miércoles, 16 de diciembre de 2009

1994


Las revistas nos hablaban de la "Generación X".
En el cine, Winona Ryder era la imagen recurrente. "Reality Bites" hacía la pregunta.
¿Con cuál debe quedarse? ¿Con el pijo o con el desaliñado?
En pleno neohippismo, Lisa Loeb y yo teníamos la respuesta clara.


Ese año, se conmemoraron veinticinco años de Woodstock, y la ocasión la pintaba divina para hacer un remake.
Al fin y al cabo, eran los noventa, tan devotos del homenaje y la revisitación.


En Woodstock 94, también hubo juventud, rock y barro, como en 1969.
Chelsea Clinton no obtuvo el permiso de sus padres para poder asistir.


En medio de toda esta recreación de un tiempo perdido, no podía faltar una estrella del exceso, un mártir para la posteridad.
Courtney Love advirtió que su marido estaba obsesionado con el suicidio. Y el asunto pasó rápidamente de la obsesión a la ejecución.


Robaron "El Grito", de Munch, suceso significativo en el año de Rwanda, de Sarajevo y de Chechenia.


Las noticias nos devolvían imágenes de las batallas del patio de atrás, ambientadas en países que nunca iríamos a visitar y que, desde entonces, quedaron identificados con el horror.


Para Occidente, la guerra llenaba informativos y era oportunidad para tomar artísticas instántaneas en blanco y negro.
Para el Tercer Mundo, la guerra era cuestión de machetazo.


¿Problemas de salud? ¿Taquicardia? ¿Triple trauma? ¿Ganas de epinefrina? ¿Necesidad de un Doctor Amor?


Se escuchaba la sintonía de "ER" por primera vez. El County General de Chicago abría puertas, ofreciendo realismo médico y drama puntero.
Tarantino dijo que era su serie favorita.


Oh, Quentin. 1994 fue su año decisivo, con ese "Pulp Fiction" tan discutido, película generacional donde las haya.


En el sol hay un agujero negro, cantaban los Soundgarden, con un inolvidable vídeoclip pre-Wisteria Lane.
Los Counting Crows querían ser famosos, y la MTV les daba la efímera oportunidad.


La omnipresente Madonna, siempre insaciable, pretendía refinarse con "Bedtime Stories".
Cuando apareció en el programa de David Letterman, era evidente que se había dejado la finura en casa. Lo que salió de esa boca fue un festín para los censores televisivos.


Resonaban los disparos sobre el futbolista Andrés Escobar, mientras el juez llamaba loca a Lorena Bobbitt.
Disney llenaba los cines con "El Rey León" y su filosofía de best-seller.


El destronado O. J. Simpson escapaba inútilmente, a bordo de su Ford Bronco y ante una audiencia boquiabierta.
Detrás, había dejado los cadáveres de su ex mujer y del presunto amante de la señora Simpson.
Delante, le esperaba el juicio del siglo.


Chiapas empezó a arder. Y, en Sudáfrica, acabó el apartheid con la victoria de Mandela y su puño conciliador.


El magnate Silvio Berlusconi se hacía dueño y señor de Italia.
Jennifer Aniston llegaba al Central Perk vestida de novia, y yo quería ser Sandra Bullock para aquel Keanu Reeves de "Speed".


Y en Navidades, Tom Cruise mordía a Brad Pitt en "Entrevista con el Vampiro".


Sí, 1994 fue ayer.

4 comentarios:

Lee Van Cleef dijo...

Por favor, que nostalgia, me acuerdo de todo.... Quien pudiera haber seguido ese juicio de OJ por la tele.
Entrevista con el Vampiro es una de mis peliculas favoritas de todos los tiempos, me sigue impresionando y fascinando como el primer dia.
Y Speed, recuerdo que me habían llevado a verla al cine, y que estaba emocionadisima. Ay, cuando Keanu era irresistible!

Un saludo!

vertigo dijo...

QUé gran año y siempre lo llevaré asociado a la muerte de Cobain.

Cualquier año de los 90 lo recuerdo como si fuese ayer.

Josito Montez dijo...

Uh, Lo, ese odio visceral debe encubrir una interesante historia.
Lee y Vértigo, os suscribo totalmente.

El Malvado Ming dijo...

"Reality bites" es mi película de los días tristes. Infalible.