacrimógena a primeros de los noventa, con Patrick Swayze en "Ghost", que hizo llorar a Demi Moore y a los espectadores más blanditos.


En la televisión actual, Patricia Arquette y Jennifer Love Hewitt han vuelto a poner de moda el contacto con todo tipo de ectoplasmas.


Pero nuestro fantasma catódico favorito es, sin duda, el Nathaniel Fisher de "Six Feet Under", que acude a su entierro y no puede evitar llorar en la segunda boda de su viuda.


Este espectro aportaba, en esencia, un toque sardónico a un aspecto inaceptable de la vida: la muerte y la propia desaparición.

3 comentarios:

Champy dijo...

Ay que bonitoooo, coincidimos en algo, auqnue sea poquito.

Bruce Willis no recuerdo su nombre en el Sexto Sentido es un claro ejemplo no es así?

Nicole Kidman y sus hijos, en Los otros???

2046

Ramón dijo...

Pobre Michael C. Hall, tener que acostumbrarse a ver a su padre muerto (ya fuera como Nathaniel Fisher o como Harry Morgan). Aunque a todo se hace uno.

Josito Montez dijo...

Es muy bonita "El fantasma y la Señora Muir" y tiene un mensaje genial.
Buenos ejemplos, Champy. Menos mal que esas pelis las ha visto todo el mundo, porque has hecho del "spoiler" todo un arte, jejej.
Ramón, qué feliz coincidencia has encontrado entre dos personajes, en principio, tan distintos.