domingo, 29 de marzo de 2009

Faye


Fue una de las grandes estrellas del cine de los setenta; una mujer hermosa con un talento indiscutible, preferida por la crítica y poseedora de las armas adecuadas para seducir al público.


Pero Faye Dunaway sabe bien que hasta las más grandes actrices tienen dificultades.
De hecho, si no fuera tan testaruda, su estela se hubiese extinguido hace más de veinte años.
Ha asumido los fracasos, los ataques y los malos períodos. Y ha seguido adelante.


Su rostro anguloso y sus penetrantes ojos despedían el fuego de la neurosis y el poder característico de las hembras dominantes. Su voz ronca hacía el resto.


En su gran época, encadenó resonantes éxitos y la nominaron al Oscar al verla bella y lírica en "Bonnie & Clyde" y mentirosa y retro en "Chinatown".


Ganaría la estatuilla por su inolvidable Diana de "Network", periodista multiorgásmica y de taza temblorosa.
Su pareja por entonces, el fotógrafo Terry O'Neill, tomaría una fabulosa instántanea de la oscarizada la mañana después de la ceremonia.


Pero, a continuación, la buena racha acababa súbitamente y Faye asistía atónita a un declive casi total.


Joan Crawford aseguró que la Dunaway era la única actriz de su generación con madera de estrella. Y Faye le respondió de la manera menos ortodoxa.
Para el sensacionalista biopic "Queridísima Mamá", Faye no interpretó a Joan Crawford. Se convirtió en Joan Crawford.


Y la conjunción de los espíritus de las dos divas en un solo cuerpo dio como resultado la interpretación más apoteósica, histriónica y discutida de Faye Dunaway.
El estatus de culto de "Queridísima Mamá" no fue óbice para que Faye siguiera sufriendo embates de la crítica y decepciones comerciales a lo largo de la década de los ochenta.


Ya no se la tomaban en serio, y sus apariciones en títulos como "Supergirl" acrecentaban más su nueva imagen de diva del camp.
Sin embargo, nunca se ha rendido y encontró en el eclecticismo una manera de seguir adelante. Jamás le ha hecho ascos a nada y combina Hollywood, televisión y coproducciones europeas con igual garbo, mientras sus cirugías faciales desafían la imaginación.


Ahora quiere enseñar qué es aquello de la interpretación a las nuevas generaciones, porque, en definitiva, no hay otra que lo sepa mejor.


Hay mucho camino desde la Faye de "Bonnie & Clyde" a la Faye que vimos hace unas semanas en un episodio de "Anatomía de Grey".


Pero, en esencia, sigue siendo la misma Dunaway: una mujer de armas tomar.

3 comentarios:

Eduardo Fuembuena dijo...

Queridísima Faye....

Ojalá logres sacar adelante Master Class, el biopic de la Callas a la que tan bien interpretaste en escena.

Ernesto dijo...

Genial en Queridísima mamá! Lástima que haya sucumbido también a las operaciones esta mujer. Qué guapa que estaba en Bonnie & Clide dios!!...

Justo dijo...

En España la disfrutamos no hace demasiado en En brazos de la mujer madura.. no se me ocurre ninguna estrella de las de ahora a la altura de la fascinación que ella ejerce.