viernes, 28 de noviembre de 2008

Quickie and Fast Love


¿Cansados de esperar el amor eterno? Lo venden en el cine y lo oyes en la radio, pero, mientras, sólo es un espejismo en la vida real.
La alta cocina se hace esperar; mientras, es recomendable no morirse de hambre y recurrir a la comida rápida. La solución: el quickie, el fast love.


Jon Peters se enamoró de Barbra Streisand en los setenta. Le produjo varias películas y le diseñó su disco más notorious: "ButterFly".
Era un intento de crear una nueva Barbra, menos clásica y más sexy y moderna. Los críticos se cebaron con el resultado, especialmente ante su versión del "Life on Mars" de Bowie. Sin embargo, fue uno de sus discos más exitosos.
Empezaba con una canción-declaración: "Love in the Afternoon".


El amor se usaba como el perfecto eufemismo. La Streisand cantaba su encuentro con un desconocido, del que no recordaba su nombre, pero sí lo que había supuesto ese inesperado quickie.
Toda una oda al polvo rápido, la canción viene a sostener que lo fortuito puede dejar una huella en el alma más profunda de lo que pudiera parecer.
He ahí la contradicción: amar deprisa es amar a cuentagotas. En lugar de darlo todo de una vez a una sola persona, se reparten pedazos de uno mismo a los amantes de un día.


En una noche, en una tarde, en un momento inconcreto, el amor rápido se encuentra fácil y se desliza solo, alérgico al mañana, como si fuera una revista de moda. Muere enseguida, como una mariposa, demasiado bella y seductora para seguir viviendo.
Deja una pequeña marca, una picadura en el alma; el aguijón suficiente para tener hambre otra vez.


Barbra no lo volvió a intentar, despreció la comida rápida y regresó a su habitual registro woman in love. Ella se lo puede permitir.

2 comentarios:

Nessa dijo...

¡Me encanta tu blog...!

Buenas noches,

Hedda
PD: Tienes una nueva fan.

Josito Montez dijo...

Bienvenida seas, Hedda. Esta es tu casa. Besos!!