sábado, 30 de mayo de 2009

Chance Wayne, Máquina del Amor


"Mi foto salió en la portada de la revista "Life".
Y, al mismo tiempo, empleaba mi otro talento. La seducción...


He alternado con la alta sociedad de Nueva York. Con discretas esposas de millonarios e ingenuas hijas en los hipódromos...
Yo les daba más de lo que recibía.
A las mujeres mayores, les devolvía la ilusión y la juventud. A las que estaban perdidas, les ofrecía compasión y una esperanza temporal.
¿A las excéntricas? Entendimiento, tolerancia...


Iba ascendiendo hacia el triunfo. Mi nombre aparecía en los periódicos. Me prometieron un papel en Broadway. Hollywood me tentaba. Empezaba a ser alguien.


Y llegó el momento de volver a casa a buscar a mi chica para llévarmela, tal y como había prometido.
Cuando llegué, la ciudad se estremeció.


Nunca preguntó por las otras. No hacía falta. Sabía que nada de lo que yo hiciera, podría borrar nuestro amor o la felicidad que nos daba.
La gran diferencia entre las personas no está en ser rico o pobre, o bueno o malo. La mayor de todas las diferencias está entre los que han sabido amar y los que no."


El gigoló Chance Wayne (Paul Newman) rememora un pasado idílico de éxito rápido y amor profundo, en presencia de su última cliente, la extravagante diva Alexandra del Lago (Geraldine Page) en "Dulce Pájaro de Juventud" (1962)

2 comentarios:

Eduardo Fuembuena dijo...

Vi esta película con no más de 15 años y no me gustó demasiado. La volví a ver al menos un par de veces a lo largo de los años y me pareció pálida y descolorida en comparación con "la gata".

Anoche le dí una nueva oportunidad, (por su artículo y porque Richard Brooks es único) y reconozco que me gustó mucho todo ese aglomerado excesivo de cosas superpuestas. Y si, las escenas entre Alexandra del Lago, (mi alter ego) y Chance son antológicas.

Aún así la opuesta versión de Nick Roeg me sigue gustando más.

Saludos

Josito Montez dijo...

Me alegro de que le haya dado otra oportunidad.
Nunca ha sido una película demasiado valorada y, en cambio, a mí siempre me ha encantado. Incluso hubo una época en que solía ponerla entre mis favoritas...