viernes, 4 de diciembre de 2009

'Ladies' Men'


Se le ve venir desde lejos. Es el casanova, el donjuán, aquel que sabe ligar.
Atesora un repertorio de frases infalibles para romper el hielo, no teme a las negativas y sabe que, en cualquier caso, tiene las de ganar.


Porque casi siempre consigue lo que quiere: una noche contigo.


Pero sólo será esa noche, incauta señorita.
Una vez, te haya conocido sexualmente, esa tierra pisada dejará de tener interés.


El ladies' man siempre va caliente y vive preparado para la conquista.


Este rey de corazones salta de cama a cama con frenesí, piensa constantemente en el sexo y hace llorar a las nenas cuando no vuelve a llamar.


Pero no lo puede evitar. Se le reconoce como un hombre de apetito, practicante de la caza mayor y alérgico a los compromisos de la estabilidad.


Hay mucho sátiro en nuestras ficciones favoritas.


Esta galería de señores se extiende desde el "Tom Jones" de Thackeray, que terminaba sus comilonas con la compañía de una hembra pechugona, hasta el Don Draper de "Mad Men", que sofoca sus melancolías encamando a todo lo que lleve faldas.


En el bar de la sitcom, se acerca Barney Stinson, decidido a contarte una historia abracadabrante, para que echarle un polvo se convierta en una cuestión de vida o muerte.


Joey Tribbiani, el ligón adorable y eternamente feliz, también te entrará sin complejos. Y, ya sabes lo que dirá para saludar: How you're doin'.


Hay quien afirma que estos donjuanes son unos canallas y que caer en sus trampas es síntoma de poca autoestima.


Pero, ¿quién es capaz de resistirse?
Hasta la más cínica puede contagiarse de la fiebre del casanova.
El ejemplo más claro es aquella independiente Katharine Hepburn completamente seducida por Howard Hughes, aviador, productor y playboy hollywoodiense.


El mundo ha perseguido al ligón.
Ha sido criticado por las despechadas, y envidiado por otros hombres menos exitosos.
En los relatos más moralistas, se suele indicar que este especímen sólo necesita encontrar una mujer a su altura y enamorarse.


Hasta Jacqueline Susann intentó psicoanalizar la figura del macho promiscuo en "La Máquina del Amor".
Pretendía desvelar los motivos de su inconstancia sentimental y, de paso, juzgarlo.


En cambio, Fellini prefirió pregonar su estatus de ladies' man.


En "8 y Medio", expresaba que había sido un conquistador y un cantamañanas con las mujeres, pero no parecía mostrar síntomas de arrepentimiento.
Su intención era ilustrar las alegrías y miserias del polifacetismo sentimental.
Lo mismo hace la inminente "Nine", versión musical de ese clásico del genio italiano.


El casanova se dibuja en frases preparadas, en sábanas concurridas y en mentiras piadosas.
Te asegura que nunca pasarás una velada mejor. Y quizá tenga razón.

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