martes, 19 de febrero de 2008

Queridísima Christina


Hoy estamos acostumbrados a saberlo todo acerca de las celebridades. Biografías no autorizadas, familiares rencorosos, periodistas con ganas de cotilleo; el trapo sucio es la ley.
Pero, ¿quién fue la gran pionera en destapar las miserias detrás de glamourosas fachadas? La respuesta es Christina Crawford y su novela "Queridísima Mamá".
Y la mamá en cuestión era Joan Crawford, descrita por su hija adoptiva como una alcohólica, una maniática de la limpieza y con un grave desorden de la personalidad. Pero, sobre todo, como una madre maltratadora, que en ocasiones vergía en el puro sadismo.


La reacción a la novela de Christina fue enorme y suscitó todo tipo de comentarios.
Myrna Loy, amiga de la Crawford de toda la vida, aseguró que todo lo que se decía en el libro era mentira. Myrna Loy aseguró que había coincidido con Christina en una obra de teatro en la que ambas participaban y que demostró un carácter horrible y despótico, muy alejado del papel de víctima que se otorgaba en "Queridísima Mamá".
Douglas Fairbanks, Jr., el primer marido de Joan Crawford, atajó el tema, diciendo que la Joan que conoció no era la Joan de la que se estaba hablando.

Pero otras personalidades de Hollywood verificaron con convicción muchas de las historias que relataba Christina Crawford. Entre ellas, Helen Hayes, Bette Davis, June Allyson y, especialmente, Betty Hutton.
La Hutton fue vecina de Joan Crawford durante varios años y oía en ocasiones las tremendas regañinas y los severos castigos que recibían Christina y sus hermanos.
Betty Hutton animaba a sus propios hijos a jugar con los de la Crawford, para distraerlos de lo que acontecía en la infernal casa.


Era significativo, en cualquier caso, que Christina escribiese esa novela como un ajuste de cuentas. Había sido borrada, junto a su hermano Christopher, del testamento de su madre.

Los escalofriantes sucesos relatados en el libro de Christina dañaron la imagen de Joan Crawford durante años.

La histriónica adaptación cinematográfica, protagonizada por una Faye Dunaway completamente disparatada, fue la estocada definitiva, aunque perjudicó tanto a la leyenda de la actriz como a la denuncia de su hija. La película convirtió el maltrato infantil en un motivo de risa.

Christina tampoco ha ayudado mucho a poner las cosas en su sitio.
Así, reescribió la novela, con motivo del 25 Aniversario, y la presentó rodeada de drag-queens, que imitan a su madre y organizan pases de la película a lo Rocky Horror.

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