viernes, 17 de julio de 2009

Besos


El beso consagra el afecto a través de los labios.
Desde el discreto saludo hasta el filetazo imperial, todos nos besamos, con mayor o menor fortuna, con más o menos deseo, con unas u otras intenciones.


La pantalla se enamoró pronto de los ósculos.
El primero fue "El Beso", de los Lumière, que hoy resulta pacato y nada sexy.
En su momento, supuso un revuelo mayúsculo, que lo tachó de improcedente y obsceno.


Con el tiempo, no sólo se toleraron los besos en las películas, sino que se deseaban. El mundo aprendió a besar gracias a Valentino y a la Garbo.
Los actores expresaban las calenturas de los personajes a través de los labios; el beso era el símbolo del sexo, especialmente si la escena iba seguida de un intrigante fundido a negro.


Hitchcock, consabido maestro del morbo, fue el rey de este tipo de insinuaciones. Basta echarle un vistazo al legendario morreo de "Notorious" (Encadenados) para comprobar la tesis.


Los novios se besan cuando se les declara casados, las abuelas prorrumpen en sonoros ósculos en las mejillas de sus nietos y, si los amigos más cordiales se encuentran, se dan dos besos como señal de reconocimiento y alegría de verse.


Las princesas catalépsicas de los cuentos de hadas piden morreo como infalible despertador, y si quieres besar a Adrien Brody, lo mejor es darle un Oscar.


La mayoría de los hombres heterosexuales no se besan entre ellos, y prefieren el recio apretón de manos, las palmaditas en la espalda y otras muestras más o menos agresivas de reconocimiento mutuo, que indique que se quieren y se aprecian, pero sin mariconadas.


Evidentemente, los homosexuales no dudan en besarse en las mejillas, en los labios y en todas partes.


Todos quieren besarse. Por eso, antes de que se acabe el mundo, bese usted.


Acérquese a su objeto de deseo y, con una mano, acaricie suavemente su mejilla, tocando sus labios con los suyos.


Bese sin fuerza, pero con contundencia; sin prisa, pero con el apuro de la emoción.
Poco a poco, proceda a fundirse en un abrazo abrumador, con las lenguas como siguientes protagonistas.


No entregue excesiva saliva, no requiera participación alguna de los dientes. Juegue, sea creativo y apasionado.
Entréguelo todo en un momento y retírese al siguiente.


Y no lo haga por nada. Sólo por el placer de sentir al otro.


Porque usted, amigo mío, ha nacido para besar.

5 comentarios:

Noé dijo...

Como decía la sulamita de el Cantar de los Cantares: "Oh, si el me besara con ósculos de su boca...que son sus amores más embriagadores que el vino". Y sí que hay de besos a besos. Desde los tiernos hasta los densos. Como prueba de esto último, chéquese la escena de Shortbus donde cantan el himno nacional de E.U. en condiciones poco comunes....

Atticus Finch dijo...

Genial tu artículo de Los Besos. Pero ¿sabes cuál fue el primer Beso Gay que se mostró en una pantalla de cine? Yo no, pero al menos creo que en el cine sonoro el honor le corresponde a Marlene Dietrich vesida de frac y con flor en los labios en la película que le dio su única nominación al Oscar, Marruecos (Josef Von Sternberg, 1930).

Lily Tenerife dijo...

Me ha encantado este pequeño ensayo. De hecho, he ido besando todas y cada una de las palabras con mis ojos y se me ha hecho corto, como todos los besos. Te envío uno desde lo más profundo de my little heart. x

MFAL dijo...

Ja!!!! Muy muy bueno.
Adrien Brody es bruto, muy bruto, la otra es Halle Berry? Creo que la dejó desfigurada después, si era ella jajaja
Muy buenas elecciones, me han gustado: Sookie y Bill (eso si que es morbo), Brian y Justin (tengo que terminar QAF) y por supuesto... el beso de los besos, llamado "beso Spiderman" que no es un clásico, pero para mí sí lo es :)
Saludos!

Josito Montez dijo...

Besos, besos y más besos, queridos míos.