jueves, 28 de febrero de 2008

Goran Visnjic


Nuestra mini-saga "Doctores Buenorros de la Televisión" debe continuar con un hombre que nos ha devuelto el amor por el Mediterráneo Oriental, en general, y por los Balcanes, en particular.
Es decir, el Doctor Luka Kovac de "ER", más conocido en la vida real como el actor croata Goran Visnjic.


Todo lo que se refiera a Goran me provoca un serio desequilibrio hormonal. Nervios, sudoración excesiva, ganas de que me muerda el cuello.
Cuando Goran sonríe, oigo la llamada de Transilvania. No habría Drácula más idóneo que él.


Llegó a "ER" en 1999, al principio de la sexta temporada, tras la salida de George Clooney. Las comparaciones fueron inmediatas, pero bastante inútiles.
Goran no era un recambio y así lo ha demostrado.
Todavía sigue vinculado a la serie, siendo ahora el miembro más antiguo entre el reparto. Sus apariciones en esta temporada decimocuarta son esporádicas, pero ha prometido seguir.


En el mismo año de la llegada de Luka Kovac al County General apareció otro personaje querídisimo: Abby Lockhart, interpretada por la genial Maura Tierney.
Y la suerte de Abby es tener enamorado a ese Luka traumatizado, bellísimo, de acento eslavo, incisivos prometedores, cabello arrebatador y mirada azul.


Ya lo sabía Madonna cuando había elegido a Goran para que la sobara toda en su vídeoclip "The Power of Goodbye".
Visnjic iba a dar que hablar y así ha estado en varias listas de hombres sexys de la televisión.

La contrapartida ha sido el desmentido del rumor que lo incluía en "Quantum of Solace", la nueva entrega de Bond, como antagonista de Daniel Craig. Ese encuentro de semejantes titanes tendrá que esperar.
De momento, deseo que, si me tienen que atender de urgencias, sea Goran el único que me ausculte.

martes, 26 de febrero de 2008

Louella De Ville


Hubo una época que todos temían a Louella Parsons en Hollywood. Fue la periodista de cotilleo más importante de la era dorada de los estudios y, por ello, formaba parte del show. De ese show que se beneficia de la crónica negra y de la infamia para perpetuar su interés.

Louella podía arruinar reputaciones con un solo comentario, ya fuera a través de la radio o de la prensa. Y entonces, eso significaba la muerte artística. Los dardos que la Parsons dedicó a la indomable Frances Farmer fueron significativos en ese sentido.


Porque la celebridad que deseara buena prensa, tenía que sublevarse al "poderío Louella". Se convirtió pronto en el árbitro social y moral del show business. Lo sabía todo siempre y antes que nadie.

Su reinado en el chismorreo se vio perturbado en 1937, con la aparición de la que fue su gran rival, Hedda Hopper.


Hedda, que había sido actriz y había contado entonces con la aprobación de Louella, se convertía de la noche a la mañana en su némesis. Igual de bruja que la Parsons, los famosos de Hollywood se dividían entre los adictos a Louella y los partidarios de Hedda.
Los años sesenta supusieron el final del aquelarre parsoniano. Su influencia había bajado considerables enteros y Louella se retiró.

Pero, ¿por qué durante tanto tiempo Louella Parsons tuvo tanta importancia? ¿Por qué se convirtió su favor mediático en imprescindible para triunfar? ¿Por qué llegaba a todos?

Guionista de películas mudas y articulista durante los años veinte, su ambición atrajo la atención del magnate William Randolph Hearst (la evidente inspiración de Orson Welles para su "Ciudadano Kane"). Durante años, Hearst aseguró la pervivencia de los cotilleos de Louella en su poderosa red de prensa y radio a lo largo del país.


Mientras todos los periodistas atacaban con saña a la actriz Marion Davies, novia y protegida de Hearst, Louella pedía que le diesen una oportunidad a la "pobre" muchacha.

La voz de su amo. Y según Kenneth Anger, una buena boca cerrada para lo que le interesaba. El gran secreto que se quedó en la lengua de la terrible Parsons fue el asesinato de Thomas Ince a bordo del barco Oneida. Viajaban en él Hearst, Marion Davies, Chaplin y la misma Louella.

Lo que allí se sucedió se quiso ocultar, por lo que nunca quedó aclarado. En cualquier caso, Hearst fue el primero que puso precio al silencio de Louella Parsons.

lunes, 25 de febrero de 2008

El Oscar es...


- El premio de la Academia de Cine yanqui.
- Un chaval de Puertollano que venía a comer a casa.
- El objetivo de mi veneno en el día de hoy.
- La puesta de largo de la industria de Hollywood y una de sus grandes armas promocionales.
- Desesperadamente impreciso.


- El coñazo más disfrutable.
- La pesadilla de Lauren Bacall.
- Una manera de admirar y criticar los trapos ajenos.
- Aquel que premia al que no se lo llevó el año pasado, al que no se lo ha llevado en cuarenta años, al que está de moda o al que está al borde de la tumba.
- Myrna Loy nunca recibió ni una sola nominación.


- Hitchcock y Barbara Stanwyck jamás fueron galardonados.
- Adicto a premiar mamotretos, del tipo "El gran Ziegfeld" o "Titanic".


- Un lavado de cara en toda regla. Se premia un supuesto prestigio una vez al año, y se sigue vendiendo porquería el resto del tiempo.
- Cabrea, es injusto, pero no hay quien se lo pierda.
- Y, claro, premiaron a "Crash" por encima de "Brokeback Mountain".


- Bah, cállate, que le dieron cuatro a la Katharine Hepburn y seis a "Eva al desnudo". Algo sabrán los pobres.

(y después... La Crónica de los Oscars 2007-08)

sábado, 23 de febrero de 2008

Trío


¿Para qué conformarse con uno cuando puedes quedarte con los dos? Es cuestión de plantearlo. Los dos aceptarán. Preferirán estar contigo de manera compartida que quedarse solos.
Habéis entrado en el mundo del ménage à trois.

Ahora las reglas son cosa de tres. ¿Una cama bien grande de 4x4 o mejor un trío de pequeños lechos, como los Ositos de Ricitos de Oro?
Tres baños, tres cepillos de dientes, tres espejos, tres turnos, tres platos en la mesa, tres nombres en el buzón.
¿Cómo los presentarás ante las visitas?
Si has llegado a ese nivelón de relaciones amorosas, olvídate de los cotilleos, de la envidia ajena y de la maledicencia. Vives con dos. No dejes que se meta nadie más, ni siquiera a opinar.


Fíjate en la Katharine Ross de "Butch Cassidy & The Sundance Kid", en la Jean Seberg de "Paint Your Wagon", en la Miriam Hopkins de "Design For Living". Son tus antecesoras en la cuestión triatlética. Para ellas, fue la mejor manera que encontraron para ser felices. Quizá para ti sea la solución.

Si aparte de vivir tres, el sexo es también cosa de tres, habéis accedido a una fase más allá del ménage.
Es el momento del trío sexual. Uno puede quedarse mirando; pero, como dicen en "Shortbus": "mirar es participar".
Tres cuerpos que deben ordenarse, en un encuentro imperfecto y que, a veces, verge en el desequilibrio.


Mi consejo: sé siempre la estrella invitada.

martes, 19 de febrero de 2008

Queridísima Christina


Hoy estamos acostumbrados a saberlo todo acerca de las celebridades. Biografías no autorizadas, familiares rencorosos, periodistas con ganas de cotilleo; el trapo sucio es la ley.
Pero, ¿quién fue la gran pionera en destapar las miserias detrás de glamourosas fachadas? La respuesta es Christina Crawford y su novela "Queridísima Mamá".
Y la mamá en cuestión era Joan Crawford, descrita por su hija adoptiva como una alcohólica, una maniática de la limpieza y con un grave desorden de la personalidad. Pero, sobre todo, como una madre maltratadora, que en ocasiones vergía en el puro sadismo.


La reacción a la novela de Christina fue enorme y suscitó todo tipo de comentarios.
Myrna Loy, amiga de la Crawford de toda la vida, aseguró que todo lo que se decía en el libro era mentira. Myrna Loy aseguró que había coincidido con Christina en una obra de teatro en la que ambas participaban y que demostró un carácter horrible y despótico, muy alejado del papel de víctima que se otorgaba en "Queridísima Mamá".
Douglas Fairbanks, Jr., el primer marido de Joan Crawford, atajó el tema, diciendo que la Joan que conoció no era la Joan de la que se estaba hablando.

Pero otras personalidades de Hollywood verificaron con convicción muchas de las historias que relataba Christina Crawford. Entre ellas, Helen Hayes, Bette Davis, June Allyson y, especialmente, Betty Hutton.
La Hutton fue vecina de Joan Crawford durante varios años y oía en ocasiones las tremendas regañinas y los severos castigos que recibían Christina y sus hermanos.
Betty Hutton animaba a sus propios hijos a jugar con los de la Crawford, para distraerlos de lo que acontecía en la infernal casa.


Era significativo, en cualquier caso, que Christina escribiese esa novela como un ajuste de cuentas. Había sido borrada, junto a su hermano Christopher, del testamento de su madre.

Los escalofriantes sucesos relatados en el libro de Christina dañaron la imagen de Joan Crawford durante años.

La histriónica adaptación cinematográfica, protagonizada por una Faye Dunaway completamente disparatada, fue la estocada definitiva, aunque perjudicó tanto a la leyenda de la actriz como a la denuncia de su hija. La película convirtió el maltrato infantil en un motivo de risa.

Christina tampoco ha ayudado mucho a poner las cosas en su sitio.
Así, reescribió la novela, con motivo del 25 Aniversario, y la presentó rodeada de drag-queens, que imitan a su madre y organizan pases de la película a lo Rocky Horror.

martes, 12 de febrero de 2008

Tab Confidential


En los años cincuenta, Tab Hunter era un ídolo juvenil. Rubio, bonito y bronceado. En Hollywood, se sabía la verdad. Pero la ley del silencio era inevitable.

La revista Confidential publicó en 1955 que Tab había sido arrestado por la policía. Se le acusaba de conducta disoluta, tras participar en una fiesta pijama. Una fiesta en la que sólo se contaban hombres entre sus invitados.
En realidad, que el nombre de Tab Hunter apareciera en ese artículo fue un intercambio entre la Warner y la revista Confidential.
El estudio sacrificó a Tab para proteger la imagen de Rock Hudson, otro de los eminentes invitados de la fiesta.


Ese artículo pudo arruinar la emergente carrera de Tab Hunter, pero lo cierto es que el estudio se cuidó mucho de que siguiera adelante.
El escándalo quedó en el olvido. Al fin y al cabo, ¿Quién hacía mejor de cowboy, de surfista o de marine? ¿Quién daba la mejor imagen de chico norteamericano limpio y sano?
Allí estaba haciendo arder a Dorothy Malone en "Battle Cry", exitoso drama bélico que lo hizo estrella.
Todos adoraban a Tab. Si había algo que esconder, mejor que siguiera oculto.

En una sociedad y una industria tan hipócrita como esa, la fachada de Tab Hunter era aquella que lo relacionaba con chicas como Natalie Wood o Debbie Reynolds. Pura portada comercial para cubrir un secreto a voces.


En 1960, Tab ya tenía show televisivo propio.
En ese efímero momento de gloria, fue denunciado por una vecina suya, acusado de haber golpeado a su perro. En el juicio, salió a relucir que Tab había rechazado en varias ocasiones las tentativas románticas de la señora en particular. Fue absuelto.
Mientras, su programa no encontraba el suficiente apoyo de la audiencia y fue cancelado.


Los años sesenta supusieron el declive total para Hunter, sustituido en los corazones juveniles por Troy Donahue.
A finales de la década, se establecería en el sur de Francia, protagonizando varios spaghetti-westerns.
En los ochenta, Tab Hunter reaparecería, en "Grease 2" y, riéndose de su propia imagen, frente a la incombustible Divine en "Polyester" y "Lust in the Dust".

Hasta 2005, no quedaría despejada la incógnita por completo. Fue entonces cuando publicó su autobiografía, donde lo contó todo. Efectivamente era homosexual, en una época en que no se usaba la palabra gay y donde la doble vida era la norma.
Fue chantajeado en varias ocasiones, tratado con crueldad por la prensa sensacionalista y sus intentos de establecer relaciones heterosexuales se quedaron en lo platónico.
Entre sus romances, nombres tan conocidos como Anthony Perkins, Rudolf Nureyev y el patinador Ronnie Robertson.


Su geriátrica "salida del armario" lo equipara a Richard Chamberlain, otro sufriente del silencio hasta hace pocos años.


Ahora Tab Hunter, más feliz que nunca, reside en California con Allan Glaser, su pareja desde hace veinticinco años. El mismo que le animó decididamente a escribir sus memorias.

lunes, 11 de febrero de 2008

El Gay es...


- El homosexual en su versión estándar.
- Aquel para el que importa tanto el pelo como la pluma.
- El "hombre alegre".
- El que le dedica los domingos a las divas y los jueves a los maromos.
- Por mucho que se empeñe, siempre acaba siendo un cliché andante.
- El que siempre se suicidaba en el último acto de las obras teatrales de antaño.


- Ese que presume de sensible.
- El extraño pasajero en las atribuciones del género.


- Aquel que debe tener una conversación seria con sus padres una vez en la vida.
- Nacido en San Francisco, hijo de Judy Garland.
- El que recibe vocativos por los intolerantes.
- Jack "Steven Carrington" Coleman en "Dinastía". El mismo que ahora interpreta a Noah Bennet en "Héroes".


- Tenerlo de amigo ya no es la moda. Ahora lo que se lleva es tenerlo de hermano.
- El que sonríe y camina como una estrellita.
- Tan romántico que acaba entregándose a la promiscuidad.
- Adicto al kitsch, adorador del trash, figura del camp.


- Tiene un radar especial para detectar a los de su gremio. Aunque a veces no funciona bien. ¿Verdad, Miss Hall?
- Ha dejado de ser minoría, para convertirse en un público numeroso y digno de conquistar.
- Chueca es su territorio comanche.
- El único hombre que puede protagonizar una catfight.
- Aquel que siempre se siente seducido por una mujer eminentemente insoportable.
- Tab Hunter y sus amigos: mañana en "¡Notorious!"
- Bah, me gustó mucho más el artículo del porno gay.

sábado, 9 de febrero de 2008

Química


Es la clave de nuestros amores y odios. Llamamos química a las mejores relaciones, aquellas nacidas de un chispazo y dispuestas a durar. Para bien o para mal. La química es tortuosa, y sabe que su vigencia está relacionada con su carisma y su dificultad de realización.
Está presente tanto en los sentimientos positivos como los negativos. El pathos es la llave. ¿O acaso no tenemos una indudable química con nuestros mejores enemigos?
En la ficción, queremos que los personajes se magneticen entre sí; es la manera infalible de contar y hacer creíbles las historias de amistad, rivalidad, amor y desamor.
El Hollywood clásico tenía la fórmula para las aleaciones. Cuidaban hasta el borde cristalino de sus mejores cócteles.
Todas las parejas protagonistas gustaban del brillante chispazo, proveniente del laboratorio. Una manera de ilustrar su postulado de que el amor debía ser heterosexual y monógamo.
El ejemplo ideal son William Powell y Myrna Loy; es decir, Nick y Nora Charles, la cumbre del matrimonio chic y detectivesco.


Mientras, el western gustaba de que la magnetización fuese masculina. La amistad honorable y el revólver compartido también sabían del chispazo. Cada vez más homoerótico, hasta el advenimiento de los chicos de "Brokeback Mountain".
Ante tanta química depurada, no es extraño que saliesen voces cínicas o directamente protestonas.
Ahí está el manierista Sirk, subvirtiendo con malicia la aleación clásica, presentando la imposible química entre Rock Hudson y Jane Wyman.


En "Johnny Guitar", el fuego no está entre Joan Crawford y su sedado héroe, Sterling Hayden. La auténtica fuerza la consigue Joan enfrentada a su oponente, Mercedes McCambridge.
Y lo extravagante se hace el rey con la historia de amor entre la viejecita adorable y el niño friki de "Harold & Maude".

La química sigue siendo esencial. Se dice que los creadores de "Six Feet Under" vieron el cielo abierto la primera vez que Peter Krause y Rachel Griffiths se encontraron.


Las reglas de la atracción son esquivas. Y, tal vez, encontrar la horma de nuestro zapato ocurra sólo una vez en la vida.

jueves, 7 de febrero de 2008

Taye Diggs


Tranquilidad en la sala. No hay que ponerse ni nerviosa ni nervioso. Sé que es todo es un impacto contemplar al primer señor de ébano que pisa el Día del Maromo.
Pero podéis superarlo. Tomad aire y soltadlo lentamente.


Ahora se puede ver a Taye Diggs en "Private Practice", el discutible y más bien soso spin-off de "Anatomía de Grey", pero ya habíamos visto ese cuerpo y esa sonrisa con anterioridad.
Fue novio episódico de Lisa Nicole Carson, la compañera de piso de Ally McBeal, y el maestro de ceremonias de la película "Chicago".
Y los irredentos de lo negro lo recordarán también devolviéndole las ganas de vivir a Angela Bassett en "Cómo Stella recuperó la marcha".


Cada vez que aparecía Taye Diggs en "Ally McBeal", la peculiar imaginación de la abogada minifaldera se llenaba de ruidos de la jungla.
Porque Taye es, sin duda, la llamada de la selva. Por muy fino que se ponga, Diggs llama al instinto básico. Y encima parece simpático.


No hay demasiado que añadir. Sólo mirar, recrearse e imaginar.
Permitidme citar a las dos señoritas que pedían con insistencia la presencia de un rey de Afroamérica en un jueves maromil.
Las mismas damas que se hacen llamar mis hermanas. Espero que Taye os complazca, queridas.

martes, 5 de febrero de 2008

Lauren Chapin Knows Worst


La industria está trufada de niños que no pueden crecer. No tienen la misma suerte que Natalie Wood, Jodie Foster o la mismísima Liz Taylor.
Casi todos los intérpretes infantiles y juveniles llegan a un abismal punto de no retorno, que marca sus vidas.
Uno de los casos más espeluznantes lo compone Lauren Chapin, estrella prepúber de la televisión norteamericana de los años cincuenta.

Lauren Chapin era conocida por ser la pequeña de los Anderson, en la sitcom "Father Knows Best", emblemática reivindicación televisiva de la familia bien avenida, en plena América de Eisenhower.
Protagonizada por Robert Young y Jane Wyatt, la serie ocupó la segunda mitad de la década con gran éxito.


La Chapin tenía once años cuando fue elegida para ser "Kitten" Anderson, quintaesencia de lo cute.
Cuando cumplió los quince, terminó "Father Knows Best". Y comenzaría la tragedia de Lauren Chapin.

Con dieciséis años, se casó con un mécanico de coches y tuvo el primero de sus ocho abortos. Su incapacidad de tener hijos la fue desesperando cada vez más. Lauren se divorció a los dieciocho.

El mismo año conocería a su nuevo novio, y fue en ese momento cuando empezaron sus adicciones al ácido y, especialmente, a la heroína.
Durante años, Lauren Chapin estuvo sumergida en una pesadilla total. Trató de cortarse la muñeca con un cuchillo en un arrebato de ira, en la misma época que pagaba sus dosis trabajando como prostituta.


Pero la raíz de sus problemas habían comenzado mucho antes.
Su padre y un amigo habían abusado sexualmente de ella, su madre era alcohólica y su hermano la había apuñalado en una ocasión. A los diez años, la pequeña Lauren había intentado suicidarse.
El vacío dejado tras el final de "Father Knows Best" fue sólo la gota que colmó el vaso en la miserable vida de Lauren Chapin.

En los años setenta, Lauren superó poco a poco sus múltiples adicciones y conflictos, con el nacimiento de sus dos hijos y con su acercamiento a la espiritualidad.
A través de la religión, Chapin encontró una manera de salir adelante. Asegura que Jesús fue su Salvador y su rehabilitador infalible. Desde entonces, su discurso inspirador es solicitado frecuentemente por varias iglesias y congregaciones.


Ahora trabaja como directiva de un hotel, promueve obras de caridad y ha creado una fundación para la vigilancia y provisión de la carrera de las estrellas infantiles.
Su hija, Summer-Healy Chapin, quiere ser cantante.

lunes, 4 de febrero de 2008

La Mujer es...


- La Gata bajo la Lluvia.
- Mi madre, mis hermanas y mis amigas.
- La de la intuición.
- La loca.
- Eva al desnudo.
- La falsa y la hipócrita.
- Esa que quiere que le hagas caso.
- La que te mira y escucha.
- La misma que está a borde del ataque de nervios.
- La diva.


- De cristal.
- La que todavía cobra menos en el trabajo.
- La que es mirada con suspicacia si folla más de la cuenta.
- La perra, la puta, la zorra, la golfa, la guarra. Es decir, para la que el idioma tiene todo un arsenal de insultos.
- La que George Cukor sabía dirigir.


- La perseguida históricamente. Malos tratos, violación, lapidación, emasculación.
- El Amor.
- La que va acompañada al baño.


- La que tiene tantas expectativas sobre ti.
- La que brilla.
- La que sabe callarse.
- La eterna reivindicada.
- La que es tan fácil odiar.
- La que debería ser para sí misma su mejor amiga.
- Bah, este blog es tan pretencioso que ni se digna a hablar de los Goya. (¡Bravo, Maribel!)

sábado, 2 de febrero de 2008

Niles Perry y Dorothy Gale


Qué difícil es descubrir el mundo adulto. Para los niños, la ruptura progresiva con la fantasía es un hecho ineludible a la hora de hacerse mayores. Descubren que la gente se muere, que no hay más paraíso que el horizonte de sus aburridos pueblos y que volar es imposible.

En "Oz, un Mundo Fantástico", Dorothy está a punto de ser sometida a un electroshock. Al borde del siglo XX, sus relatos de fantasía deben ser anulados. Es la hora de la racionalidad. Es el momento de crecer, de apaciguar la mente.


En "El Otro", la abuela de Niles Perry acaba por decirle que todo es un juego. Holland, su hermano gemelo, está muerto; mantenerlo vivo fue una manera de controlar su dolor. Ahora tiene que ver el nombre de Holland en la tumba.


Pero es demasiado tarde para aplacar a Niles y a Dorothy.
Tanto Dorothy como Niles se niegan a olvidar sus fantasías y sus mundos particulares, aquellos que han escrito con su mente y que controlan a la perfección. Se vuelven rebeldes y su irracionalidad es más poderosa que la realidad.


Dorothy es la heroína, la mercenaria voluntaria que lucha contra la irrupción de la maldad, la vanidad y la avaricia. Su misión de liberar Oz es su magnífica obsesión.
Y convierte a la niña que vio morir ahogada en Ozma, la reina de Oz. Porque siente que nadie debe morir; lo bello y lo justo deben permanecer eternamente.


Niles, el niño que se esconde en el granero, usa a su hermano muerto como el apéndice de su mente perturbada, como la justificación de sus actos criminales, como la codificación de una personalidad tempranamente contradictoria, que se niega a entender.
Su doble personalidad se esconde de la cruel claridad y es astuta. Su asesinato se beneficia del conocimiento del truco de magia.


Niles no sabe cómo funciona el mundo, pero lo intuye y lo usa en su inquietante cubículo pueril.

Dos niños desbocados. Aquella, buscando la justicia y la verdad más allá de las proporciones de Kansas; el otro, justificando el trauma de la pérdida en su opresiva granja de Connecticut.


Son los protagonistas de dos películas a reivindicar. "El Otro", de Robert Mulligan, basada en la novela de Tom Tryon, y "Oz, un Mundo Fantástico", una obra maestra total y tristemente infravalorada.
Y son también dos de los títulos favoritos del encantador muchacho que sugirió este artículo. El mismo que se cree Niles, pero que siempre será Dorothy.